La Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional que permite a las personas retirar parte de los fondos previsionales en control de las Administradoras de Fondos de Pensión.
La Izquierda Diario @izquierdadiario
Viernes 10 de julio de 2020 01:46
Con 95 votos a favor, 25 en contra y 31 abstenciones se aprobó en general la reforma constitucional que permite el retiro del 10% de fondos previsionales por la pandemia, pese a los esfuerzos y tratativas de último momento del Gobierno para evitar esta votación. Si bien ahora el proyecto pasará a la comisión de constitución para su discusión particular y tiene un futuro incierto, el gobierno sufrió una dura derrota.
El modelo de pensiones privadas de Chile se basa en el ahorro individual obligatorio, mediante el cual cada trabajador aporta un 10 % mensual de su sueldo bruto a un fondo de pensiones personal del que podría disponer cuando se jubila y que es gestionado por empresas denominadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
El odiado sistema de AFP ha usufructuado de los ahorros de los trabajadores desde 1980 cuando José Piñera (hermano del actual presidente) las creó, durante la dictadura genocida de Pinochet. Desde ese momento los grandes empresarios locales y multinacionales han tenido un gran fondo de capitales a su disposición para hacer lo que quieran mientras al final de su vida laboral los trabajadores reciben pensiones de miseria.
Con esta reforma se busca establecer un mecanismo transitorio de retiro parcial anticipado de los ahorros previsionales, frente a la crisis económica que se agrava severamente por la pandemia de la COVID-19; por única vez los afiliados al sistema de pensiones que lo deseen puedan retirar hasta el 10 % de sus fondos acumulados en las AFP.
En el año 2011 comenzaron a entregarse las primeras pensiones que fueron producto de este mecanismo. Este sistema otorga para la mayoría de los casos menos de la mitad del último salario a los ahorristas con mayores ingresos, y la gran mayoría recibe pensiones más bajas que el salario mínimo.
Por este motivo las AFP fueron ganando desconfianza en los últimos años, con el movimiento "No+AFP" convocando a miles en numerosas manifestaciones.
Según datos de la Fundación Sol, durante este año cerca de la mitad de los pensionados reciben pensiones por menos de 49 mil pesos chilenos (US$62 dólares estadounidenses). Todo esto contrasta con las fabulosas ganancias que obtienen las administradoras. Según datos de la Superintendencia de Pensiones las AFP tuvieron utilidades por casi US$650 millones de dólares durante 2019, un verdadero robo a plena luz del día.
Con esta votación, el Gobierno sufrió una dura derrota en la Cámara de Diputados con la aprobación en general del retiro del 10% de los fondos de las AFP. Más allá de los llamados de terror sobre una supuesta “caída generalizada” en la economía, lo cierto es que la amplia presión popular demuestra una vez más la debilidad del gobierno y la fuerza social que emergió el 18 de octubre.
La votación pone en cuestión la posibilidad de desplegar esa fuerza para terminar con las AFP y para que la crisis la paguen los capitalistas, o quedar con medidas parches ante la crisis.
Las cínicas celebraciones de la oposición (que ha mantenido y profundizado el sistema de AFP cuando le tocó gobernar) y que le han votado todas las leyes de ataque de Piñera muestran la enorme presión popular que existió por la aprobación del proyecto. Es una muestra en general de la relación de fuerzas que dejó planteado para el régimen luego de la rebelión de octubre.
Uno de los argumentos centrales utilizado por la derecha en el debate del proyecto fue de no tocar los ahorros individuales de cada trabajador. Según ellos empeorarían las pensiones, como si eso ya no fuera una realidad.
Lo cierto es que no existe un supuesto “ahorro individual” sino que por el contrario los fondos de AFP se invierten de manera indiscriminada a grandes empresas nacionales y extranjeras sin preguntarle a nadie. El supuesto derecho de propiedad de cada trabajador o de tener algún tipo de decisión sobre “sus fondos” se transforma así en una ilusión ya que esos fondos están invertidos sirviendo de dinero fresco para especuladores, banqueros y empresarios de todo tipo.
De los más de US$200.000 millones de dólares que administran las AFP, un 6,1% está invertido en acciones locales, un 51,2% en bonos nacionales, y un 42,8% está en el extranjero. Mirando estos datos se desprende que el supuesto caos que generaría liquidar esos fondos es una falacia total, los fondos no representan montos significativos en las bolsas del extranjero.
Así el debate de fondo que se abre es en qué se utilizan esos fondos y quién decide. Es decir, cómo el dinero de los fondos de pensiones no se utiliza para llenarle los bolsillos a los inversores, sino que asegurar pensiones dignas y utilizar ese gran ahorro de las y los trabajadores en función de necesidades sociales, que sea decidido democráticamente por las y los trabajadores y jubilados.
Las AFP: el pilar del capitalismo chileno
Desde su fundación en plena dictadura, las AFP se transformaron en uno de los pilares del capitalismo chileno. Se trata de un fondo general que controla seis empresas, cuatro de ellas son propiedad de capitales extranjeros. En conjunto, administran un “fondo previsional” de más de 200.000 millones de dólares, esto es, cerca del 70% del producto nacional (PIB).
¿A dónde van los fondos? 30.000 millones de dólares van a los 10 grandes bancos que operan en el país. El 30% de este fondo está invertido en EE. UU. y el 10% restante en el extranjero. El 15% son acciones de grandes grupos económicos, del grupo Luksic, Matte, Angelini, Paullman, Penta o SQM, entre otros. El sector financiero adquiere otro 20% de los ahorros de los trabajadores invertidos.
En términos sencillos, cuando solo consideramos las cotizaciones de los trabajadores, lo que se observa es lo siguiente: mes a mes, a las AFP ingresan $500.000 millones y se pagan solo $200.000 millones en pensiones. Así el fondo crece cada año sumando más y más capital a disposición de diversos sectores empresarios a costa de pensiones de hambre para el pueblo trabajador.
Por estos motivos los empresarios y sus políticos defenderán con uñas y dientes sus privilegios.
Si esta ley fue aprobada con votos de todos los sectores, es porque millones lo pedían. Miles de personas en todo el país han seguido minuto a minuto la discusión en el parlamento. La gran disyuntiva es cómo esa fuerza se despliega para terminar con las AFP y realmente lograr que la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador a partir de sus ahorros, impuestos, rebajas salariales y desempleo.
Es falso lo que plantean los parlamentarios del Frente Amplio de que por votar esta ley estamos en el principio del fin de las AFP. Para derribar el sistema de pensiones de la dictadura hay que enfrentar a los grandes grupos económicos y sus monopolios. Como se vio en octubre, sólo la fuerza de la clase trabajadora y el pueblo movilizado puede hacerlos temblar. Debemos luchar por un sistema de reparto solidario y estatal, gestionado por los trabajadores y usuarios y cuya finalidad central sea el bienestar de los miles de jubilados y jubiladas y las necesidades sociales tan apremiantes de la pandemia.