En un intento por retomar la agenda política, la derecha y sus parlamentarios buscan bloquear el avance de diversos proyectos de la oposición, entre ellos el de la jornada de 40 hrs y la nulidad de la Ley de Pesca.
Martes 10 de septiembre de 2019
Ya hace una semana que la derecha anuncio la posibilidad de hacer envío de una “paquete” de proyecto parlamentarios de la oposición al Tribunal Constitucional. Esto bajo el argumento de ser inconstitucionales, debido a que arrogan gasto fiscal en particular o proyectos que son iniciativa exclusiva del Presidente de la República, según indicaron desde la derecha.
Esta acción ha sido respalda por la senadora y presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, así como también por la vocera de gobierno Cecilia Pérez y el abogado del gobierno Gastón Gómez.
Esta propuesta configuraría una respuesta hacia el debate abierto por la propuesta de reducir la jornada laboral a 40 hrs, un escenario incómodo para el gobierno que ha demostrado perder la iniciativa de la agenda política y la profunda defensa de la derecha a los intereses de los grandes gremios empresariales. Un medida autoritaria que trae nuevamente a colación a la “tercera cámara” del Tribunal Constitucional, uno de los enclaves autoritarios heredados de la dictadura.
Pero esta medida se ampliaría a más proyectos de la oposición, comprometiendo a 17 proyectos. Entre ellos la nulidad de Ley de Pesca, la declaración interés nacional por el litio y el proyecto de muerte digna.
Si bien es un debate que aún se está dando dentro del gobierno, delimita de forma clara lo que es el gobierno en la actual situación. Un gobierno débil como se ha demostrado en las encuestas donde aumenta su desaprobación, que defiende hasta las últimas los intereses empresariales, incluso utilizando uno de los enclaves más autoritarios que dejo la dictadura.
Esto mientras la oposición del Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría está gestando una acusación constitucional contra Cubillos, reafirmando su política de “enfrentar” a la derecha desde el parlamento. Mientras desde su dirigencias en el movimiento obrero y estudiantil mantienen una verdadera tregua, sin organizar y movilizar esta fuerza latente, única capaz de enfrentar los intereses del gobiernos y los empresarios.