Muchos creyeron que terminada la dictadura de Pinochet, acabaría la represión. Lejos de terminar, esta no solo se mantuvo, sino que se ha profundizó vergonzosamente. Y hoy, a medida que se profundiza la crisis del régimen político y el gobierno pierde la iniciativa, el accionar policial se vuelve la respuesta prácticamente inmediata.
Cristian Vilches Antofagasta, Chile
Martes 16 de junio de 2015
Estas últimas semanas, diversos hechos represivos han marcado la pauta noticiosa. Desde la brutal agresión de Carabineros contra el universitario Rodrigo Avilés, los recientes desalojos de diversas universidades en toma, hasta la invocación de la Ley de Seguridad Interior del Estado contra los trabajadores del Metro que se encuentran movilizados, solo por mencionar algunos.
Dentro de todos estos ejemplos, hay uno en particular que llama la atención. En su forma y fondo. Es el reciente desalojo de los ex presos políticos en huelga de hambre de la sede del Partido Socialista. Al parecer un hecho sin precedentes, que no hace sino desenmascarar esta, su vergonzosa democracia. El desalojo de ex luchadores, por parte de las fuerzas represivas de siempre, ejemplifica la vigencia de la fórmula de democracia pactada, iniciada por Aylwin y el resto de los partidos de la Concertación, en 1990.
El desalojo policial de una generación de militantes que se enfrentó a la represión durante décadas, es una bofetada histórica. No sólo demuestra la nula respuesta que ha dado el gobierno a la huelga que llevan más de un mes, decenas de ex presos políticos a lo largo del país, sino además desnuda el carácter del actual Partido Socialista, con un remoto pasado obrero, hoy reconvertido neoliberalmente. Este accionar, incluso ha detonado la solicitud de renuncia de Isabel Allende.
El escandalo no para. Y es que mientras los escándalos Penta, Caval, SQM, boletas, se destapan día tras día y el exiguo capital político de Bachelet, decrece a su mínimo histórico, hechos como estos, reafirman como todo el régimen se encuentra en crisis. El gobierno no logra retomar el timón y es que ha rato ha perdido la brújula.
*Fotografía extraída de “El Ciudadano”