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Red Internacional
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BARRIO CARLOS GARDEL | MORÓN. “Nuestra herencia es la precariedad”: historias de vidas abandonadas por todos los Gobiernos

Moisés y su mamá viven en el Barrio Carlos Gardel, El Palomar, hace 22 años. Su historia es la historia de muchos. Mujeres y hombres, jóvenes y viejos a los que, aún a pesar de haber laburado toda su vida, este sistema los condena a vivir en condiciones que en pleno siglo XXI son totalmente irracionales.

Florencia Sciutti

Florencia Sciutti @FlorSciutti

Celeste Vazquez

Celeste Vazquez @celvazquez1

Domingo 1ro de septiembre de 2019 17:05

“Nuestra herencia es la precariedad”: historias de vidas ignoradas por todos los Gobiernos - YouTube

* Colaboración en realización audiovisual: Magdalena Pedernera

La historia de Moisés y su mamá Sofía es la historia de muchos. De muchos que hace muchos años, o desde siempre, viven en condiciones que en pleno siglo XXI son totalmente irracionales. Sin acceso a servicios básicos como gas o agua en algunos casos y en otros sin un acceso adecuado y seguro; sin conexión segura a la red eléctrica; sin asfalto; con casas sin terminar sin puertas ni ventanas.

“Vivimos acá porque no tuvimos la suerte de tener planta ni nacer en cura de oro. Nos hacemos desde abajo y le enseñamos eso a nuestros hijos”, esas son las palabras que encuentra Sofía, que tiene 54 años y hace 22 años vino a Argentina de su Paraguay natal en busca de “una mejor calidad de vida”, para describir las razones por las que terminó viviendo en el Barrio Carlos Gardel, ubicado en El Palomar .

En 1964,el gobierno de Arturo Illia impulsó la creación de un Plan Nacional de Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE). Le tocó al gobierno de facto de Juan Carlos Onganía empezar a aplicarlo a partir de 1966, para lo cual instrumentó la planificación de una serie de planes de viviendas en diferentes zonas del Gran Buenos Aires. Así se construyó el barrio Carlos Gardel y otros, con habitantes de villas y asentamientos precarios que debido a la escasa inversión que desde el Estado se destinó para construirlo y mantenerlo, en pocos años terminaron viviendo en condiciones de infraestructura similares o peores a las que vivían antes.

“Legué a tener que juntar agua de la calle cuando mis hijos eran chiquitos”, cuenta Sofia que recién este año y con mucho esfuerzo, “cerrando los ojos” como dice ella, pudo comprarse la puerta para su dormitorio. “Ahora quiero comprar la puerta para el dormitorio de mi hija y quiero poner los pisos ”, dice.

La precariedad como herencia

Moisés tiene 26 años y vive en el barrio desde que es chiquito. “Acá a los 16 ya tenés que empezar a trabajar. Son bastante precarias las condiciones en las que conseguimos trabajo, además de cuestiones estructurales que arrastramos que tienen que ver con la educación - por ejemplo muchos no pueden terminar la secundaria-, la infraestructura del barrio, que hacen que no tengamos muchas posibilidades”.

Los menos son los que tienen suerte y entran a trabajar a alguna fábrica en blanco, mientras que a la gran mayoría, como a Moisés y sus amigos, les toca “changuear de lo que sea, albañilería, plomería, electricidad, sacar la basura, cortar el pasto, hacer mudanzas, fletes”.

A la hora de armar un curriculum, todos los que viven en ese barrio saben que lo primero que tienen que hacer es no poner su dirección real. Aunque eso no garantice nada, es un primer paso que hay que cumplir. Así y todo, Moisés solo consiguió laburos muy precarios, en negro, changas y cuando por fin pensó que la pegaba, porque entró a trabajar en el Estado haciendo lo que más le gusta que es dibujar y diseñar, lo contrataron como monotributista y después de un tiempo lo rajaron. Ahora hace “changas para sobrevivir” y ayudar con el mantenimiento de la casa en la que vive con su mamá y dos de sus hermanos.

Moisés dice que en su historia familiar, “la vida se va repitiendo”. Es que tanto su papá como su mamá trabajaron toda su vida en negro y hoy sufren las consecuencias de esa precariedad no decida por voluntad propia, sino impuesta por patrones esclavistas y un Estado que elige mirar para otro lado en un país donde el trabajo en negro es uno de los grandes problemas que padece un sector enorme de la clase trabajadora, sobre todo los jóvenes y las mujeres.

“Mi papá trabajo a la par nuestra a los 70 años picando paredes hasta que tuvo tres ACV seguido y tuvo que dejar. La precariedad en las condiciones de trabajo y de la vida es como una herencia estructural" relata Moisés. "La historia se repite: mi prima trabaja como empleada doméstica en negro, como le paso a mi mamá. Ella tiene el ejemplo de mi vieja y no quiere eso”, pero claro no es su decisión. Son otros los que deciden por ella, los que deciden que tiene que trabajar a cambio de un salario miserable, sin obra social para ella y para su hijos, sin jubilación.

Sofía ahora está sin trabajar porque se accidentó y como trabaja en negro, sus patrones la echaron. “Trabajé en una casa de familia muchos años, más de 10, pero tuve la desgracia de tener un accidente, me fracturé la muñeca izquierda y tuve varias operaciones. Estaba en negro y no tenía cobertura social. Estar en negro te perjudica mucho. Ahora entiendo cuando mis hijos me decían: ´mami pedí que te pongan en blanco´. Dos veces me prometieron que me iban a poner en blanco y no lo hicieron. Di todo en ese laburo y me echaron”.

La juventud que sale a dar pelea porque no le debe nada a nadie

"Si ha habido tantos años de un gobierno nacional y popular, ¿por qué no ha habido cambios estructurales? Y yo veo eso en este barrio. Los edificios se caen a pedazos y no se tocaron”, se pregunta Moisés. “Este barrio tiene demandas elementales y estructurales que se podrían eliminar tranquilamente con un plan de infraestructura serio que además daría trabajo, sin embargo nunca se hizo. Acá van 45 años de obras inclusas, gobierno, tras gobierno”.

Sofía cuenta que desde que ella vive en el barrio, solo se hizo un plan de viviendas desde el Estado bajo la gobernación de Daniel Scioli y también, al igual que los que se hicieron bajo la dictadura, quedó inconcluso. “Son casas muy precarias que tienen muchos problemas, incluso algunas se entregaron sin terminar en 2015, sin agua y sin luz”.

Moisés además describe cómo los más jóvenes sufren el hostigamiento permanente de las fuerzas represivas, en este caso en manos de la Gendarmería que está instalada en el barrio desde el 2014. “Hay una persecución y hostigamiento permanente con la juventud, mucho maltrato. Nos paran todos los días, hasta 3 veces por día. A medida que la crisis avance, esto va ser peor porque quieren aleccionar a la juventud porque saben que la juventud es la que puede salir a dar pelea porque no le debe nada a nadie, ni a este Gobierno ni al anterior. Es tiempo de no quedarnos, ni resignarnos y dar un paso a frente porque nadie nos está diciendo cómo salir de esta crisis”, explica Moisés que es militante del PTS e integra las listas del Frente de Izquierda – Unidad como candidato a diputado.

“Quiero que mi palabra valga y dar un paso al frente para poder ser un referente de la juventud que no se resigna, que no se queda quieta, que es rebelde, que busca todo el tiempo poder avanzar y por eso eligo ser candidato”.