A casi 300 años de comenzadas las excavaciones, se siguen encontrando restos de la antigua ciudad de Pompeya. Ahora se descubrió un termopolio, un puesto de comida callejera en perfecto estado.
Sábado 26 de diciembre de 2020 14:35
Los termopolios eran los lugares favoritos para los habitantes de la antigua Pompeya para comer "al paso". El mismo nombre proviene del griego ’thermopōlion’, que significa comida caliente para vender. Se cree que había unos 80 de estos lugares en Pompeya y que eran muy comunes a lo largo del mundo romano. La particularidad de este radica en ser el que mejor grado de conservación posee.
El lugar se comenzó a descubrir en 2019, y esta ubicado en la esquina de las calles Los Balcones y las Bodas de Plata. Massimo Osanna, director general del Parque arqueológico de Pompeya, señaló que se trata de una "fotografía de aquel día nefasto". En el año 79 la ciudad quedo sepultada bajo cenizas junto a su vecina Herculano, por una erupción del volcán Vesubio, en la moderna región de la Campania, al sur de Italia.
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El grado de conservación es alto, y permite encontrar nuevos frescos con dibujos de una Nereida que monta un hipocampo que se transforma en un arcoirís de colores. También hay dibujos de animales como gallos, perros y otras aves de corral. El descubrimiento permite inferir nuevos datos sobre las alimentaciones cotidianas de la población de hace dos mil años.
Fueron recuperados un fragmento de hueso de pato, restos de cerdo, cabra, pescado y caracoles en recipientes de barro, ingredientes que eran cocinados juntos como si se tratara de una paella.
En el fondo de un recipiente se hallaron alubias machacadas, que se utilizaban para modificar el sabor al vino.
Cerca del lugar fueron encontradas ánforas, una cisterna, una fuente y osamentas humanas, incluidas las de un hombre de alrededor de 50 años, cerca de una cuna de niño.
"El termopolio da la impresión de haber sido cerrado y abandonado apresuradamente por sus propietarios, aunque es posible que alguien, quizás el hombre más viejo, se haya quedado y falleciera durante la primera etapa de la erupción, al derrumbarse el desván", explicó Osanna en una entrevista a la agencia de noticias Ansa.
El otro esqueleto podría ser el de un ladrón o algún fugitivo hambriento, que fue "sorprendido por los vapores ardientes sosteniendo en una mano la tapa del recipiente que acababa de abrir", añadió.
Solamente se ha podido desenterrar un tercio de la ciudad sepultada bajo las cenizas, que tiene una extensión de 44 hectáreas.