Guatemala vive un fuerte periodo de movilizaciones, muestra de una profunda crisis política: el domingo 17 de mayo, día en el que la vicepresidenta Baldetti presentó su renuncia, un amplio movimiento democrático exigió que renuncie también el presidente.
Viernes 22 de mayo de 2015
En las imponentes movilizaciones participaron más de 60 mil personas el martes 19 de mayo. Encabezadas por el movimiento indígena tomaron las principales plazas del país exigiendo la renuncia del presidente Otto Pérez Molina.
El movimiento ha denunciado la corrupción del gobierno en el manejo de la salud pública en el que fue descubierta la cúpula del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social en tráfico de influencias. El caso culminó en el fallecimiento de 17 pacientes y más de 100 sufren serios quebrantos de salud como consecuencia de los medicamentos administrados, según información de El País.
Las demandas del nutrido movimiento pasaron de cuestionar la corrupción del régimen y han incorporado la exigencia de la nacionalización de la energía eléctrica y la prohibición de la minería a cielo abierto.
Como señala una nota: “proveniente de 20 departamentos, irrumpió, el 20 de mayo, en la ciudad capital, y por cuatro columnas diferentes, ingresaron serpenteantes directo hacia el corazón político de Guatemala, (Parque Central), bajo la consigna de: ‘Fuera políticos, empresarios y militares corruptos. Vamos por un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional.’”
El jueves 21, un Otto Molina que niega la crisis institucional en la que está sumergido su gobierno, con el aliento del pueblo guatemalteco en la nuca, anunció la destitución de tres de sus 13 ministros –del Interior, Energía y Minas, y Ambiente-, así como de altos funcionarios de esos ministerios, y la de Ulises Anzueto, titular de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (SIE).
Mientras el presidente guatemalteco se aferra al poder, y sostiene que se mantendrá hasta el último día de su mandato, el próximo 16 de diciembre, distintos analistas señalan la necesidad de que renuncie, para recomponer las cuestionadas instituciones de Guatemala.
Pero el régimen de ese país enfrenta un desafío muy complejo: recomponer su imagen en el marco de escándalos de corrupción, colusión con el crimen organizado, y una miseria insoportable para la clase trabajadora y los pueblos originarios, que a muchos orilla a emprender el “viaje de la muerte” a través de México para intentar llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor.
Las movilizaciones en curso se comparan al proceso que abrió el proceso penal al dictador Ríos Montt. El movimiento, de mayoría indígena, pone a tono al país a los movimientos que sacudieron internacionalmente desde 2011.