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Red Internacional
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Opinión. Debate2023: lo nuevo estuvo a la izquierda

Con un mirada anticapitalista y socialista, Myriam Bregman volvió a ser protagonista de la noche. Milei, Massa, Bullrich y Schiaretti rivalizaron por una agenda de derecha que ha venido fracasando por décadas.

Lunes 9 de octubre de 2023 10:47

En tu lista también hay chorros”. Esa fue la forma nada elíptica que eligió Javier Milei para contestar las acusaciones de Patricia Bullrich. Segundos antes, la candidata de Juntos por el Cambio lo había acusado por sus vínculos con ese eterno menemista que lleva por nombre Luis Barrionuevo.

La frase solo constata lo evidente: el candidato que pretende robarse la idea de la libertad y presentarse como “lo nuevo”, construye su fuerza política en base a retazos de las viejas coaliciones en crisis. Navegando en el mar de incertidumbre de la política capitalista, recoge náufragos de todos los colores políticos. ¿Será por eso que nuevamente eludió el escándalo Insaurralde?

Esa labor explica un silencio que Milei y Massa comparten desde hace semanas. La pregunta la formuló Myriam Bregman en reiteradas ocasiones: ¿hubo colaboración del peronismo para el armado de las listas de La Libertad Avanza, como afirmaron Sergio Berni y Juan Grabois? En la noche de este domingo, el ministro-candidato solo eligió hace carita frente a la cámara.

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A lo largo de dos horas, Bullrich, Milei, Massa y Schiaretti pelearon la misma agenda. Repitieron los discursos desabridos contra “la inseguridad” que la población humilde escucha hace demasiados años, sin sentir resultado alguno. En una competencia por ver quien evidenciaba más sumisión ante el gran capital, reclamaron, a gritos, más beneficios para el gran empresariado. En el tema Ambiente...no hablaron de Ambiente. Tiene lógica: defienden, sin dudarlo, la agenda extractivista.

Ese conjunto de discursos no salen de un marco común: se proponen la administración de un capitalismo en crisis, subordinado al rígido esquema económico que impone el acuerdo con el FMI. A cada hora, esa orientación social y económica resulta más utópica: los bolsillos de millones crujen de secos; la inflación ofrece un golpe nuevo cada día.

Más de las discursividades, ninguno de esos cuatro candidatos propone romper ese estado de cosas. La perspectiva de Milei es, sencillamente, radicalizarlo a derecha. Para las grandes mayorías populares, eso solo puede implicar mayores desgracias.

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Lo viejo y lo nuevo

Ante los ojos de millones, lo verdaderamente nuevo fueron las ideas de la izquierda socialista, defendidas con convincente potencia por Myriam Bregman. Esto es rigurosamente cierto, aunque pueda sonarle a “afirmación dogmática” a parte de ese ejércitos de politólogos y encuestadores que inunda medios y redes para analizar cada detalle de los debates.

Lo novedoso de las ideas de izquierda radica en su abierto distanciamiento de los discursos que apuntalan el actual estado de cosas. Cuestionando las coaliciones políticas en crisis, el llamado a construir “una nueva fuerza política de izquierda, de la clase trabajadora” implica que la política pase a otras manos. A las manos de esos millones de trabajadores y trabajadoras que le dan vida al país cada día, moviendo las palancas del conjunto de la economía.

Implica, al mismo tiempo, plantear un horizonte donde la política no sea la simple administración de la crisis actual. Sino, por sobre todo, una herramienta para abrir un camino de lucha hacia una nueva sociedad “donde gobiernen los que nunca gobernaron: los trabajadores y las trabajadoras”. Una sociedad donde “toda la economía se planifique democráticamente y donde los trabajadores y las trabajadoras decidan todo en función de las necesidades sociales”.

Ese discurso articula un conjunto de ideas que plantean una ruptura abierta con este presente de declinación social y económica a la que conduce la política capitalista en sus diversas variantes. Lo nuevo, el futuro, está asociado a las ideas socialistas. Este domingo por la noche, como el anterior, lo nuevo volvió a estar a la izquierda.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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