La derecha se afirma en dos políticas: pontificar demandando a Bachelet que todos admitan las irregularidades. Relanzar la agenda propia de la derecha, la seguridad, la defensa de la represión y de Carabineros. Un viraje obligado respecto a “la UDI popular” y el centro social del gremialismo, y al “centro político” de RN.
Nicolás Miranda Comité de Redacción
Viernes 5 de junio de 2015
La derecha y sus empresas
La derecha amplifica cada acto irregular de la Nueva Mayoría, ahora con las boletas a Codelco de personeros del oficialismo. Apuntan alto, y piden que Bachelet revise la continuidad de su recién designado Vocero de Gobierno, Jorge Insunza, por sus boletas a Antofagasta Minerals de Luksic y a Codelco, mientras era parlamentario miembro de la Comisión de Minería de Diputados.
Golpean para defenderse
Porque la derecha boletea, pero para empresas propias. Como Bancard de Piñera, o Penta, cuyos controladores son altos militantes de la UDI. O para empresas de su círculo de la Dictadura, como SQM del ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou.
También para nuevas empresas como Corpesca, que ahora involucra al UDI Jaime Orpis, quien recibió pagos durante su periodo senatorial que incluyó la discusión de Ley de Pesca de Longueira y benefició a las siete pesqueras que se adueñaron de los peces y mares de Chile, entre ellas, la propia Corpesca.
Orpis dijo que no se enriqueció. No es la cuestión. Justamente la cuestión es el matrimonio empresas-parlamentarios que votan leyes que afectan a las empresas.
En RN, se formalizaría a su ex presidente Eguiluz, por boletas a SQM. Además, Piñera hizo una donación con los respectivos beneficios tributarios, a su partido, que además se usó después para pagar una deuda de esta tienda, al propio Piñera.
Arrinconados, lanzaron una nueva política. Pontificar, demandando que la Nueva Mayoría admita su “pre-campaña”, que Insunza revea su permanencia en el Gobierno.
Y la completan pidiendo a Bachelet que “todos” asuman sus irregularidades. Otra política define hoy a la derecha.
La agenda de seguridad
El presidente de la UDI, Hernán Larraín, pidió al Gobierno definir agenda de seguridad con todos los partidos. Consideran que Carabineros está debilitado, como se si tratara de un ataque arbitrario. Fueron cientos de miles los que salieron a las calles repetidas veces, en vigilias, marchas y concentraciones contra la brutalidad de la represión policial. El ejemplo más dramático es el de Rodrigo Avilés.
Carabineros primero negó los hechos. Después se vio forzado a sancionar a uno de sus funcionarios, el pitonero que lanzó el chorro de agua contra el estudiante. Más tarde se negó a cumplir la directiva de sus superiores del Ministerio del Interior. Como en Dictadura, la institución desconoce en los hechos la autoridad civil.
Aún así la derecha dice que están desprotegidos, y lanzan una campaña para reforzar la autoridad de Carabineros. Van más lejos. Piñera pide reponer la rechazada Ley Hinzpeter, para reforzar los mecanismos represivos.
Un cambio de línea forzado
La derecha se ve forzada así a dejar atrás su anterior línea. Para el gremialismo, era la de la “UDI popular” y el “centro social”. Para RN era el “centro político” buscando un acuerdo con la DC.
Tan al centro como ahora el Gobierno y la Nueva Mayoría en los casos de compra-venta de los parlamentarios a las empresas, se vieron forzados a responder casi cada día a una nueva revelación en los escándalos con las empresas. Con la nueva fase de movilizaciones, refuerzan ahora su tradicional agenda de seguridad.
Con un extremadamente bajo apoyo en las encuestas de solo el 18%, buscan hacer pie en su base social tradicional, prepararse para afrontar la nueva fase de movilizaciones, y seguir insistiendo en una salida por arriba para los escándalos de las empresas.