El lema de este año es “Acelerar el cambio”. Los carteles de la UNESCO proclaman “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Pero, ¿cómo se explica el atraso en los compromisos de sostenibilidad y cómo lograr el acceso al agua potable y sin contaminar para toda la población?
Miércoles 22 de marzo de 2023 12:06
Foto: Enfoque Rojo
El Día Mundial del Agua se celebra todos los años el 22 de marzo, desde 1993. Fue proclamado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1922, en Río de Janeiro, con el objetivo de “crear conciencia y abogar por la gestión sostenible de los recursos hídricos”.
El planeta Tierra está cubierto alrededor del 70 % por agua, pero el 97 % de la misma es agua salada y solo el 2,5 % agua dulce. Además, de este porcentaje más del 90 % se encuentra congelada en los glaciares, mientras que se estima que el 0,5 % del agua dulce se halla en depósitos subterráneos y el 0,01 % en ríos y lagos. Según la UNESCO sólo el 0,007 % de agua dulce es potable, cantidad que se reduce año a año por la contaminación.
Este año desde el 22 al 24 de marzo se realiza la Conferencia del Agua 2023 de la ONU en Nueva York, que culminará con la publicación de un informe y la Agenda de Acción por el Agua para encarar los objetivos de Sostenibilidad. Esta Agenda consiste en “compromisos voluntarios” de parte de “Estados y partes interesadas de todos los sectores e industrias” para abordar los Desafíos Mundiales del Agua incluidos en el Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible. Este incluye:
- 6.1 De aquí a 2030, lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos.
- 6.2 De aquí a 2030, lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad.
- 6.3 De aquí a 2030, mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
- 6.4 De aquí a 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua.
- 6.5 De aquí a 2030, implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda.
- 6.6 De aquí a 2020, proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos.
- 6.a De aquí a 2030, ampliar la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en desarrollo para la creación de capacidad en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización.
- 6.b Apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.
El lema de este año “Acelerar el cambio para resolver la crisis del agua y el saneamiento” da cuenta del “atraso” en los compromisos, pero lo que no se realiza es un balance de por qué no se lograron los objetivos que habían estipulado en 2018. ¿Y por qué si eso no funcionó vuelven a hacer exactamente lo mismo, sin una ruta clara de cómo se lograrían los objetivos de Sostenibilidad? La ONU es muy eficiente para ayudar a la intervención militar imperialista como hicieron en Haití, pero si se trata de afrontar la crisis del agua, las conferencias en las que hacen “como si” es la única creatividad que despliegan.
Para peor, la hipocresía se expresa también en el “llamado a la acción a la sociedad” con carteles que dicen “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” y una “check list” con acciones individuales para "contribuir a la gestión del agua".
Sin embargo, esto contrasta con la catástrofe social que vive un importante sector de la población según sus propios datos: más de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable, 1.4 millones mueren anualmente por falta de agua potable, 3600 millones de personas carecen de un saneamiento seguro.
Esta enorme desigualdad social no puede ser abordada de forma individual, pero tiene responsables concretos: un sector minoritario se beneficia económicamente del acaparamiento y la gestión del agua como negocio. No solo la mercantilización del agua potable, que para garantizarla como derecho no tiene que generar ganancia, si no también de otras actividades productivas que hacen “uso” y “abuso” del agua, sin pagar los costos de extracción y contaminación de la misma.
El acceso al agua en Argentina
Según el INDEC, 13,4 % de los hogares no tiene acceso al agua corriente y entre quienes sí tienen, no está garantizada la calidad de la misma, debido a múltiples factores de contaminación.
Pero las obras de infraestructura que el Estado y los gobiernos no realizan para garantizar el derecho al agua, sí se las prometen a las mineras que vienen a saquear nuestros bienes comunes. La megaminería pone en peligro los ambientes glaciares y periglaciares y contamina aguas superficiales y subterráneas; la minería extractivista como la del litio usa millones de litros del agua de los salares altoandinos, tanto en el proceso de evaporación como en el procesamiento posterior. Las propias empresas Livent y Sales de Jujuy declaran en sus informes el consumo de un volumen de agua dulce de entre 41.000 y 130.000 litros por tonelada de carbonato de litio.
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Con la excusa de la sequía, el agronegocio que contamina con agrotóxicos que provocan cáncer, el agua de ríos y lagunas y hasta de las napas subterráneas, recibió grandes beneficios de parte del gobierno. Pero para muchos hogares que vivieron las olas de calor con cortes de luz que generaban cortes de agua, no ve vio la misma tenacidad para actuar. El superministro Massa tan solo anunció una tímida intervención que no afecta el control real de las privatizadas.
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Otra actividad extractiva que pone en peligro el acceso y la calidad del agua es el fracking en Vaca Muerta, que contamina las napas y es un gran consumidor de agua. Con todo, obtiene cuantiosos subsidios y beneficios como la exportación con retenciones al 0 %.
En el #DíaMundialDelAgua tenés que saber que un solo pozo de #fracking en Vaca Muerta contamina hasta 120 millones de litros de agua del Río Neuquén. ¿Y eso cuánto es? Son 36 piletas olímpicas llenas por cada pozo, en un contexto de emergencia hídrica. ¿Qué pasa con el agua?
🧵 pic.twitter.com/YhAivJvvyx— Esteban Martine (@EstebanBMartine) March 22, 2023
Sin embargo, si el Estado nacional y los gobiernos provinciales avalan a las transnacionales que saquean el agua con el pretexto de generar “desarrollo” y “mayor producción”, la apropiación ilegal de extranjeros como Lewis de Lago Escondido se queda sin ningún tipo de justificación más que el cipayismo absoluto. Para peor, en una nueva ofensiva de parte de capitales qataríes, quieren privatizar ilegalmente tres lagunas de altura y nieves perennes que dan inicio al arroyo la Horqueta y al río Chubut. Mientras tanto, al día de hoy siguen detenidas ilegalmente cuatro mujeres mapuches del lof Lafken Winkul Mapu por defender su territorio. Referentes como Nora Cortiñas, delegaciones de derechos humanos y la comunidad exigen su inmediata liberación.
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La protección de los ecosistemas acuáticos, como humedales, glaciares y cuencas hídricas es fundamental para las poblaciones. También en las zonas costeras y el mar argentino, amenazado por el avance de la exploración off shore y la pesca no sustentable. Los mares y océanos son esenciales para la vida, regulan la temperatura y almacenan entre el 20 % y el 30 % de las emisiones de carbono, ayudando a mitigar los efectos de la crisis climática. En los próximos años, el aumento del calentamiento global amenaza la seguridad del agua y el acceso de los sectores más vulnerables.
En el Día Mundial del Agua, el verdadero compromiso es invertir las prioridades, señalando las justas responsabilidades, y exigiendo presupuesto e infraestructura para garantizar el derecho al agua y no para el extractivismo que está detrás del saqueo, ni para la deuda ilegítima, ilegal y fraudulenta con la que profundizan esos extractivismos. El agua vale más que sus negocios.
Lihuen Eugenia Antonelli
Redacción Ciencia y Ambiente | @lihuiliyo