¿Qué esperan para llamarlo? Despidos en Acindar y GPS, ataque en Télam, salarios destruidos, tarifazos: que la CGT y la CTA convoquen al paro general

La CGT y las CTA tienen que pasar de las palabras a los hechos. Es urgente un paro nacional que sea parte de un plan de lucha para enfrentar el ajuste que llevan adelante Milei, los gobernadores, el FMI y las grandes patronales.

La dirigencia sindical peronista habla en los medios contra el ajuste mientras se desarrollan luchas de manera dividida. En lugar de unificar toda la fuerza de la clase trabajadora -sindicalizada y no sindicalizada- los dirigentes de los gremios más poderosos dejan que cada lucha se pelee sola. Esa situación no puede seguir. El ajuste es uno solo y está lanzado desde arriba contra el pueblo trabajador.

Ese ataque incluye los tarifazos en todos los servicios. Ya hay aumentos muy grandes en el transporte en todo el país. Millones de personas empiezan a debatirse entre comer y viajar. Muchos y muchas tienen dificultades para llegar a sus trabajos. Además, pronto vendrán los tarifazos de la luz, que se aplicarán contra todo el mundo. Una cuenta de especialistas dicen que una persona que -sin subsidios- paga $ 15.000 va a pasar a pagar más de $ 100.000. ¿Qué salario aguanta esa suba? ¿Qué jubilado o jubilada podría pagar semejante tarifa?

Mientras tanto, los salarios pierden. Un estudio del centro Cifra acaba se estimar que en los dos primeros meses del año los trabajadores registrados perdieron casi un 21% de poder adquisitivo. ¿Cuánto perdieron las trabajadoras y los trabajadores informales, que no tienen derechos sindicales?

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El ajuste también se hace a costa de las y los adultos mayores. El 43% de lo que llaman “ahorro” fiscal en los dos primeros meses del año se logró pisando jubilaciones y pensiones. El resultado es dramático: miles de ellos no pueden comprar los medicamentos que necesitan, porque los precios se fueron por las nubes. A quienes trabajaron toda su vida, Milei y el Fondo Monetario les condenan a una vejez de sufrimiento.

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El ajuste recae sobre amplios sectores de la población y también arruina a franjas importantes de las clases medias. Sufren los aumentos de las prepagas o de las cuotas en lo colegios privados. Los pequeños comerciantes sienten, además, los golpes de la recesión que empieza a crecer. Se multiplica la imágenes de negocios vacíos o cerrados.

Como parte de ese ataque, el Gobierno intenta cerrar Télam. Apelando a métodos que por momentos parecen sacados de la dictadura, valló el edificio de la Agencia, colocó personal policial, cerró el sitio de noticias y dejó en suspenso a trabajadores y trabajadoras. Un ataque contra la clase obrera y contra el derecho a la información.

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Al mismo tiempo, las patronales avanzan. Acindar, una de las empresas más importante del país, paralizó su planta en Villa Constitución. Además, despidió a más de 250 trabajadores desde que inició el año. A nivel internacional, es parte de un grupo multinacional que, aunque viene ganando millones, paralizó otras tres empresas en el país. No tienen ninguna crisis.

En GPS, como parte de un ataque contra Aerolíneas Argentinas, la patronal acaba de echar a 40 trabajadores y trabajadoras. . El ataque en GPS es el principio del plan privatizador del gobierno hacia la aerolínea de bandera. Empiezan por el sector más vulnerable: los tercerizados.

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Hace falta rodear de apoyo estas duras peleas. No son las únicas. Venimos de semanas en las que vimos paros de los trabajadores ferroviarios; de los y las aeronáuticas; de la docencia nacional; de los trabajadores y trabajadoras de Salud; de los organizados en Satsaid; entre muchos otros. Se viene, en pocos días, un paro de la docencia universitaria. Al mismo tiempo, las organizaciones sociales vienen marchando y reclamando contra el ajuste a los comedores populares. El Gobierno le saca la comida a los niños y niñas pobres para darle plata a los especuladores internacionales.

El paro nacional y el plan de lucha son una necesidad urgente. Hay que organizarse en cada lugar de trabajo para imponérselo a las conducciones de la CGT y las CTA. Estas actúan como parte de la política del peronismo, que deja pasar el ajuste de Milei esperando poder volver en las elecciones de 2025 y 2027. Esa misma política es la que siguen las organizaciones sociales peronistas y defienden todos los sectores de ese espacio, incluidos aquellos referenciados en los movimientos sociales, como Juan Grabois. Pero eso significa más pobreza, más hambre y más desocupación cada día.

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Las fuerzas agrupadas en el Frente de Izquierda Unidad, al mismo tiempo que participan e impulsan activamente cada pelea, sostienen esta exigencia de paro nacional y plan de lucha hasta derrotar el ajuste de Milei. No pueden esperar más las medidas contundentes.