El Día de la Tierra 2022 llega en medio de los demoledores datos revelados por el más reciente reporte del IPCC, que han hecho que cientos de científicxs salgan a las calles protestando ante la inacción frente a la crisis climática a la par de los pueblos originarios enfrentando el ecocidio de los gobiernos y las empresas capitalistas.
Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Viernes 22 de abril de 2022 22:07
En semanas pasadas, la advertencia final del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) marcó como fecha no retorno al año 2025 para que las emisiones de carbono comiencen a descender, de lo contrario es poco probable que el planeta sea habitable para 2050.
Alarma que, dicho sea de paso, no es nueva, sino que lleva desde hace décadas y que evidenciaba que el aumento de temperaturas globales era responsabilidad de la actividad industrial y que esta llevaría a la larga a un colapso socioambiental.
En el Reporte del 2022, el IPCC, advierte nuevamente que de no retraer las emisiones de carbono antes del 2025, las sociedades se enfrentarán a olas de calor extremo incontenibles, incendios forestales avasalladores, huracanes devastadores y sequías cada vez más prolongadas.
Estas conclusiones vienen de los más de 18 mil artículos y publicaciones científicas en torno a la crisis climática que el reporte reúne. Además, la demanda de recursos naturales que exigirá el crecimiento poblacional global sencillamente no será sostenible, y que hacen evidente una realidad demoledora: el cambio climático ya afecta a todos los rincones del mundo, y se avecinan impactos mucho más severos si no logramos reducir a la mitad las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en esta década y escalar los esfuerzos de adaptación de inmediato.
Rebelión o extinción
Luego de conocer estos datos, cientos de expertos y expertas de distintas áreas del conocimiento alrededor del mundo han impulsado la plataforma Scientist Rebelion, que ha llamado a sumarse a la semana de huelgas por el clima, con manifestaciones pacíficas, encierros y tomas de edificios para protestar ante la inacción climática de los gobiernos capitalistas.
En al menos 27 países de todo el mundo, han llamado a actos de protestas, aún con la amenaza de represión policial que dejo varias decenas de detenidos, entre ellos Peter Kalmus, astrofísico y desarrollador de la NASA, quien se volvió el rostro del movimiento y que advierte en una columna para The Guardian que, “invertir en la nueva infraestructura de combustibles fósiles es una locura moral y económica, y sin embargo, esto es precisamente lo que están haciendo el presidente Biden, la mayoría de los demás líderes mundiales y los principales bancos, contribuyendo al asesinato y al ecocidio a través de su financiación de combustibles fósiles".
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Hoy por hoy la masividad de las huelgas por el clima se vio frenada por la pandemia, sin embargo la plataforma Scientist Rebellion ha llamado a retomar las manifestaciones ante la inacción de gobiernos y la hipocresía de las grandes corporaciones, tanto de energías fósiles, como algunas de las industrias "verdes".
Luchar contra la crisis climática también es luchar contra megaproyectos
Este movimiento ha resonado más en Europa y Estados Unidos, sin embargo apenas despega en Latinoamérica, donde comunidades originarias y pueblos indígenas han enfrentado durante décadas al extractivismo, y se coloca como la región más peligrosa para defensores del medio ambiente.
En México, las luchas medioambientales han sido retomadas principalmente por comunidades originarias que han resistido proyectos ecocidas y empresas extractivas, además de que a estas se les unen activistas, periodistas y expertos en biodiversidad.
Ante esto el gobierno de López Obrador, lejos de frenar las políticas extractivistas, ha acelerado la imposición de megaproyectos como el Tren Maya y el Proyecto Integral Morelos, a la par de promover la quema de combustibles fósiles e instalar un discurso criminalizante contra opositores de estas políticas, que si bien, en algunos casos ha sido bandera utilizada por la oposición derechista, resulta preocupante si se considera que el país es el segundo más peligroso para ambientalistas.
Así como las y los científicos alrededor del mundo salen a las calles a instalar conciencia sobre la urgencia de medidas drásticas para frenar la crisis climática es necesario recordar este Día de la Tierra, que frente a una perspectiva absolutamente irracional a la que nos aboca el capitalismo, es evidente la necesidad de cambiar el sistema con una planificación racional de la economía mundial.
Sin embargo esto no vendrá de gobiernos y empresas que han ocasionado la catástrofe a la que nos enfrentamos, sino de la mano de de las y los trabajadores y las comunidades campesinas, originarias o indígenas que resisten los megaproyectos y el extractivismo y de las y los mismos expertos que ahora salen a las calles, exigiendo un futuro que valga la pena ser vivido.
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