Zaragoza. Varias personas salvan su vida al esquivar la caída de un techo de una facultad que lleva años derrumbándose. Ésta es la universidad de la “década perdida”.
Lunes 26 de septiembre de 2016
FOTO: ID
El pasado viernes el techo de un despacho para cuatro personas de la Facultad de Filosofía y Letras se desplomaba sobre el mobiliario que los presentes abandonaron justo antes al oír ruidos. Los estudiantes han acudido con casco a clase y han convocado así mismo una concentración frente a la puerta de la facultad el miércoles 28 a las 12.15.
No es un incidente aislado, se han registrado desde hace casi 15 años caídas de techo, heridos, ascensores que se estropean, facultades que son desalojadas mientras vienen los bomberos, concentraciones, protestas, asambleas, comités y diplomacias universitarias que no solucionan el problema. Hay razones para temer no solo por la calidad de la educación y las instalaciones, sino de por la propia seguridad.
María Isabel, profesora afectada por la caída:
"Lo que ha pasado es que cayó la estructura del techo, falló la estructura del techo. Cayeron las bovedillas sobre el falso techo, y a su vez, éste cayo hacia abajo con todo. Si hubiera alguien abajo, es muy posible que no lo contara. Si se ven las imágenes, se ve que eso no es la caída de un falso techo, tal y como dice el Rectorado. No es, tal como se dijo, ’un incidente menor debido a los cambios de temperatura’, es un tema de estructura que afecta a toda la planta. Ha sido ahí, pero podía haber sucedido en cualquier otra zona".
Más de la mitad de las aulas de la Facultad tienen prohibida la permanencia desde este viernes, sin embargo, ya en otras ocasiones se habían sufrido caídas de partes del techo que habían dejado heridos, así como otras situaciones que no pasarían una inspección de trabajo realizada con rigor, como fallos en las estructuras eléctricas, humedades o de condiciones térmicas.
Natalia, estudiante de Información y Documentación:
"No habían pasado ni dos minutos de que evacuáramos el aula VII-inf, cuando parte el doble techo del aula se desplomó sobre la última fila. Si hubiéramos permanecido en el aula, le habría abierto la cabeza a tres compañeros que estaban sentados ahí.
Varios compañeros subieron imágenes y comentarios a Twitter, fuente de la cual los medios de comunicación obtuvieron fotografías, ya que el decanato enseguida tapó la ventanilla de la puerta del aula para evitar la difusión de los hechos.
En esa sala además, algunos compañeros han llegado a registrar, termómetro en mano, temperaturas de – 1ºC en invierno."
Ya en 2003 se anunciaba la urgencia de la reforma de la facultad, con unos planos de la misma que nunca se llegaron a utilizar, datando los actuales de 2007 mientras el inicio de la reforma se postergaría hasta 2018. Con la misma credibilidad que contaba en 2003 ese inicio que nunca llegó.
Jorge, exmiembro de la Comisión de Reforma de la Filosofía y Letras:
"La historia de la fallida de la reforma de la facultad comienza mucho antes. Ya en el año 2003 se creó una Comisión de Reforma de la facultad. En la misma se informaba de los plazos de la reforma y los miembros de la misma, tuvieron la oportunidad de ver unos planos cerrados de lo que sería la futura facultad una vez restaurada. Estos plazos ya eran muy alargados, se hablaba de 2010, aunque lamentablemente vemos como éstos se han quedado “cortos” y la situación sigue igual que entonces."
Las universidades de la década perdida
Este hecho no sólo es habitual en esta universidad, sino que es todo un ejemplo de la precarización de las universidades de la década perdida. Después de pagar unas tasas prohibitivas que dejan cada año a decenas de miles de estudiantes fuera de las aulas, entramos a una Facultad que se nos derrumba encima.
No habría un sólo Rectorado en el estado que se atreviese a trasladar su estancia bajo los techos de gran parte de esta facultad, sino que éste se dedica a destinar un presupuesto cada vez más recortado a dar más y mejores prebendas, privilegios y servicios a las empresas o a los militares del del Centro Universitario de Defensa desde su oficina palaciega en el Paraninfo.
La universidad de la década perdida es una universidad cuyos presupuestos, espacios, gobiernos y contenidos diácticos se encuentran cada vez más al servicio del capital, abriendose así al negocio de los másteres privados, de las cátedras empresariales o a la inclusión de empresarios en sus órganos de gobierno, para quienes sí se destina el dinero que no llega a una reforma de gran urgencia.
Está claro que este proceso no lo van a parar los rectores, decanos y quienes componen una auténtica “casta universitaria" que tiene cada vez más intereses lucrativos en la mercantilización de la universidad. Para muchos de ellos, dejar pasar los ataques privatizadores en la universidad, puede reportarles beneficiosos ascensos dentro la “casta” universitaria o fuera, entrando a formar parte de consejos de grandes empresas o instituciones gubernamentales.
En los diarios encontrábamos la posición del Rector, José Antonio Mayoral, quien achacaba el derrumbe a "los cambios de tiempo de estos días", asegurando que se traba de un "incidente menor", minimizando así el derrumbe, así como la acutal propuesta del Decano de la facultad, Eliseo Martín, de reubicar a los estudiantes y profesores dentro de un mes en las mismas salas sin reformar, pero con una malla de sujección perimetral, como si fuera un túnel de carreteras con peligro de desprendimientos.
A la pregunta que dirigimos al Decano de la facultad desde Izquierda Diario en relación a la responsabilidad de que se produzca un accidente por el mal estado del edificio, éste reaccionó encogiéndose de hombros para después responder de que la responsabilidad sería de la universidad o de la empresa que acredita que el dificio es seguro, sin dar una respuesta clara.
La universidad en ruinas de la década perdida se vende al mejor postor
En cuatro años, 134.000 estudiantes universitarios han sido expulsados porque no pueden permitirse pagar las tasas, han sido eliminados 115.366 puestos de profesores e investigadores universitarios y 32.000 profesores y personal no docente han sido despedidos.
A través de una serie de reformas que degradan la educación universitaria, como el Plan Bolonia o el 3+2 los últimos gobiernos han modelado la existencia de una universidad pública en venta, reforzando según palabras textuales del Ministerio de Educación, “la transferencia de conocimiento y tecnología hacia los sectores productivos” y el “diálogo” con los agentes económicos. Tampoco la enseñanza secundaria se libra del mismo proceso de acoso y derribo.
Frente a los capitalistas que ante la situación ruinosa del sistema universitario del Estado español, de la que el techo de esta facultad es una acertada metáfora, no dudan en continuar el saqueo, debemos responder basta.
Sólo un movimiento estudiantil autoorganizado, combativo y anticapitalista, aliado a los trabajadores, puede revertir la “década perdida” de la universidad.

Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.