Habitantes de la zona del lago de Pátzcuaro, Michoacán preparan en estos días los preparativos de la celebración de día de muertos.
Martes 31 de octubre de 2017
El 1 y 2 de noviembre los purépechas de Michoacán realizan los altares y ofrendas de día de muertos en los panteones. Ya sea en el panteón de la isla de Janitzio, o de los pueblos de la orilla del lago de Pátzcuaro como Tzintzuntzan o Ihuatzio, los purépechas adornan con flores de cempasúchil las tumbas y ponen ofrendas para posteriormente velar a sus difuntos en familia durante la noche.
Los altares varían de una comunidad a otra, pero los elementos comunes son arcos de varas enlazadas cubiertos con flores amarillas, caminos con pétalos de flores de cempasúchil, veladoras, ofrendas con pan, fruta, calabaza y camote con piloncillo, calaveritas de azúcar, y los alimentos y bebidas predilectas de los difuntos.
Para los purépechas la entrada al mundo de los muertos es a través del lago de Pátzcuaro, pero las almas sólo lo pueden cruzar guiados por un perro de agua, si no cuentan con la ayuda de ese animal necesitarán los elementos de la ofrenda para pasar.
La isla de Janitzio, que cuenta con poco más de 1,800 habitantes, recibe año con año durante la celebración de día de muertos a miles de turistas que cruzan el lago para apreciar las ofrendas del panteón. Ya es común ver por esas fechas a los habitantes del lugar velando en familia a sus difuntos, rodeados de cientos de turistas caminando sobre las tumbas y encandilando con el flash de sus teléfonos.
El turismo es una política gubernamental en Michoacán, los declarados pueblos mágicos por el gobierno, los trayectos turístico-culturales, los festivales, y por supuesto, la celebración de día de muertos se han promocionado para atraer el turismo en el estado.
Esa promoción se da desde las instancias gubernamentales hasta la iniciativa privada que realiza paquetes de viaje. No son las comunidades las que promueven o se ven beneficiadas por ese tipo de iniciativas, pero sus tradiciones identitarias sí se vuelven objeto de espectáculo; se ven obligados incluso a visitar el panteón en horas de menor afluencia turística para contar con un poco de paz.
Se vuelve necesario pensar en el papel del turismo en ciertos contextos donde lo que está en juego es la expresión identitaria de las comunidades y pueblos.