Reproducimos una nota de Left Voice, edición estadounidense de la red internacional de la La Izquierda Diario. Para los trabajadores de Amazon y de una fábrica de velas en Mayfield, Kentucky, ir a trabajar era una sentencia de muerte. Los trabajadores deben luchar por el derecho a un lugar de trabajo seguro.
Jueves 16 de diciembre de 2021 07:57
El viernes 10 de diciembre por la noche, en una fábrica de velas de Mayfield, Kentucky, sonó una alarma con aviso de tornado.
Un empleado, Elijah Johnson, se acercó a su gerente. "Pedí irme y me dijeron que me despedirían".
"’Incluso con el tiempo así, ¿me van a despedir?’", le preguntó al gerente. El gerente respondió: "Sí".
Los trabajadores que se refugiaron en pasillos y baños recibieron la orden de volver al trabajo. Los jefes pasaron lista para ver si alguien se había marchado.
Tres horas después de que comenzaran las sirenas de aviso -tiempo más que suficiente para enviar a todos los empleados a casa a buscar refugio- el edificio fue arrasado por un tornado con 102 empleados dentro. Ocho personas murieron en Mayfield Consumer Products.
Los trabajadores ganan 8 dólares la hora.
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En Edwardsville, Illinois, los trabajadores de Amazon también estaban trabajando cuando se emitieron avisos de emergencia por tornado en toda la zona. Los trabajadores estaban entrando para un cambio de turno cuando el tornado golpeó el almacén.
Larry Virden, padre de cuatro hijos, envió un mensaje de texto a su novia: "Amazon no nos deja salir". Fue lo último que le envió. Ella respondió: "Espero que todo esté bien. Te quiero".
Virden y otros cinco trabajadores murieron cuando el tornado arrasó el almacén de Amazon esa noche.
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El tornado que destrozó casas y edificios en Illinois, Kentucky, Arkansas, Missouri y Tennessee es una tragedia horrible. Más de 88 personas han muerto, y el número de muertos aumenta a medida que se encuentran más personas tras uno de los tornados más mortíferos de la historia de Estados Unidos. Ciudades enteras han sido arrasadas y muchas personas han perdido sus hogares.
Pero la pérdida de vidas no ha sido una tragedia aleatoria. Las catástrofes “naturales” como ésta son un efecto más del cambio climático. En los últimos 20 años, el número de tornados se ha incrementado en el sureste y el medio oeste, sembrando la destrucción a su paso. Investigaciones recientes relacionan esta mayor frecuencia con el cambio climático. El calentamiento global provocado por el capitalismo está creando las condiciones para este tipo de tornados.
Estos fenómenos meteorológicos extremos ponen al descubierto la negligencia criminal de los patrones capitalistas que extraen de los trabajadores todas las ganancias que pueden. A medida que el cambio climático se intensifica, los empresarios seguirán poniendo la vida de los trabajadores en último lugar. Es urgente que las y los trabajadores tomen medidas para protegerse de sus jefes y de los peligrosos fenómenos meteorológicos. Ir a trabajar no debería ser una sentencia de muerte.
Los jefes son responsables
Tanto Amazon como Mayfield fueron negligentes con sus trabajadores, al no permitirles abandonar el trabajo una vez que la dirección fue informada de los avisos de tornado. Pasaron horas entre las primeras sirenas de aviso y el momento en que el tornado golpeó la fábrica de velas de Kentucky. De hecho, se llamó a los trabajadores para que acudieran a sus turnos en Amazon, en Illinois, a pesar de que se informó de la presencia de tornados en la zona.
Sin embargo, un comunicado de Amazon culpó a los trabajadores fallecidos de su propia muerte, diciendo que no se refugiaron en el lugar adecuado de las instalaciones. Pero el propio almacén ni siquiera está construido para soportar los vientos de los tornados. Se construyó utilizando una técnica de "inclinación hacia arriba", una forma barata de construir grandes almacenes que, según los expertos, "no está inventada para resistir tornados". Tampoco se construyeron cuartos seguros para resistir los tornados.
En 2019, Mayfield fue citada por 12 violaciones de seguridad. La tasa de lesiones de la empresa también estuvo por encima de la media del sector en 2020, según el Kentucky Center for Investigative Reporting. Y en medio de la Great Resignation y el despido masivo de trabajadores de Mayfield en la pandemia, tenían prisioneros trabajando en la fábrica por salarios en extremo bajos. En una asombrosa muestra de insensibilidad, el portavoz de Mayfield, Bob Ferguson, tuvo la audacia de pintar la situación de forma positiva: "Hemos tenido una situación milagrosa. Sólo 8 fallecidos".
Los jefes de Mayfield y Amazon mostraron una irresponsabilidad criminal con las vidas de los trabajadores. Su sed de ganancias causó la muerte de estas 13 personas.
Esto es un asesinato.
Hay que responsabilizar a los jefes, y no sólo a los gerentes en el lugar de trabajo, sino a los altos cargos que establecieron el ritmo vertiginoso de la producción. La responsabildiad llega hasta la cúpula de estas empresas.
Esto significa que debe haber una investigación independiente, llevada adelante por trabajadores y científicos, sobre el alcance total de la negligencia de Amazon y Mayfield. Aunque la OSHA acaba de abrir una investigación sobre las condiciones de trabajo inseguras de Amazon, es demasiado poco y demasiado tarde. El Estado ignora las señales de advertencia hasta después de los hechos. Y una y otra vez hemos visto cómo los grupos de presión del estado mantienen las regulaciones inseguras en los libros.
La rendición de cuentas debe incluir el juicio y el castigo de los directivos de más alto nivel. Y también significa una compensación para las familias cuyos seres queridos fueron obligados a permanecer en el trabajo en un tornado, en especial las familias de aquellos que murieron por la sed de ganancias de los patrones.
Los trabajadores tienen derecho a no trabajar en caso de desastres naturales
Amazon y Mayfield pusieron a los trabajadores en una posición imposible durante los tornados: quedarse y arriesgar su vida, o perder su trabajo. Los trabajadores no deberían tener que pagar con sus vidas para mantener las ganancias capitalistas. Esta elección terrible es posible gracias al mantenimiento de las leyes de empleo “a voluntad” en estados como Kentucky e Illinois que permiten a los jefes despedir a los trabajadores sin ninguna razón.
A principios de este año, la legislatura local, controlada por los demócratas, votó en contra de la Ley de Seguridad en el Empleo de Illinois, que establece claramente que una “causa justa” para el despido no incluye “la negativa de un empleado a trabajar en condiciones que el empleado cree de forma razonable que lo expondría a él, a otros empleados o al público a un riesgo irrazonable para la salud o la seguridad”.
Amazon desempeñó un papel clave en el cabildeo para que la medida fuera rechazada.
Las leyes de empleo “a voluntad”, que están en los libros de todo el país, significan que los trabajadores pueden ser despedidos por dejar las condiciones de trabajo inseguras. Esta legislación antiobrera garantiza que los empresarios tengan muchas armas para utilizar contra los trabajadores y amenazar su sustento con el fin de obtener más ganancias.
Los acontecimientos de esta semana no son una anomalía. A pesar de las declaraciones de emergencia del Servicio Meteorológico Nacional o de los gobiernos locales, muchos centros de trabajo mantienen sus operaciones en funcionamiento. Amazon ha obligado en repetidas ocasiones a sus trabajadores a seguir trabajando en medio de catástrofes naturales que han puesto en peligro su vida. Durante las fuertes olas de calor en el noroeste del Pacífico a principios de este año, Amazon mantuvo a sus trabajadores de almacén empacando cajas a más de 90 grados sin ventiladores. En primavera, Amazon obligó a los empleados de la ciudad de Nueva York a acudir al trabajo durante las devastadoras inundaciones del huracán Ida.
Debemos luchar para acabar con el “empleo a voluntad”. Pero esto no es suficiente.
Debemos exigir la aprobación inmediata de una ley federal que garantice que los trabajadores no tengan que entrar a trabajar durante las emergencias meteorológicas, y que se les pague por las horas perdidas a causa de la tormenta.
Es un derecho de los trabajadores tener un sindicato
Amazon gastó 10.000 dólares al día para asegurarse de que los empleados no se sindicalizaran en Bessemer, Alabama. En todo el país, Amazon ha desarrollado un esquema de espionaje interno para asegurarse de que los trabajadores no se organicen.
Amazon quiere asegurarse de que puede exprimir hasta la última gota de ganancias de cada trabajador. Esto significa que los trabajadores no pueden perder un turno o incluso tomar tiempo durante la jornada de trabajo para tener simulacros de incendio o tornado. Significa que no pueden tener ningún tipo de protección sindical, ya que Amazon podría perder su carta blanca para explotar a los trabajadores de la manera que considere necesaria para producir más ganancias.
Ni los trabajadores de Mayfield ni los de Amazon estaban sindicalizados. Pero la muerte de estos 13 trabajadores demuestra por qué los sindicatos son esenciales, ya sean trabajadores temporales o a tiempo completo. Los sindicatos pueden luchar por contratos que estipulen la seguridad de los trabajadores en el trabajo, que tengan voz y voto en la aplicación de las precauciones de seguridad en el lugar de trabajo y que reciban una compensación justa cuando se lesionen en el trabajo. Los sindicatos ofrecen a los trabajadores la posibilidad de organizarse para luchar por sus reivindicaciones frente a los empresarios que quieren extraerles toda la mano de obra posible.
Por eso es esencial luchar contra todas las leyes antisindicales que se interponen en el camino de los trabajadores para que tengan su derecho elemental a organizarse, y luchar contra todos los intentos de los empresarios de acabar con los sindicatos.
Todos los trabajadores deberían tener derecho a organizarse y a afiliarse a un sindicato, sin tener que pasar por las infinitas trabas burocráticas desplegadas por el Estado hoy gobernado por Biden que hace el trabajo sucio de empresas como Amazon y Mayfield.
Es responsabilidad de los trabajadores ya organizados en sindicatos luchar contra leyes como el derecho al trabajo, codo con codo con los trabajadores no organizados. Cuantos más trabajadores estén organizados en sindicatos, más poder tendremos como clase para luchar contra todas las injusticias que los capitalistas y sus aliados cometen contra nosotros, incluidas las violaciones de la seguridad laboral como las de Mayfield y Amazon.
Pero esto también significa que los sindicatos deben organizarse para mantener a los trabajadores seguros. Esto no puede ser logrado por los sindicatos burocratizados que gastan dinero y energía, no en permitir a los trabajadores luchar por sus intereses, sino en elegir a los mismos demócratas que defienden la legislación antiobrera. Sólo los sindicatos dirigidos por y para las bases pueden garantizar la seguridad de los trabajadores.
Comités de Seguridad y Salud dirigidos por los trabajadores
"Después de estas muertes, no hay manera de que confíe en Amazon para mantenerme seguro". Las muertes de los trabajadores en la fábrica de velas de Kentucky y en el almacén de Amazon en Illinois son un trágico recordatorio del hecho de que a los empresarios no les interesa mantener a sus trabajadores seguros si eso significa frenar sus beneficios. Ya sea enviando a las enfermeras a tratar a los pacientes de Covid-19 con bolsas de basura y máscaras que ellos mismos compraron, o manteniendo a los trabajadores en la línea de producción durante un tornado, los jefes están más preocupados por recortar gastos para mantener los costos bajos que por asegurarse de que los trabajadores estén realmente seguros en sus lugares de trabajo.
La tragedia del almacén de Amazon en Illinois no es sólo el producto de los errores de una sola noche. Fueron años en los que los directivos sustituyeron las verdaderas medidas de seguridad por cruzar los dedos y esperar lo mejor, renunciando a las medidas de seguridad adecuadas para que los trabajadores siguieran llenando los pedidos y maximizando las millonarias ganancias de Amazon.
Los trabajadores de otras instalaciones de Amazon Illinois cerca de Edwardsville informan que no los instruyen sobre los procedimientos de seguridad ante las inclemencias del tiempo ni realizan simulacros de tornado. Cuando los empleados plantearon su preocupación por los simulacros de seguridad y otras medidas preventivas, la gerencia respondió que se suspendían por Covid-19. Pero los trabajadores dicen que nunca han recibido esa formación.
Como explicó a The Intercept un trabajador de un centro de distribución de Illinois: “Llevo aquí seis años y medio y no he participado ni una sola vez en un simulacro de seguridad por tornado en mi turno, así como tampoco he participado en un simulacro de seguridad por incendio en unos dos años”. Otro trabajador afirma que los jefes se preocupan más por cumplir las cuotas que por preparar a los empleados para posibles fenómenos meteorológicos: “Les costaría mucho dinero parar la producción el tiempo suficiente para hacerlo.”
Amazon es una patronal despiadada en especial cuando se trata de la seguridad de los trabajadores en el centro de trabajo. El National Employment Law Project informó recientemente de que los trabajadores de los almacenes de Amazon en Minnesota se lesionan a un ritmo más del doble que los de los almacenes que no son de Amazon en el estado. Amazon, como todos los patrones, hace un frío cálculo sopesando el coste de las lesiones en el lugar de trabajo y la alta rotación de personal frente a los beneficios generados por la rapidez de la producción y la reducción del gasto en personal. Esto es lo que se evidencia en los protocolos de seguridad en lugares como Amazon y Mayfield; el coste humano de estos sucesos apenas es un factor relevante.
Como explicó un trabajador, “no les confío mi seguridad, para ser franco. Si hay mal tiempo en camino, creo que debería poder tomar mi propia decisión sobre la seguridad”. Y tiene razón. El modelo de cadena de suministro de Amazon y la garantía de hacer llegar los productos a la puerta de la gente en un par de días requiere que los trabajadores pongan en riesgo su cuerpo y su salud empaquetando cajas y entregándolas a velocidades vertiginosas.
Pero como personas que llevan a cabo las labores que hacen funcionar a la sociedad, los trabajadores deben decidir qué les mantiene seguros en el trabajo. La mejor táctica de prevención de catástrofes es poner las decisiones sobre seguridad laboral en manos de los trabajadores, no de los jefes. Todos los lugares de trabajo deberían poder formar comités de salud y seguridad independientes, dirigidos por los trabajadores, en los que éstos discutan los protocolos que quieren poner en marcha para mantenerse a salvo ellos mismos, sus familias y sus comunidades, y se organicen para desafiar a los jefes si amenazan esa seguridad.
Estos comités podrían coordinar, por ejemplo, simulacros mensuales de tornado para garantizar que todos los trabajadores sepan cómo responder en caso de emergencia. Podrían exigir la construcción de refugios contra tornados en las instalaciones para que, si algún trabajador permanece en el trabajo durante un evento meteorológico extremo, tenga una protección segura y fiable durante la tormenta. Y sería este tipo de comité el que decidiera cuándo evacuar el lugar de trabajo, no los jefes.
Se ha derramado demasiada sangre
Muchos llaman a este incendio el Triangle Shirtwaist Factory Fire de Amazon, llamado así por el incendio de 1911 en el que fallecieron más de 100 obreras y obreros en la ciudad de Nueva York y llamó la atención sobre las condiciones inseguras en las fábricas. Rose Schneiderman, una destacada socialista y activista sindical, pronunció un discurso sobre el incendio en un acto conmemorativo. Explicó,
«Sería una traidora a estos pobres cuerpos quemados si viniera aquí a hablar de buen compañerismo... Se ha derramado demasiada sangre. Sé, por mi experiencia, que es el pueblo trabajador el que debe salvarse. La única manera de salvarse es mediante un fuerte movimiento obrero.»
Tenía razón en 1911. Y hoy, cuando estamos al borde del desastre climático y lloramos la muerte de 13 trabajadores a manos de los capitalistas, las palabras de Schneiderman siguen siendo ciertas. Sólo la clase obrera puede protegerse a sí misma.