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Red Internacional
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ZARAGOZA. Desalojado el CSO Loira en Zaragoza ¡Defendamos los espacios liberados frente a una ciudad para los capitalistas!

El CSO Loira, en el barrio zaragozano de La Magdalena, fue parte de la oleada de desalojos de centros sociales "más progresista de la historia", junto con el CSO La Ferroviaria en Madrid y L’Obrera en Catalunya

Lunes 18 de marzo de 2024

04.00 de la madrugada: 7 furgones de policía doblan la calle Don Teobaldo, para proceder, en el número 8 de la misma, a ejecutar la orden de desalojo del CSO Loira, en el barrio zaragozano de La Magdalena, el jueves 14 marzo, un día más tarde del desalojo del CSO La Ferroviaria en Madrid y L’Obrera en Catalunya. La oleada de desalojos de centros sociales "más progresista de la historia".

El Centro Social Okupado Loira era el antiguo restaurante “La parrilla de Don Teobaldo", que cerró sus puertas hace 8 años (en 2016), y que llevaba tiempo sin abrir desde entonces. En noviembre del año pasado (2023), el Centro Social Loira abrió sus puertas recibiendo el testigo del anteriormente desalojado CSC Luis Buñuel en Zaragoza.

Se hizo de un sitio oscuro, abandonado y lleno de mugre, un centro social autogestionado, a favor de la defensa de un espacio propio donde se pudieran mantener charlas, asambleas y cualquier debate sin necesidad de la presencia de ninguna institución o autoridad del estado capitalista, reivindicando de esta manera la libre autodeterminación y denunciando el cada vez mayor aumento de la privatización de los espacios. Además, también se hacían actividades culturales que llegaban a todo el mundo y no sólo a los mismos ricos de siempre a los que el modelo de ciudad capitalista va dirigido.

Y es que antes de que llegase el Loira, estaba el Luis Buñuel, un CSC autogestionado, también, que duró diez años, en los que además de realizar actividades socioculturales accesibles a todes, llegó a tener funciones de olla popular mientras siguieron los casos de inseguridad alimentaria. Pero, de la misma manera que desalojaron el Buñuel, aquellos enemigos de la libertad de expresión y amigos de la represión, han desalojado el nuevo CSO Loira. Pero, ¡No callamos!

Ante tal amenaza, no podemos callarnos. Es el mismo Ayuntamiento y Gobierno de Aragón que gobierno para los empresarios y desata guerras culturales de derecha, como la derogación de la Ley de Memoria Democrática de Aragón. Pero este modelo de ciudad para empresarios no quedaría completo sin seguir ejecutando desahucios cada día bajo gobiernos de derecha y “del cambio”, desalojar centros sociales como el Luis Buñuel o el Loira, a pesar de la masiva oposición vecinal o amenazar el CSO Kike Mur, siendo este último una diana desde la derecha al progresismo.

Esta lucha también apunta contra un gobierno estatal que se dice “progresista”, pero que le abre camino a la derecha y sigue aplicando, la represión y la Ley Mordaza, como en el caso de Los 6 de Zaragoza, así como los cierres de los CSO y los ataques al derecho a la vivienda. Es por todo ello, que a día de hoy seguimos luchando y gritándoles “Seguimos organizándonos, seguimos luchando y seguiremos defendiendo los espacios liberados” “¡No reblamos!”.

Precisamente lo que ha generado los espacios okupados son los efectos de los millonarios planes urbanísticos y la falta de espacios de encuentro para colectivos, vecinos y organizaciones. A esto hemos de sumar el problema de la vivienda digna, los cierres de centros municipales dedicados a la educación y a la salud, al ocio y al deporte, la represión en los barrios más pobres, y en definitiva, las grandes mutaciones urbanas al servicio del mercado -que en favor de los negocios de los grandes grupos empresariales expulsan, aíslan y privan de servicios y espacios propios a los vecinos, sobre todo los más empobrecidos-.

Es por ello que con la pelea histórica por la viviendas y los barrios ante el peligro de quienes los consideran un almacén de pobres que van a trabajar es una tarea que levantar con los métodos y organizaciones de la clase trabajadora. Defendemos los espacios autogestionados, pero también señalamos que esto es un grave problema estructural que necesita soluciones de fondo, radicales, que toquen los intereses de los grandes tenedores de vivienda, como la congelación de los alquileres, la intervención del mercado del alquiler bajo el control de los inquilinos, la expropiación de las viviendas de los grandes tenedores para crear un parque público de alquiler social, así como otras no exclusivas al ámbito de la vivienda como la incorporación inmediata de cláusulas de revisión salarial en todos los convenios que indexen el IPC de forma mensual y de forma automática o la nacionalización sin indemnización y bajo control de trabajadores y usuarios de los oligopolios de la energía y el transporte, entre otras.