Un informe de la cadena británica BBC reveló hoy que grandes marcas subcontratan talleres en Turquía donde explotan mano de obra de refugiados sirios. Trabajan 12 horas, cobran sólo 1, 12 euros la hora, emplean a menores de edad y no tienen las condiciones mínimas de seguridad.

La Izquierda Diario @izquierdadiario
Lunes 24 de octubre de 2016 15:29
La cadena británica BBC emitirá hoy por la noche un informe donde revela que refugiados sirios, entre ellos algunos menores de edad, trabajan en Turquía para fábricas proveedoras de marcas de ropa como las británicas Marks & Spencer y Asos, y también para las españolas Mango y Zara, según se publicó en un adelanto del programa televisivo Panorama.
"Niños refugiados en Turquía hacen ropa británica". Así se titula el informe que emitirá esta noche la cadena pública británica, que, según informa, ha descubierto a varias empresas proveedoras de dichas grandes firmas, tanto de Inglaterra como de España.
Muchas firmas fabrican las prendas en Turquía, en particular en Estambul, debido los menores costos, su proximidad con Europa y al hecho de que pueden realizar nuevos diseños en un corto periodo de tiempo, explica la BBC.
Los talleres emplean a refugiados sirios que trabajan hasta 12 horas al día y con frecuencia sin las condiciones de seguridad adecuadas. Además, se hallaron menores trabajando en diversos talleres que trabajan para las marcas británicas Marks & Spencer, Asos y Next.
En lo que respecta a Zara y Mango, los investigadores de Panorama descubrieron a refugiados del conflicto sirio, de los cuales hay unos tres millones en Turquía, trabajando turnos de 12 horas en fábricas que teñían jeans. Según el reportaje, estos trabajadores manejaban productos químicos sin siquiera máscaras protectoras.
Tanto las empresas españolas como las británicas negaron que exploten refugiados. En declaraciones a la BBC, Mango aseguró que esta fábrica había sido subcontratada por uno de sus proveedores sin su conocimiento, y que, al realizar una inspección posterior en sus locales, no halló a ningún sirio y sí "buenas condiciones, excepto algunos aspectos de seguridad personal".
Por su parte, Inditex, propietaria de Zara, afirmó que "La crisis de refugiados sirios es un desafío complejo que afecta a todos los sectores en Turquía y, aunque no hay respuesta fácil, estamos absolutamente centrados en abordar el asunto”.
La BBC descubrió a siete sirios, el más joven de 15 años, trabajando turnos de 12 horas en la principal fábrica suministradora de Marks & Spencer (M&S), que habían sido captados por un intermediario que les pagaba en efectivo apenas una libra (1,12 euros) la hora, por debajo del salario mínimo turco.
En otra parte de Estambul, el programa encontró a varios niños sirios trabajando en una fábrica donde había muestras de ropa de Asos, que realiza venta por internet.
Además varios adultos sirios y niños turcos de hasta 10 años fueron encontrados trabajando en otro taller, donde hacían pijamas para la marca británica Next.
Next respondió a la cadena pública británica que esos pijamas se los fabrica otro proveedor y argumenta cínicamente que lo mostrado por el programa pudo haber sido una mera “muestra aislada”.
Con la llegada de miles y miles de refugiados sirios que huyen de la guerra hacia Turquía, que “acordó” con la Unión europea recibir refugiados a cambio de ser incorporado al bloque común (hecho cada vez menos probable), se están produciendo más casos de explotación en talleres clandestinos.
En Turquía hay 3 millones de refugiados sirios, un 10% de los cuales viven en campos de refugiados, mientras que el resto habita en ciudades como Estambul, Gaziantep, Mersin y Killis, entre otras. Según algunas estimaciones, los sirios cobran de media unas 800 liras al mes (250 euros), muy por debajo del salario mínimo, 1.300 liras.
En el mundo hay 160 millones de desplazados, abandonados a su suerte. La respuesta europea, es el rechazo, la xenofobia, el hostigamiento, los cierres de centros de refugiados y el abandono de vidas humanas en las aguas de Mediterráneo, pero también la explotación de quienes escapan de la guerra como mano de obra barata. Al horror de las bombas se sumó la esclavización de sus sobrevivientes, utilizados para aumentar las ganancias de los empresarios europeos.