La violencia por parte de la Bonaerense contra pobres y trabajadores no cesa. Todo un síntoma de la política del Ministro de Seguridad provincial, quien viene haciendo todo lo posible para entorpecer casos como el de Facundo Astudillo Castro.
Lunes 31 de agosto de 2020 22:37
En la madrugada del sábado se vivió un caso más de abuso policial en lo que va de esta cuarentena, esta vez en el centro de la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad de San Carlos de Bolívar. Un grupo de tareas especiales de la Policía Bonaerense, proveniente de la ciudad de Azul, irrumpió en la casa de una familia con motivo de detener a uno de los hijos, por una vieja causa acontecida en un lugar de esparcimiento nocturno de dicha localidad.
Los integrantes de la familia recibieron golpes sin mediar palabra de parte de los oficiales, en una situación en la que terminó esposado un niño de 11 años que terminó convulsionando a causa de lo ocurrido.
La persona a la que fueron a buscar recibió un culatazo en la cara y esposaron a su compañera a la fuerza, ya que la pareja se encontraba durmiendo. Se llevaron al detenido con lo que tenía puesto y estuvo incomunicado por varias horas, hasta que le permitieron contactarse con su familia.
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La Izquierda Diario dialogó con la madre del detenido, quien fue uno de los testigos directos del abuso cometido por el grupo de tareas especiales: “El sábado pasado nos cayó el grupo GAD, de la DDI de Azul. Entraron todos corriendo, con ithacas, pateando la puerta, rompiéndonos la puerta, nos pegaron ithacazos a todos por todos lados. Me agarraron de los pelos, ‘al piso, al piso’, no me daban oportunidad de agarrar al nene. Yo les decía qué querían, qué buscaban, no nos contestaban. Nos esposaron a todos, nos pegaron. Nos tiraron al piso a todos. A mi hija de 18 años, al nene de 11. A mi nieto, que tiene 4 añitos, lo agarraron del cuello, lo trajeron en el aire, todo desnudo. Al bebé de mi hijo, que tiene 3 meses, lo hicieron caer de la cama", comenzó su relato.
En el mismo sentido, afirmó: "Le pegaron un ithacazo en la cara a mi hijo. En este momento se encuentra con un hematoma y el ojo cerrado. Del otro lado del mentón tenía una parte rajada". Continuó, "no nos daban explicaciones de nada; nos pegaron a todos, nos rompieron todo, nos patearon a todos. Le pegaban a mi hijo porque lo querían a él y como nosotros intentamos defenderlo, les decíamos que paren, que dejen de golpearlo".
A pesar del pedido de la familia, la violencia no amainó, "mi otro hijo de 11 años convulsionó a partir de un ataque de nervios y se le puso la boca hinchada y morada. Uno del grupo GAD lo agarró del cuello y lo sentó en la cama y le dijo que no se hiciera el vivo, yo le dije que me lo siente en la falda, porque estaba esposada pero soy su primer auxilio, que si convulsiona se me iba a morir ahí mismo y lo soltó".
En el mismo sentido, afirmó, "Acá todo el mundo nos dice que no denunciemos a la fiscalía, hay millones de denuncias en la fiscalía de Bolívar, de Olavarría, de Azul y no nos dan pelota, porque a los diez días nos dicen (desde la fiscalía) que la causa ya caducó. No tenemos defensa de nadie".
Para finalizar, la mujer sostuvo, "mi hijo se encuentra en la comisaría de Tapalqué, el único contacto que tenemos es por teléfono. Tenemos testigos para que declaren a favor de mi hijo, hasta el médico que lo operó en el hospital. No nos dan oportunidad de declarar en Bolívar. Acá vienen y te rompen la cabeza, te arrastran y te detienen y te llevan. Ni la fiscal ni el juez nos dan pelota. Necesitamos que algún abogado de Derechos Humanos nos quiera defender, se lo pedimos por favor”.
Mientras que en la ciudad personas cercanas al poder local, incluso propios funcionarios municipales, disfrutan de juntadas y asados y cualquier otra situación que requiera el contacto social, la policía se ensaña con quienes no poseen recursos y sobreviven como pueden en el contexto actual de pandemia.
Por los golpes recibidos, el joven quedó con la mandíbula hinchada, un ojo negro y el resto del rostro deformado. Un nuevo caso que se suma a los muchos acontecidos en el tiempo que viene durando la cuarentena por la pandemia Covid-19 en la provincia y en el resto del país: según el informe del Observatorio Social Antirrepresivo de La Izquierda Diario murieron 67 personas por gatillo fácil u otras formas de violencia policial y penitenciaria, la mitad, en territorio bonaerense.
Los jóvenes de las barriadas pobres son los que vienen sufriendo los abusos de la “maldita policía” bonaerense, institución que aún conserva los viejos métodos de los años setenta y que ningún gobierno democrático desde 1983 a la fecha ha pretendido cambiar. Mientras muchos aceptan los discursos bolsonaristas de los Bullrich y los Berni, los jóvenes pobres siguen padeciendo a los uniformados de la Bonaerense.