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Red Internacional
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12M. Día Internacional de la Enfermería: ¿cómo es ser enfermera hoy?

Desde el 12 de Mayo de 1974 se conmemora el día internacional de la enfermería, un día que busca visibilizar la profesión. 48 años después, y sobre todo desde que tomó carácter universitario, sin ser reconocidos como profesionales que son y con una pandemia que golpea en todo el mundo sin descanso, estos profesionales de la salud tienen muchos motivos para alzar su voz.

Jueves 12 de mayo de 2022 17:39

En homenaje a los esenciales que sostienen gran parte del trabajo diario en salud, a través de esta nota queremos hacer oír las voces de los que anónimamente día a día están en la primera línea luchando contra una pandemia mundial.

Un compañero decía: “Hace 9 años soy enfermero, fui voluntario en el San Camilo, una ONG destinada a personas en tratamientos paliativos, en situación de calle o sin familia, que los apoya en el proceso de la etapa final. Desde que comencé a cursar ayudo en el lugar. Las condiciones de trabajo son deplorables, tanto en la Ciudad o en el conurbano. Todo sigue igual, la inversión en salud es poca, es decir, el sueldo no es equivalente a lo que aumentan a diario los productos básicos”.

Una enfermera que trabaja hace 19 años nos cuenta: “Desde que empecé a trabajar hasta ahora creo que no hemos mejorado en muchos aspectos. Hoy las compañeras que recién ingresan a trabajar, cobran un sueldo bajísimo. La carrera profesional en el hospital hace que, aunque hagamos el mismo trabajo cobremos muchísimo menos”.

En el mismo sentido nos cuenta un enfermero que hace 15 años que trabaja en esta profesión, “encuentro las condiciones de trabajo muy precarias "atadas con alambre" como dice el refrán, se ve el énfasis de parte de los Gobiernos de turno por precarizar los hospitales públicos a través de recortes de presupuestos cada vez más grandes, esto lo vivo desde que empecé a trabajar. El salario de los enfermeros cada vez es más bajo con relación al costo de vida, siempre corriendo detrás de la inflación obligándonos a realizar horas extras, las cuales son cada vez menos, lo cual no nos deja otra alternativa que buscar un segundo trabajo”.

A pesar de que llevan décadas trabajando, eso no se traduce a los salarios. Otro compañero nos cuenta: “Hace casi 20 años que soy enfermero. Trabajo para el sistema público nacional. Con respecto a lo salarial, perdimos muchísimo. Nuestro salario cayó y, en consecuencia, nuestro poder adquisitivo también, se lo fue comiendo la inflación, las paritarias fueron paupérrimas y hoy nuestra situación es crítica, muchos tuvimos que salir a buscar otro ingreso”.

Los trabajadores de salud del sector privado no la pasan mejor: “Soy enfermera hace dos años. En pandemia nada cambió para mejorar la atención, todo lo contrario, tenemos mucha más demanda y no damos abasto ni con los insumos, elementos de protección personal, ni con los recursos humanos. No nos reconocen como profesionales y no contamos con un salario digno. La calidad de vida ha bajado mucho, una pandemia nos deja devastados a nivel psicológico económico y social”.

En cuanto a las condiciones de trabajo durante la pandemia ellos nos contaban: “Con este maldito virus nuestra condición de trabajo se volvió muy frágil, vi enfermar a muchos de mis compañeros y familiares, las protecciones de bioseguridad son muy precarios y terminamos perdiendo, intentaron con las vacunas, pero también vemos compañeros vacunados dando positivos y aislarse sectores. A su vez el avance tecnológico hizo que sea más fácil algunas tareas, pero más compleja la atención, tuvimos que salir a capacitarnos, muchas nuevas enfermedades, los pacientes presentan nuevas variantes de infección y esto conlleva más atención en los cuidados de enfermería. Sufrimos de más cansancio, síndrome de estrés y carga emocional”.

La primera línea estuvo al frente de los reclamos por equipos de protección, protocolos y elementos de trabajo desde el primer día que empezó la pandemia. Otro testimonio fue el siguiente: “Trabajo en una sala para covid-19, donde tuvimos que pelear que nos dieran barbijos de alta eficacia, y muchos tuvimos que comprarnos nuestras máscaras porque las que nos daba el hospital eran de mala calidad. Pasamos por situaciones de muchísimo estrés debido a no poder proteger nuestra salud y la de nuestra familia entre otras cosas. Un sueldo que realmente no vale para "los esenciales”. De todas formas, nos organizamos con distintos sectores y aun seguimos en alerta cada vez que hay alguna situación que creemos injusta”.

Les pedimos su opinión de cómo viven la pandemia y nos decían: “La pandemia afectó radicalmente a mi familia y a mí también, me tocó despedir a familiares queridos por esta enfermedad, no me alcanzan las palabras para tratar de concientizar a todo aquel que le resta importancia a este virus. Mis pacientes son de extremo cuidado, son pacientes oncológicos, neutropénicos, por suerte hasta ahora tuvimos casos mínimos y muy aislados de pacientes contagiados de covid-19”.

Con la segunda ola golpeando un sistema de salud que ya venía siendo castigado, ellos nos cuentan desde adentro su pelea: “La pandemia afecta a todos, el Gobierno no mostró planes para dar frente a la misma o prepararse para la segunda ola. Te deja un sentimiento de incertidumbre, no sabemos que pasará. No tener a nivel nacional un plan de contingencia fiable da angustia”.

Las consecuencias de la pandemia pegan no solo sobre sus cuerpos, también lo ven en la comunidad que atienden, respecto a los pacientes nos contaban: “Vemos muchos chicos desnutridos, chicos que no pueden seguir los tratamientos porque no tienen plata para viajar o porque sus papás tienen que trabajar todo el día. Estando en una sala para covid-19, los padres te cuentan lo difícil que es hacer el aislamiento, porque necesitan laburar para vivir o por miedo a perder el trabajo”.

Y agregan: “Las inversiones que se destinan a la salud son cada vez más deficientes, las condiciones edilicias causan mucha tristeza, los salarios son, como siempre, objeto de recorte presupuestario ganando casi por debajo de la cifra que arroja el INDEC, organismo del propio Gobierno que nos castiga, es paradójico. Los insumos son de baja calidad y las cosas que se rompen casi no se reponen”.

En el Día Internacional de la Enfermería, unimos nuestros reclamos para decir bien fuerte: “Las vidas trabajadoras importan. Los gobiernos son responsables”.

La enorme catarata de situaciones y emociones, puede plantearnos un horizonte desalentador, pero como respondieron los trabajadores de la salud de Neuquén a la burocracia de ATE, quienes quisieron traicionar su lucha: “Sí, somos como elefantes, tenemos memoria, somos fuertes y vamos en manada”. En este Día Internacional de la Enfermería, el ejemplo de Neuquén nos muestra que podemos trascender cualquier frontera, la de los Gobiernos ajustadores, la de los sindicatos traidores, la del reclamo corporativo, transformándose en un emblema, sin resignarse ante la traición de las burocracias. Se enfrentaron a un régimen político que está acostumbrado a ningunearnos, pero esa llama encendió la provincia y al país, demostrando que este régimen y sus Gobiernos son posibles de enfrentar.

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En una situación de crisis sanitaria y social que avanza, ATE Verde y Blanca llaman a una jornada de protesta sin paro ni asamblea, solo ATE Verde llama a un paro, pero tampoco convocan a una movilización conjunta.

Los trabajadores de la salud tenemos que ser los protagonistas de nuestra autoorganización. Realizaremos un paro con movilización el 12 de Mayo, en el día de la enfermería, para imponerle a la burocracia sindical nuestras demandas y conquistar mejores condiciones para nosotros y nuestros pacientes. Peleamos por una interhospitalaria que unifique los reclamos de todos los trabajadores de la salud.