La jefa de gobierno presentó el Plan Gradual hacia la nueva normalidad. Incluye la producción de equipo de transporte como “actividad esencial” que operará desde el 15 de junio con autorización oficial explícita, siguiendo las órdenes del imperialismo estadounidense. Sin pruebas masivas y con saturación hospitalaria, se avizoran más riesgos para la clase trabajadora y los sectores populares.

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3
Miércoles 20 de mayo de 2020
Este miércoles la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dio a conocer el plan para reiniciar actividades, que se llevará a cabo en común con el gobierno del Estado de México, encabezado por el priista Alfredo del Mazo.
Además de incluir a la industria automotriz como parte de las actividades esenciales -un verdadero crimen contra la clase trabajadora y sus familias- se dará prioridad a la producción, distribución y ventas de bicicletas como una medida para “garantizar la sana distancia en el transporte público”.
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Está enunciado en el plan el establecimiento de horarios escalonados, pero no han dado ningún dato concreto sobre eso. Mientras tanto, las clases presenciales iniciarán en agosto.
La crisis del transporte público era previa a la pandemia. Corridas y mantenimiento insuficientes y hacinamiento, sumado a un tráfico imposible en horas pico hacían que la ida y vuelta del trabajo fuera una verdadera odisea.
Una nueva normalidad que incluya el distanciamiento social de 1.5 a 2 metros para trasladarse definitivamente no se resuelve con bicicletas en una megalópolis donde antes de la pandemia se realizaban 4.6 millones de viajes diarios.
Y, mientras no se apliquen tests masivos para prevenir nuevos brotes de covid-19 ni se resuelva la crisis estructural del transporte público no puede haber vuelta a ninguna normalidad.
¿Cómo garantizar el distanciamiento social en el transporte?
Todo el transporte público concesionado y sin concesionar debe ser estatizado sin pago y bajo control de sus trabajadores, que éstos sean todos basificados y que cuenten con plenos derechos laborales, incluyendo equipo de protección personal para prevenir contagios. No se puede dejar en manos de tecnócratas la administración del transporte público.
Sólo así se pueden garantizar las frecuencias necesarias para evitar el hacinamiento, el mantenimiento necesario de unidades y de toda la infraestructura del transporte, así como la sanitización periódica de unidades, paraderos y estaciones.
A su vez, el gobierno debe aplicar tests masivos para detectar a las personas asintomáticas, así como a quienes presenten algún síntoma, empezando por las actividades esenciales como los servicios de salud, de transporte, de recolección de residuos y limpia, de producción, venta y distribución de alimentos. Si esto no se hace y persiste con el modelo centinela, los estragos de la pandemia cobrarán más vidas de los sectores populares.
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La producción de automóviles no es esencial, aunque los capitalistas del sector consideran esenciales sus ganancias gracias al trabajo ajeno. La producción de tráilers para transportar alimentos o insumos médicos sí lo es.
Pero son las y los trabajadores del sector quienes deben decidir, asesorados por profesionales de la salud independientes de la patronal y el gobierno, qué actividades son indispensables, cuáles no, y qué condiciones de seguridad sanitaria requieren para reanudar la producción de bienes y servicios que ayuden a combatir la pandemia y garantizar las necesidades básicas de la mayoría de la población.
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