La transferencia de ingresos a los capitalistas que implementa el gobierno ha provocado desequilibrios muy superiores a lo previsto. Se afianzan todas las cifras aterradoras del primer semestre.
Domingo 24 de julio de 2016 00:05
La transferencia de ingresos a los capitalistas que implementa el gobierno ha provocado desequilibrios muy superiores a lo previsto. La inflación se disparó generando un desplome del consumo, se acentúa la recesión y se afianzan todas las cifras aterradoras del primer semestre.
Como la única receta antiinflacionaria que improvisaron los Ceócratas fue la contracción de la emisión y el aumento de las tasas de interés, acentuaron adicionalmente el desaliento de cualquier inversión productiva. Ninguna operación compite con la rentabilidad del casino financiero.
Tampoco apareció la prometida lluvia de dólares para morigerar el ajuste. Los ingresos de divisas no compensan las salidas y las reservas del Banco Central se ubican en un nivel semejante al dejado por Cristina. Sólo arriban capitales golondrina para aprovechar la combinación del dólar planchado con altos rendimientos de títulos públicos en pesos.
El establishment continúa apoyando a Macri, pero los capitalistas nunca invierten por simple afinidad con un gobierno. Evalúan el futuro de sus negocios y sólo las actividades primarias y financieras prometen altas ganancias.
La estrategia oficial para abaratar los salarios afronta, además, serios escollos frente a la resistencia popular. El gobierno debió retroceder ante las protestas que desató el tarifazo y al percibir el malhumor social los jueces interpusieron cautelares. Se está generalizando un caos en el sistema de facturación, mientras los funcionarios disimulan su fracaso alegando humildad o aprendizaje.
En este escenario Macri ha optado por cierto afloje del ajuste. La obsesión por reducir el déficit fiscal se diluye y los funcionarios avalan un desbalance semejante a la gestión anterior. Acordaron con las provincias liberar los fondos retenidos de la coparticipación, reactivan las obras públicas congeladas y conceden una reducción de impuestos a las PYMES.
Al gobierno no le queda otro camino para revertir la recesión. Cómo no se vislumbra sin ningún indicio de reactivación, ensancha la canilla del endeudamiento para financiar el gasto corriente. Prat Gay intenta apuntalar el nivel de actividad con los artificios que anteriormente objetaba al “populismo”. Busca especialmente relanzar el consumo con los mecanismos de gasto público y dólar acordonando que utilizó el kirhnerismo. La única diferencia es la financiación de ese procedimiento con endeudamiento en reemplazo de emisión.
Macri prioriza la aprobación legislativa de los principales proyectos de la clase dominante. Con la ley de pago a los buitres avaló la mayor colocación de deuda reciente de una economía intermedia, sin obtener a cambio ningún dólar fresco para emprendimientos s productivos. Por eso aceleró el blanqueo y ahora espera el ingreso del dinero oculto en los paraísos fiscales. Las divisas que inicialmente arribarían por simple confianza sólo aterrizarían a cambio del perdón fiscal.
El segundo semestre develará qué grado de viabilidad tiene la restauración conservadora. Si la resistencia social logra desbaratar esa agresión quedará nuevamente abierto un camino favorable para la mayoría popular.
Claudio Katz
Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz