Publicamos la Declaración política de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) frente a la "Constituyente" convocada por Maduro y la crisis nacional.
Miércoles 26 de julio de 2017
¡Ni con el gobierno de Maduro ni con la MUD! ¡Por una alternativa obrera y popular! ¡Por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre!
Una farsa sostenida en las FF.AA.
Desde el mismo momento en que Maduro hizo el llamado a una “Asamblea Constituyente”, desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) lo denunciamos como una farsa que no tenía nada que ver con un verdadero proceso democrático radical en que el pueblo trabajador tuviera alguna posibilidad de luchar por sus intereses, totalmente amañada, hecha a la medida del gobierno. Es una maniobra con que el gobierno busca una sobrevida en medio de su debacle política. Desde ese punto de partida lo hemos venido rechazando en diversos escenarios de discusión en la izquierda, estudiantiles, en acciones de calle, nuestra prensa y nuestros videos.
A pesar de que, a una semana de la fecha propuesta de su elección, no está descartado algún tipo de acuerdo entre el gobierno y la oposición de derecha que implique la suspensión o posposición de la misma, ratificamos que desde los trabajadores y sectores populares no tenemos nada que buscar en esa Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y debemos darle la espalda, no legitimando su elección en caso de llegar a darse, sin otorgan ni un solo voto que pueda brindarle algún tipo de legitimidad a esa fraude con que el gobierno, cada vez más vaciado de apoyo popular y sostenido en las FF.AA. en la represión, intenta atornillarse en el poder.
Este “proceso constituyente” se da en el marco de un estado de excepción permanente, que le da vía libre a los cuerpos represivos para hacer y deshacer a sus anchas, pisoteando derechos y libertades democráticas elementales. El gobierno prohíbe o reprime las movilizaciones que no se subordinan a lo que está dispuesto a tolerar, impide las elecciones sindicales allí donde considera que pueden ser electos dirigentes que no obedezcan al gobierno, criminalizo los paros y huelgas obreras, y hasta por repartir volantes toman represalias contra los trabajadores. El CNE impidió la legalización de organizaciones de izquierda opuestas al gobierno, así como impuso una renovación de partidos completamente antidemocrática que dejó por fuera a las organizaciones minoritarias que no cuentan con los recursos del Estado ni de los empresarios, siendo la izquierda opuesta al gobierno la que quedó sin figura legal, pues la derecha la sigue teniendo en sus grandes partidos.
Hablamos de un gobierno abiertamente bonapartista, que ha reconcentrado poderes en la figura presidencial y es sostenido fundamentalmente por las Fuerzas Armadas.
Es en estas circunstancias en las que se pretende imponer esta “Constituyente”, planteada por el mismo gobierno que bloqueó todas las elecciones que debían realizarse (referéndum revocatorio, regionales), y en un país donde el derecho a la protesta y a la huelga están profundamente limitados por la represión y coacción. Con una agresiva campaña de intimidación a los millones de trabajadores del sector público (administración pública, industrias y servicios), amenazando con represalias si no acuden a votar a legitimar este fraude.
Una ANC además completamente fraudulenta, donde tanto las bases para la elección como la selección misma de los candidatos han sido hechas y modificadas al antojo y placer del gobierno, para garantizarse la mayoría: con un representante por municipio sin importar su población, subrepresentando seriamente las ciudades y áreas más pobladas, y una representación por “sectores sociales” controlada a través del aparato del partido de gobierno, sin ninguna posibilidad real de discusión y elección democrática. Esta no será más que una elección interna del chavismo que apoya al gobierno –puesto que, como es sabido, hay sectores del chavismo que se oponen a la misma– y el resultado será, a lo sumo, un “Congreso de la Patria” ampliado, es decir, una “Constituyente” de las organizaciones creadas y dirigidas por el PSUV y sus aliados.
No hay ninguna posibilidad de que en estas condiciones y en este escenario, tal ANC puede ser una canal para la expresión de las aspiraciones democráticas, menos de las luchas obreras y populares y sus demandas. Con los niveles de restricciones democráticas, de represión y fraude de por medio, esto no es más que trampa que debe ser claramente rechazada.
Tampoco está descartado, dado el nivel de agudización de la crisis, que fracasen los intentos de llegar a algún acuerdo negociado y que la oposición logre las condiciones para un escenario en que cuente con un sector militar para una movida de fuerza que frene la ANC. En cualquier caso de salida militar golpista debemos rechazarlo claramente en las calles y en los lugares de trabajo.
Ni los paros patronales ni el gobierno de “unidad nacional” de la MUD
Una gran dificultad para los trabajadores y el pueblo pobre, a la que debemos dedicar todos los esfuerzos por remontar, es no tener al día de hoy una alternativa política propia de peso a través de la cual expresar los intereses obreros y populares. Hoy quien acapara el espacio opositor y se postula como opción de gobierno es la derecha aglutinada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), tradicional aliada a los gobiernos imperialistas de EE.UU. y Europa. Es una alternativa tan reaccionaria como el gobierno actual, que busca volver a gobernar para aplicar un plan económico más antipopular incluso que lo que vivimos hoy, y que no prescindirá tampoco de la represión contra las luchas, pues si algo sabemos es que a AD, Copei y sus herederos actuales no les tiembla el pulso a la hora de reprimir.
Por eso decimos con toda claridad que no es yendo tras las acciones de la derecha, tras de su agenda y su plan, como debemos dar lucha al gobierno, sino desde una posición de independencia política, de independencia como clase trabajadora antes ambos bandos que son variantes de una misma clase social y su sistema: el capitalismo. Una oposición que además, también apela a las Fuerzas Armadas para que sean los sables los que den una salida política a la crisis.
Es por esto que desde la LTS no respaldamos ni el plebiscito ni el paro patronal impulsados por la MUD, que buscaban empujar más la presión hacia los militares para que tomen el control de la situación, así como legitimar un eventual gobierno de la derecha y sus aliados, lo que llaman de “unidad nacional”. Es decir, un gobierno de los partidos de la MUD, sus “expertos” neoliberales y algunos ex funcionarios del chavismo descontento, sostenido por estas mismas Fuerzas Armadas y la bendición de imperialismo gringo y europeo. ¡Esa es la supuesta “unidad nacional”!
¡Rechazamos toda injerencia y sanciones imperialistas!
De la misma manera debemos rechazar todo intento de injerencia imperialista, bien sea a través de la OEA y directamente mediante sanciones. El MUD se apoya en la presión de gobiernos abiertamente represivos contra las luchas en sus respectivos países, cuando no directamente golpistas, como Temer, que no tienen ninguna moral para hablar de “democracia” y cuyas gestiones no responden a los intereses de sus respectivos pueblos. Es el mismo caso de los EE.UU. y los imperialismos europeos que son campeones mundiales en violentar derechos democráticos, en apoyar dictaduras brutales si conviene a sus intereses, y en hacer guerras de dominación contra naciones enteras.
Ni Trump ni ningún gobierno de los ricos y poderosos de EE.UU. y Europa tiene ningún derecho a imponer sanciones a Venezuela. Buscan pescar en río revuelto y aprovechar el amplio descontento contra el gobierno para reforzar su prepotencia y dominación imperialista. Rechazamos la aplicación de sanciones por parte de estos gobiernos.
Por una agenda propia de los trabajadores, por salida obrera y popular
La clase obrera necesita su agenda propia y su propia política para darle una salida a la situación. La necesidad más urgente de esta situación es poner en movimiento y en pie de lucha esa gran fuerza potencial para no quedar presos de la disputa entre dos bandos reaccionarios.
El descontento contra el gobierno no es solo entre las clases medias acomodadas, se extiende ampliamente entre la clase obrera y los sectores populares. Pero aún cuando hay importantes manifestaciones en los barrios por los servicios y acciones de desespero como los saqueos en varias de las principales ciudades del país, llegando en algunos casos a ser de envergadura (como en el sur de Maracay), son aún minoritarias con relación a la agenda y acciones de la derecha, y no llegan a constituir expresión de alguna política propia de los trabajadores y el pueblo. Acciones que, por cierto, tanto el gobierno como la MUD condenan y que son respondidas con represión y juicios militares a los detenidos.
Por eso esta es la tarea fundamental, procurar por todas las vías posible que los trabajadores aparezcamos con fuerza en la escena nacional, con nuestras propias demandas que respondan a las necesidades de los trabajadores y el pueblo pobre, con nuestros métodos de lucha, para marcar una agenda propia, la de clase obrera en alianza con los sectores populares, para no seguir subordinados a las agendas del gobierno o la derecha, para plantear una salida a la crisis en función de los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre.
Necesitamos un plan económico de emergencia, obrero y popular
Mientras el gobierno y la derecha pugnan por el poder político la crisis económica continúa descargándose brutalmente sobre nosotros, y ambos son responsables, ninguno está interesado en dar una salida acorde con las necesidades de la clase trabajadora. Por eso decimos que el plan de emergencia económica debe ser obrero y popular, porque debe responder a los intereses de la mayoría del pueblo, no puede ser cualquier “plan económico de emergencia”, que siempre son diseñados en función de garantizar los intereses y ganancias empresariales por encima de las necesidades del pueblo: es una lucha de clases donde los capitalistas buscan siempre imponer su “soluciones” a la crisis, ¡nosotros debemos oponer nuestras propias soluciones!
El país destina miles de millones de dólares al pago de la deuda externa, mientras reduce la importación de comida y medicinas, una sangría de recursos para alimentar la usura del capital financiero internacional a costa de las calamidades del pueblo venezolano. Debe cesar inmediatamente el pago de la deuda externa.
Los empresarios y banqueros de todo color político, confabulados con la burocracia corrupta, han fugado cantidades descomunales de dólares provenientes de la renta petrolera pública, dejando un gran hueco en los recursos nacionales, mientras aquí hacen falta esos recursos para todo. Deben conminarse a la repatriación inmediata de esos recursos, so pena de ser expropiados los bienes de sus propietarios y pasados control directo de los trabajadores y las comunidades, no de funcionarios del gobierno ni militares.
La inflación destroza los salarios y los aumentos, imponiéndose siempre el interés de ganancia de los empresarios y comerciantes sobre las necesidades básicas de los asalariados y pobres. El gobierno es cómplice y responsable, pues su “control de precios” es una farsa total, además que autoriza constantemente los aumentos. Necesitamos luchas por la escala móvil de salarios, que el salario aumento automáticamente al ritmo que aumente la inflación, así como por un verdadero control de precios garantizado por los propios trabajadores y sectores populares, si ninguna subordinación al gobierno, los empresarios ni los militares.
Uno de los mecanismo por los cuales el gobierno y los empresario mantienen el salario de los trabajadores por debajo del costo real de la vida, es mediante la negativa a renovar los contratos colectivos, mediante cualquier excusa, o aprobándolos por debajo de las exigencias obreras, incluso desconociendo las representaciones sindicales legítimas de los trabajadores. Esto pasa tanto en el sector privado como en el público. La discusión y aprobación inmediata de nuevas contrataciones colectivas en los términos en los que lo exijan los trabajadores y sus organizaciones, es una de las demandas fundamentales.
Tanto en el Estado como en empresas privadas vienen arreciando los despidos y las amenazas de cierre, cuando no cierres técnicos. Si ya el salario está brutalmente golpeado, los despidos son un salto en la depauperación de miles de familias trabajadoras. No es “normal” ni “lógico”, detrás de los despidos está la estabilidad de la ganancia patronal. ¡No podemos dejarlos pasar! Que los trabajadores controlen las empresas que quieran despedir o cerrar, con acceso a toda la información financiera, que las pongan en funcionamiento para garantizar los puestos de trabajo y la producción. ¡Un verdadero control obrero, sin militares ni burócratas!
Asambleas y encuentro de trabajadores
Medidas con estas que planteamos son las que pueden apuntar a respuestas a la crisis en función de las necesidades del pueblo trabajador, son medidas que no las plantean ni el gobierno ni la derecha porque van en contra de sus intereses, y que debemos imponerlas mediante la organización y la movilización.
Para poner en pie la potencial gran fuerza de los trabajadores, es necesario romper la pasividad e inmovilismo que hoy imponen la mayoría de las centrales y federaciones sindicales, así como la subordinación de las mismas a alguna de las dos variantes patronales y reaccionarias que se disputan el poder. Ni la CTV, ni la UNT controlada por Marcela Máspero, convocan a huelgas generales por estas demandas, pero sí se suman a los “paros cívicos” llamados por la derecha para sus propios objetivos, queriéndolos hacer pasar como paro de trabajadores. Por su parte, la CBST mucho menos, totalmente arrodillada ante el gobierno, siendo cómplice y parte de la intimidación contra los trabajadores del sector público para obligarlos a votar por la ANC.
Los trabajadores, activistas y sindicatos de base, debemos romper con esta situación e impulsar asambleas en nuestros lugares de trabajo, así como encuentros regionales de trabajadores en lucha, donde podamos discutir todos estos problemas y la situación del país, encuentros para definir nuestra propia agenda, para articular las luchas que hoy se dan aisladas, para tejer la solidaridad activa, para definir planes de lucha unificados por nuestras demandas. Asambleas y encuentros regionales con miras a un gran encuentro nacional de trabajadores que resuelva un plan nacional de lucha por un programa obrero de emergencia y una salida propia, de los trabajadores, independiente del gobierno y de la MUD, a la gran crisis política que vivimos.
Solo un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre puede dar una salida progresiva
Desde la LTS consideramos que solo un gobierno propio de los trabajadores, en alianza con los sectores populares y campesinos pobres, puedo darle una salida progresiva a esta situación, es decir, una salida donde no sean, una vez más, las clases populares las que se hundan más para que salgan de nuevo a flote la economía capitalista, que es la que está en crisis. Solo un gobierno obrero y popular que destruya todo el andamiaje del poder capitalista, incluyendo sus fuerzas armadas, y tome en sus manos el conjunto de la economía, puede abrir paso a la resolución íntegra de los problemas nacionales y de las mayorías trabajadoras y empobrecidas por el capitalismo.
Desde esa perspectiva estratégica, y ante la situación actual marcada por la polarización entre dos grandes fuerzas políticas reaccionarias, sin irrupción del movimiento obrero, una respuesta verdaderamente democrática y que pueda poner en cuestión ambos proyectos que persiguen sostener este mismo orden social capitalista, solo puede surgir de las manos del pueblo trabajador, peleando por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana (ACLyS), que por supuesto no es esta farsa que quieren imponer. El gobierno quiere anclarse en el poder y la derecha quiere convencernos de que todo se reduce a la salida de Maduro para que gobiernen ellos, ninguno quiere que el pueblo tome verdaderamente en sus manos su destino. Los trabajadores y sectores populares debemos decir que si realmente se quiere hablar de “democracia”, debemos darse paso a una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana donde no puede haber cuestiones fuera de su alcance, todo debe estar en discusión, y sobre todo, aquello que es la fuente de las desigualdades, de la explotación y usura contra las mayorías nacionales: la propiedad de la tierra, de los medios de producción (empresas, bancos), las propiedades imperialistas, los cuerpos de “seguridad”.
Una ACLyS sin Estado de excepción ni ninguna de las restricciones antidemocráticas que imperan hoy, elegida bajo condiciones verdaderamente democráticas, sin ninguna proscripción ni ventajismo proveniente de los recursos del Estado o los capitalistas, que concentre las funciones legislativas y ejecutivas, eliminando la figura presidencial, tan proclive a los bonapartismos. Si esa Asamblea no tiene el poder de ejecutar sus decisiones estaría condenada a la impotencia y no sería ningún poder constituyente de verdad.
Ante el actual poder judicial, esa casta que nadie elige y que vive con privilegios por encima del pueblo, garante de una “justicia” que siempre friega a los pobres y favorece a los poderosos, esta Asamblea debe plantear su sustitución por jueces electos y revocables por el voto popular, que ganen un salario equivalente al de un trabajador promedio.
La injerencia y tutelaje de las FF.AA. en los asuntos del país debe ser también superada de cuajo, para poder hablar de una Constituyente soberana. Los miembros de esta Asamblea deben ser revocables en cualquier momento por sus electores y ganar un salario igual al de un trabajador promedio.
Una Asamblea así, que evidentemente no tiene nada que ver con la farsa que impulsa el gobierno, sólo se puede conquistar mediante la movilización, ligándola al conjunto de las demandas obreras y populares para responder a la crisis. En el camino de esa lucha los propios trabajadores y sectores populares pueden hacer su experiencia con las ilusiones que puedan tener que con esta “democracia” donde los de abajo no tenemos ningún poder real. Este proceso podría acercar a los trabajadores a la convicción de que la única solución de fondo es tomar en sus propias manos las riendas del país, instaurando un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre, basado en las organizaciones de lucha, el único gobierno capaz de resolver íntegramente las tareas democrático-estructurales, como la dependencia y la liberación del dominación imperialista, y abrir el camino a la construcción de una verdadero socialismo, sin capitalistas, terratenientes ni explotación.
Es desde esta perspectiva que llamamos a darle la espalada a esta farsa “Constituyente” que busca imponer el gobierno, a desarrollar las asambleas y encuentros de trabajadores que permitan poner en pie una fuerza propia, con independencia de clase frente al gobierno y la MUD, que ponga en el centro de la situación la lucha por un plan económico de emergencia obrero y popular, y una salida propia de los trabajadores ante la crisis política.
Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS)
25/07/17