Arrancó con todo el torneo Amistad Obrera “Leo Norniella” en MadyGraf.
Andrés García Docente 9 de Abril - Prosecretario gremial Cedems Jujuy
Lunes 11 de mayo de 2015 09:20
El torneo Amistad Obrera en la ex Donnelley, hoy Madygraf bajo gestión obrera, arrancó con todo: demoliendo mitos, con gran nivel de juego y cómo su nombre lo indica, entre amigos, entre trabajadores, sin patrones ni burócratas ni gerentes.
Los trabajadores de Madygraf muestran un gran ejemplo abriendo “su” fábrica para todos los trabajadores de la zona norte. Porque cómo ellos mismos explican: “la fábrica no la queremos ni para llenarnos los bolsillos ni para hacernos grandes empresarios ni nada por el estilo. Nosotros la fábrica la queremos para que sea de todos y de la comunidad. Ya quedó demostrado al mes que estábamos produciendo, en una asamblea, se votó imprimir diez mil cuadernos y los repartimos en todos los colegios del estado, nos salió de adentro porque nosotros tenemos chicos y sabemos lo que sale un cuaderno, un libro, hojas y nosotros la fábrica la tenemos para hacer todas esas cosas. Imaginate todo lo que podemos hacer si logramos la expropiación”.
Ellos son un ejemplo de cómo darle una salida a la voracidad de los empresarios, a su egoísmo infinito, ese que llevan en la sangre por lo que para ellos los laburantes sólo somos un número en sus cuentas, por eso no les importa dejar a cientos de familias en la calle. Sólo les importan sus ganancias y su propiedad privada. Pero esta vez no se salieron con la suya y son los trabajadores y las trabajadoras las que muestran una salida a la desocupación: fábrica que cierra y despide, se la pone a producir bajo control obrero. Familias en la calle nunca más. Frente al egoísmo patronal, la solidaridad obrera.
Y como si fuera poco lo que ya hacen, junto a trabajadores de la zona, de Lear, de Kraft, de Pepsico, Stani, entre otros, lanzan un fabuloso torneo para más de cuatrocientas personas, que arrancó con todo: caños, lujos, tacos, garra, goles y sobre todo un clima de amistad y compañerismo.
“Imaginate todo lo que podemos hacer si logramos la expropiación”. La frase queda resonando en la cabeza y me imagino todo lo mejor que estaríamos si todas las fábricas, empresas, servicios, escuelas las controláramos los y las trabajadoras para el beneficio y las necesidades de las mayorías populares, esas millones de personas que todo lo producen, hasta las riquezas de una minoría de millonarios. Qué importante que se levante este enorme ejemplo, justo ahí, en el corazón de la zona norte, donde se concentran miles de obreros y obreras y millones de dólares. Justo ahí, a metros de la emblemática Panamericana de los trabajadores de Kraft, de Lear, de Madygraf, de los docentes y tantos otros ejemplos de lucha. Justo ahí, enfrente de la Ford, el símbolo del imperio capitalista.
Pero empiezan a existir otros símbolos, más gratos, “esto es histórico, es un símbolo: estar en una fábrica tomada jugando al fútbol un montón de trabajadores”, dice un despedido de una autopartista que no se perdía este torneo ni loco.
En el mundo de las magaestrellas, el "fútbol" está en el potrero
En un día hermoso que acompañó la jornada, en un clima de compañerismo entre los trabajadores y sus familias, entre los que ya se conocían y los que empiezan a conocerse, el otro mito que se cayó a pedazos es el de que sólo puede haber buen fútbol si lo juegan millonarios profesionales con físicos de robots y enormes negociados para pocos.
En un mundo de un fútbol cada vez más de corredores, ultra-táctico, de quitar espacios y apagar la magia, en el que importa sólo el resultado, este torneo le dio aire a la pelota y a la fantasía. Aunque todos querían ganar, lo importante era jugar y divertirse y lo hicieron muy bien: con varias pisadas, toque corto, caños que despertaron el “uhhh” de la hinchada, atajadas voladoras que reventaron de aplausos, pegadas con guantes en los pies que colgaron la redonda a los 90 más de una vez.
En el subsuelo del potrero, la pelota fue bien tratada y salió de la terapia intensiva en la que la internó el fútbol de los negociados. Vibrantes partidos con garra y buen fútbol, con goles de último minuto y con algún que otro rústico por equipo, inauguraron una gran iniciativa que va a seguir regalándonos goles, alegría y organización. Como dijeron varios en las charlas que se armaron en el quincho: “está buenísimo juntarnos entre trabajadores”. Esto recién empieza y arrancó con todo.