¿Podrá surgir una cuarta fuerza que no quiera “humanizar el capitalismo” y realizar ciertas reformas para mejorar el Estado, sino que se plantee construir una sociedad distinta?
Miércoles 5 de julio de 2017
El llamado a la “unidad de la derecha” y un posible gobierno más represivo e intransigente
De acuerdo a datos del Servel, 1.745.250 personas fueron a votar en las primarias. La gran ganadora de la jornada fue la derecha y su actual candidato presidencial y multimillonario empresario, Sebastián Piñera. El conglomerado Chile Vamos obtuvo 1.417.637, muy superior a lo obtenido en las primarias 2013, donde, en ese tiempo, la Alianza alcanzó poco más de 800.000 votos, ante una Nueva Mayoría que logró más de 2.000.000 de preferencias.
Piñera, el empresario favorito de la derecha, con una campaña de gestión empresarial y con una posición clara y contraria a las demandas exigidas en las calles, se impuso con alrededor de 830.000 votos.
Le siguió el demagogo y populista de derecha, Manuel José Ossandón, quien durante toda su campaña aprovechó de golpear a Piñera y “diferenciarse de los corruptos”. Su franja electoral lo mostraba “cercano al pueblo”; ni de izquierda ni de derecha se planteó en reiteradas ocasiones, logrando posicionarse en segundo lugar dentro de Chile Vamos, con 372.011 votos, superando la suma que hicieron los dos candidatos del Frente Amplio.
La votación alcanzada por Ossandón no fue menor y encendió las alarmas en el comando de Piñera. Al otro día de las primarias, el jefe político de la candidatura del empresario, Andrés Chadwick, se comunicó con el alcalde de Puente Alto, Germán Codina, con el objetivo de iniciar las tratativas para que Ossandón y sus cercanos se plieguen al equipo piñerista.
También se reunieron con Felipe Kast con el objetivo de lograr una unidad total de la derecha y poder convertirse en el recambio dentro del podrido régimen político chileno. El líder de Evópoli, quien obtuvo 218.279, ahora postulará a un cupo en la Cámara Baja por el Distrito 11 (Las Condes, Vitacura, La Reina, Lo Barnechea, Peñalolén).
Pese a haberse mostrado los tres precandidatos de Chile Vamos como totalmente opuestos, y a que sus debates fueron más bien acusaciones desesperadas de un lado a otro, lo cierto es que la derecha sale fortalecida y en búsqueda de la completa unidad.
Y es que tanto Piñera, Ossandón y Kast, defienden el sistema neoliberal que rige en el país; los tres fueron claros en plantear su oposición a la demanda de gratuidad universal para todos, todos pusieron en el centro la relación estrecha que debe existir con los empresarios, se unieron para responder ante el debate de “terrorismo” en la Araucanía, ante el “aumento de la delincuencia en Chile”, entre otros temas. Buscan reponer una agenda neoliberal contra todos los sectores que han salido a luchar en los últimos años por sus derechos, y ninguno pretende acabar con este sistema heredado de la Dictadura.
Inscripción de Guillier en julio y tratativas para revertir derrota de la Nueva Mayoría
La gran derrotada fue la Nueva Mayoría y así lo ha planteado varios de sus integrantes. “Los que dijeron que las primarias serían un fiasco, se equivocaron por completo”, afirmó José Miguel Insulza, ex candidato presidencial del Partido Socialista, agregando que “el costo de nuestros errores está a la vista”.
Se preocuparon y rápidamente se fijaron una meta de votos para poder superar a Chile Vamos. Afirman que requieren de un mínimo de 40% de votos entre Guillier y Goic. Al otro día de las primarias, se reunieron todos los presidentes y líderes de los partidos del oficialismo. Buscan reagrupar fuerzas ante el fortalecimiento de la derecha y la irrupción del Frente Amplio.
Pese al error de no haber participado en las primarias, desde el guillierismo consideran que fue bajo el nivel de convocatoria del FA y que el triunfo de Piñera muestra que el abanderado independiente es el más competitivo para enfrentar a la derecha en noviembre.
Pero, aún no todo está resuelto. Desde el comando de Guillier afirman que es crucial reimpulsar el proceso de recolección de firmas que termina el 21 de agosto y que les exige 33 mil firmas para poder inscribir la candidatura presidencial. Quieren lograrlo de aquí a fines de julio, mientras que aún no logran llegar a un acuerdo parlamentario.
El oficialismo busca aunar fuerzas ante la amenaza de la derecha, pero no consigue reencantar a una población que cuestiona profundamente el régimen político y a los partidos tradicionales que han administrado y avalado las herencias de la Dictadura y la negación de los derechos sociales básicos en el país. No son tampoco una alternativa para el pueblo trabajador.
El Frente Amplio como nueva fuerza política reformista y la posibilidad del surgimiento de una cuarta alternativa
El nuevo conglomerado a la izquierda de los partidos tradicionales- y bajo una campaña de oposición al “duopolio”- obtuvo 327.595 votos. Una buena votación que los posiciona como una “tercera fuerza”, pero que no logró llegar a la meta que se propusieron. “Nos falta más trabajo territorial”, afirmó el diputado de Movimiento Autonomista, Gabriel Boric, mientras que otros integrantes plantearon dentro de sus contradicciones que no tuvieron buena llegada en “comunas populares”.
Beatriz Sánchez ganó con 221.340 votos (67,5%), mientras que Alberto Mayol alcanzó 106.255 votos (34,2%). Con Sánchez se impuso el lado más moderado del FA, la conciliación más explícita con empresarios y grupos económicos; un perfil que buscó encantar a los descontentos de la Nueva Mayoría, remarcando la unidad y el respeto por mantener las bases del Estado burgués sin mayores cambios estructurales.
¿Podrá surgir una cuarta fuerza? Ante la profunda crisis del régimen, el cuestionamiento hacia los partidos tradicionales y la indignación ante un sistema que permanece intacto en sus pilares desde la Dictadura, se hace cada vez más necesario la irrupción de una fuerza política que se proponga realmente enfrentar a los políticos corruptos y empresarios que gobiernan el país.
Una fuerza política que se proponga surgir desde las y los trabajadores, mujeres y juventud; una alternativa que no quiera “humanizar el capitalismo” y realizar ciertas reformas para mejorar el Estado, sino que se plantee construir una sociedad distinta y acabar con la explotación y opresión a la que se enfrentan millones de personas.
Esto es lo que se impulsa desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR); construir una fuerza organizada en los lugares de trabajo y estudio, impulsando candidaturas obreras y de la juventud- como en el caso de Antofagasta- que sean una voz anticapitalista y desde el pueblo trabajador. A la vez que se levantan campañas políticas como “que todo parlamentario gane como un trabajador” o la “renacionalización del cobre y recursos naturales, bajo gestión de trabajadores, para poder costear cada uno de los derechos sociales”, son algunos de los planteos en respuesta a este régimen político.
¡Porque nuestras vidas valen más que sus ganancias, ¡queremos que gobiernen las y los trabajadores!