Los trabajadores de la limpieza del Hospital Álvaro Cunqueiro se reunieron en asamblea el pasado miércoles para votar un preacuerdo que proponía la empresa Acciona. La huelga se suspende al ratificar los trabajadores, así como delegados de CCOO y CGT, el preacuerdo.
Jacobo A. García @Jacobscarface
Viernes 18 de diciembre de 2015
Foto: EFE
El colectivo de limpieza lleva un mes (desde el 16 de Noviembre) convocando concentraciones diarias por la mañana y por la tarde en el nuevo hospital privatizado de Vigo. En una artículo anterior describíamos cuales eran las reivindicaciones de los trabajadores. En esencia un aumento de personal para corregir el exceso de carga de trabajo con respecto al anterior Hospital Xeral. El comité de empresa había anunciado una huelga para el miércoles 16 de diciembre para ejercer más presión y obtener las demandas.
El comité de empresa pedía 24 personas fijas para cubrir el exceso de carga de trabajo, así como los medios técnicos necesarios para llevar a cabo su labor; más paños, montacargas específicos para la basura, más contenedores... así como que se cumplieran los días de descanso que les corresponden.
La empresa Acciona propuso 11 trabajadores fijos, 4 temporales y 3 más cubriendo los descansos del cuadrante, estos últimos contratados por horas. Acciona se comprometió a cubrir los traslados de modo que el Hospital Álvaro Cunqueiro siempre mantuviese estable su cifra de personal. Por otra parte, por cada 5 bajas de larga duración generarían 1 puesto. Además, se ha prometido una comisión de seguimiento para realizar un estudio de rendimiento que será elaborado por el comité y la empresa. También se ha prometido la instalación de maquinaria para el transporte e instalarán una lavadora para lavar los paños (insuficientes) y corregir las escasas medidas higiénicas en las instalaciones hospitalarias. Todas estas promesas deberían hacerse efectivas a partir del 15 de enero.
En la asamblea los trabajadores decidieron no ir a la huelga y aceptar el preacuerdo de la empresa. De entre los más de 90 trabajadores presentes, solo 2 votaron a favor de ir a la huelga y no aceptar el acuerdo y dos más se abstuvieron.
Por parte del comité de empresa, los delgados de CCOO defendieron votar el acuerdo. Cabe destacar también que los delegados de la CIGA -Confederación Intersindical Galega-defendieron no desconvocar la huelga, aunque posteriormente no participaron en la votación para dejar la elección al conjunto de la plantilla.
A 4 días de las elecciones y una mejor oferta de la empresa en el último momento, podemos ver que existía un miedo por parte de la empresa y las autoridades ante este conflicto. Además, en los últimos días asistieron más celadores y miembros de otros colectivos sanitarios para apoyar las concentraciones del colectivo de limpieza.
Sin embargo, el acuerdo es un parche insuficiente. La negociación del convenio está a la vuelta de la esquina, para el 31 de diciembre. Por lo que una huelga en estas fechas, con una posible mayor coordinación de todos los colectivos del hospital y los estudiantes hubiera ayudado a conseguir mayores conquistas. Y no sólo eso, si no a iniciar con más fuerza un amplio movimiento en defensa de la sanidad pública en Vigo y en Galicia.
En este sentido, ha podido el miedo y la resignación sobre los trabajadores, con la complicidad evidente y reprobable de los delegados de CCOO y la pasividad de los de la CGT, que dijeron que aceptarían la decisión mayoritaria y no se opusieron frontalmente al acuerdo. La combinación del corporativismo sindical y el miedo que infundió la empresa a los trabajadores fue lo que marcó el final de este conflicto.
Para ilustrar mejor en qué medida el acuerdo no responde a las expectativas iniciales, exponemos algunas cifras. En el anterior Hospital Xeral la plantilla era de 124 trabajadores. Cabe destacar que la plantilla completa era un poco mayor, distribuida por otros centros hospitalarios de la ciudad. Con la construcción del nuevo hospital Álvaro Cunqueiro se empiezan a desmantelar el resto de hospitales de la zona y actualmente la plantilla en el nuevo hospital ronda los 150 trabajadores. Sin embargo, como dijimos con anterioridad, la carga de trabajo es mucho mayor debido a que la superficie a limpiar es el triple y a la falta de medios técnicos, como mecanización del transporte de basura.
Hablando con delegados sindicales, nos cuentan que la plantilla idónea serían unos 190 trabajadores, asumiendo también una mecanización del transporte. El acuerdo de la empresa asume 168 trabajadores en total, con un incremento tan solo de 18.
En estos términos podemos definir el acuerdo como una victoria pírrica. Sin embargo esta lucha puede ilustrar a los trabajadores a través de su experiencia con la burocracia sindical. Cómo siempre las centrales sindicales (excluída en este caso la CIGA) refuerzan la posición de luchar por el “mal menor”, el que garantiza la derrota de los trabajadores a cambio de alguna migaja que pueda conceder la empresa. Pero incluso en un escenario como este, es evidente que los trabajadores tuvieron la voluntad de luchar durante un mes con concentraciones diarias que habían sido convocadas por el comité de empresa.
En cierto sentido podemos decir que la lucha sindical es como una cinta transportadora de un gimnasio; por mucho que se camine siempre se está en el mismo lugar, pero si paras se retrocede. La lucha de los trabajadores del Hospital Cunqueiro sirve para fortificar el músculo de la clase trabajadora y conseguir victorias parciales, pero ninguna victoria es permanente si no se sigue defendiendo con la movilización. Al acabar la asamblea, el trabajo se vio suspendido porque se averió una máquina compactadora de basura. Todo un símbolo de lo que significa el preacuerdo.
En plena crisis económica, es más necesario que nunca intensificar la lucha obrera, fortificar la auto-organización de los trabajadores, unificar las luchas dentro del mismo sector, forjar una alianza con los estudiantes y otros colectivos obreros, etc. En definitiva salir del corporativismo, y las migajas a las que nos tienen acostumbrados la burocracia sindical para que nos resignemos sin dar la batalla.
Sólo así será posible crear grandes movimientos para defender una sanidad y una educación públicas, en colaboración con el resto del movimiento obrero en una lucha por mayores salarios y mejores condiciones laborales y de vida. Movimientos que deben imponer a través de la movilización social una punta de lanza que sirva a la clase trabajadora y la juventud para enfrentarse a las medidas antisociales que nos hace sufrir el sistema. Todo ello, a la vez que planteamos una alternativa anticapitalista y obrera, para que la crisis la paguen los capitalistas.
Jacobo A. García
Vigo