A propósito del artículo de Marta Lamas “Verde que te quiero verde”, puntos para abrir el debate sobre la despenalización y legalización del aborto.
Joss Espinosa @Joss_font
Domingo 13 de octubre de 2019
En las últimas semanas, los reflectores de la marea verde estuvieron sobre Oaxaca, al ser el segundo estado de México que aprueba la despenalización del aborto. Pese a que es un gran avance, poco se dice de los límites y retos que el movimiento de mujeres tiene por delante para que sea ley.
Marta Lamas, en su artículo “Verde que te quiero verde”, aplaude el logro obtenido en Oaxaca, e intenta visibilizar el trabajo previo que, ONGs y parlamentarias, han hecho en dicho estado para avanzar con la despenalización. Resalta que confía en el trabajo de las parlamentarias del Morena, para avanzar en otros estados, esto choca con la realidad, ya que dentro de ese partido, iniciando por el presidente, hay posturas contradictorias y reaccionarias con respecto a este derecho.
De la mano de esto, retoma algunos puntos para “desmitificar” el aborto, como producto de una investigación por parte de GIRE.
Sin embargo, pese a que los menciona, da poco peso al clima que se vive en las calles, producto de las movilizaciones en México, que son reflejo de la marea verde en Argentina, y que han mostrado la voluntad de miles de mujeres —sobre todo jóvenes— a conquistar este derecho en las calles.
Menciona a además, el peso que tiene la voz de la Iglesia en este tipo de asuntos, y aunque ha habido un discurso zigzagueante por parte de la Iglesia, desde mano dura, hasta “perdonar” a las mujeres que abortan, lo que existe de telón de fondo, es el fortalecimiento del discurso de las distintas iglesias, tanto la católica desde el Vaticano quien hizo duras críticas en el punto más álgido de la marea verde hace un año, pero también el reforzamiento de la iglesia evangélica, a la que el gobierno de AMLO ha dado gran cabida como se ha mostrado con el tiempo de televisión y radio o la entrega de la cartilla moral.
Lamas afirma: “Y claro que hay que seguir con los procesos de despenalización, que implican quitar del código penal el aborto y convertirlo en un servicio de salud, tal y como ocurrió en 2007 en la Ciudad de México”. Lo que tampoco queda claro es que, con estos avances, el aborto verdaderamente sea seguro, libre y gratuito, pues lo que se ve desde la despenalización en la CDMX no va de la mano de garantizar los insumos para que esta práctica sea segura y accesible para todos. Tan solo en la Ciudad, las fichas y clínicas son insuficientes, y carece de un seguimiento más serio para brindar el servicio. Lo único que nos queda a las mujeres es practicarnos abortos, y la única garantía es no ir presas en la ciudad, y ahora en Oaxaca. Esto es mucho más complejo a nivel nacional, pues solo en 2 de las 32 entidades tenemos garantía de ello, estando expuestas a ir presas, o morir en abortos clandestinos en el resto del país.
En torno a ello, menciona Marta Lamas “la necesidad de homologar el Código Penal”, para que el aborto se quite. Sin embargo, la situación sigue siendo la misma, pese a que en la ley “no se criminalice”, esto será letra muerta si se considera la llamada “objeción de conciencia”, y las terribles condiciones en las que se encuentra el sistema del sector salud.
La despenalización del aborto en Oaxaca es sin duda un avance, y es necesario recalcar que, es producto de las movilizaciones y manifestaciones que han pintado de verde las calles. Pero dimensionar los límites nos permite visualizar nuestros objetivos. Nosotras no queremos pequeñas concesiones, queremos que el aborto sea legal, seguro y gratuito en México y todo el mundo.
En el artículo mencionado, pareciera entonces, por como cierra, que las mujeres deberíamos resignarnos y esperar a la voluntad del parlamento nuevamente, y como ella misma menciona “Y ojalá no se tarden 12 años, como ocurrió con la despenalización lograda en la CDMX y la que acaba de ocurrir en Oaxaca.” Esto, mientras hay sectores conservadores y reaccionarios de todos los partidos, que después del avance en Oaxaca, en estados como Puebla, Jalisco, Yucatán y Tamaulipas, entre otros, se apresuran a votar leyes que bloqueen la posibilidad de despenalizar o legalizar el aborto, vía haciendo vacío a las sesiones en las que se discute, apelando a la objeción de conciencia o llamando a armar bancadas “por la vida”. Esto no sorprende, dado que sabemos que lo que se discute y vota en esos espacios nunca está en favor de los sectores populares.
Sin embargo, en los últimos años a nivel internacional, las mujeres nos damos cuenta del potencial que tenemos cuando confiamos en nuestras propias fuerzas, y tejemos alianzas con sectores de trabajadores y en lucha. Nosotras no estamos dispuestas a seguir esperando, y pese a las promesas de campaña, declaramos que nuestro lugar está en el impulso de un amplio movimiento por el aborto legal, seguro y gratuito en las universidades, las escuelas y los centros de trabajo que tome las calles y ahí ganaremos que sea ley.