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Efeméride. Día del Árbol: iniciativa de Estanislao Zeballos, oligarca y racista de la generación del 80

Se celebra cada 29 de agosto desde 1901. Su creador fue uno de los principales impulsores de la “campaña al desierto”, el genocidio contra los pueblos originarios.

Juana Galarraga @Juana_Galarraga

Domingo 29 de agosto de 2021 12:05

Foto: Deforestación | Télam

El Día del árbol se celebra cada 29 de agosto en Argentina desde 1901. La fecha fue establecida por el Consejo Nacional de Educación el año anterior, durante el primer gobierno de Julio Argentino Roca, con el fin de tomar conciencia sobre la importancia de los árboles. La iniciativa fue de Estanislao Zeballos, un intelectual y político de la generación del 80.

¿Quién era Estanislao Zeballos?

Este señor ocupó tres veces el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores del país y fue presidente de la Sociedad Rural (entre 1888 y 1891). En su artículo Suma Geográfica Argentina de 1915 señalaba: “El carácter de esta población es enteramente europeo, pues, como ya dijimos, la raza blanca ha hecho desaparecer, por absorción, a los indios y a los mestizos. Hoy no queda en la República más de 20.000 indios, reducidos y sometidos al trabajo, y probablemente no existen más de 1.000 negros. (...) Esta homogeneidad de la población da al pueblo argentino su carácter viril, inteligente, de imaginación intensa y rápida, y emprendedor en todas las ramas del progreso humano”.

Entre 1880 y 1892 fue diputado nacional. Impulsó numerosas reformas, como las llevadas a cabo en el Código de Procedimiento, el del Comercio, la Ley de Creación de Colonias Agrícolas, la de Vinos, la de Ferrocarriles y la de creación de la Universidad Federal de Rosario.

A los 24 años escribió La Conquista de las 15.000 leguas, libro que Julio A. Roca utilizó como publicidad para su mal llamada “Campaña al Desierto”. Fue editado a expensas del Estado y distribuido entre los miembros del Congreso Nacional.

“La barbarie está maldita y no quedará en el desierto ni el despojo de sus muertos”, son algunas de sus frases. Según cuenta Marcelo Valko, psicólogo de la UBA, docente y especialista en genocidio de los pueblos originarios, Zeballos se tomaba lo de los huesos de “los indios” de forma literal: era un profanador de tumbas y coleccionista de cráneos.

“Cuando le presentan algún indio, - cuenta Valko - más allá del fastidio que suele producirle, más que mirarlo a la cara, se dedica de manera ostensiva a observarle el cráneo. Su mirada tan codiciosa como penetrante, desviste al indígena de la piel y de los músculos faciales para realizar a ojo de buen cubero un estudio craneométrico: ‘había entrado un indio araucano puro, de hermosísimo tipo, cráneo envidiable para un museo…’ En otra ocasión afirma: ‘Su voluminoso cráneo no ofrecía el tipo prominente del araucano, sino la fisonomía híbrida de las formas mal equilibradas del mestizo’”.

¿Es casualidad que un conquistador, genocida de pueblos originarios, usurpador de tierras y miembro de la oligárquica Sociedad Rural Argentina se preocupe por el cuidado de los árboles e impulse esta efeméride?

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La relación entre conquista y actividad forestal es bastante directa desde los inicios de la conformación de Estado nación argentino. Su principal impulsor fue Domingo Faustino Sarmiento (presidente desde 1868 a 1874) quien sostenía que "el cultivo de los árboles, conviene a un país pastoril como el nuestro, porque no solo la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse un complemento indispensable. (...) La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella ¡Árboles! ¡Planten árboles!".

Las ideas de Sarmiento encontraron eco treinta años después, cuando el Consejo Nacional de Educación dio curso a la iniciativa de Zeballos. Por fuera de la zona pampeana, donde Sarmiento mandaba a plantar árboles, en otras regiones la deforestación está en los inicios del colonialismo. Así lo demuestra la historia del desmonte en el Gran Chaco Sudamericano, la ecorregión boscosa más grande de Latinoamérica después del Amazonas (ocupa 11 de las 23 provincias de nuestro país). En la zona de Misiones, el desmonte inició a partir de la explotación de los yerbatales. En otras áreas como la provincia del Chaco, a partir de la tala del quebracho colorado para la producción de durmientes, carbón o la extracción de tanino.

Podemos decir que la efemérides del Día del Árbol es parte de la política de “adoctrinamiento” que la oligarquía argentina conquistadora y genocida en el poder llevaba adelante desde el Estado, desde el Consejo Nacional de Educación, mientras arrasaba con los ecosistemas naturales y con las comunidades que habitaban en ellos para usurpar sus tierras e impulsar sus negocios agrícolas y ganaderos.

Estanislao Severo Zeballos

La degradación de los bosques nativos y el avance de la deforestación, se profundizó con la reafirmación del curso agroexportador y extractivista del país a lo largo de las décadas y todos los gobiernos.

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Según un informe publicado en 2016 por el investigador del Conicet y docente, Gustavo Zarrilli, “un indicador útil es la superficie de bosque nativo per cápita. La población de Argentina pasó de aproximadamente 18 millones en 1941 a 36 millones en 2001, mientras la superficie de bosque nativo disminuyó constantemente. En 1940 se disponía de más de 2 hectáreas de bosque nativo por persona y en la actualidad este valor es inferior a 1. (...) Desde 1999 el trabajo incesante de las máquinas topadoras para el desmonte en las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán, Formosa, Misiones, Corrientes, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos han creado 2.000.000 nuevas hectáreas de soja”.

¿Por qué son tan importantes los árboles?

Los árboles y bosques nativos son esenciales para preservar la vida humana y de todas las especies. “Ayudan a la mitigación y adaptación al cambio climático, purifican el aire, protegen los suelos, previenen inundaciones, dan sustento a la vida de las comunidades locales y contribuyen a la seguridad alimentaria y el desarrollo económico. Además, concentran más de la mitad de la biodiversidad terrestre -ya que albergan aves, insectos, reptiles y mamíferos- y son fuente de alimentos, agua potable, recursos medicinales y materias primas como madera, leña, carbón y fibras”, sostuvo Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, en septiembre de 2020.

La cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, que producen calentamiento global, proviene del uso de la tierra, particularmente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a causa de la deforestación, las emisiones de metano del arroz y el ganado rumiante y las de óxido nitroso en el uso de agrotóxicos.

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En Carbono forestal: una solución esencial natural para el cambio climático, Paul Catanzaro (Universidad de Massachusetts Amherst) y Anthony D’Amato (Universidad de Vermont) explican que “los bosques absorben CO2 de la atmósfera para generar energía a través de la fotosíntesis. Los árboles luego usan esta energía para mantenerse y crecer. A través de este proceso, los árboles capturan carbono en forma de madera y otra materia orgánica, como las hojas. De hecho, la mitad del peso de un árbol consiste en carbono almacenado”.

Cuanto más viejos sean los bosques, más carbono almacenan en forma natural. Con el tiempo, hasta los árboles muertos ayudan a aumentar la capacidad de un bosque antiguo para almacenar carbono en distintos reservorios, según informó La Izquierda Diario en enero de 2020. Preservar y restaurar los bosques nativos que ya existen es mucho más efectivo que plantar nuevos árboles o crear nuevos espacios forestales, que con suerte tardarían una década en almacenar cantidades significativas de carbono.

Según denunció Greenpeace, sólo los sectores agricultura, ganadería, silvicultura y otros usos de la tierra representan el 37 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del país.

Las emisiones por deforestación en las provincias de Santiago del Estero, Salta, Formosa y Chaco durante 2020 fueron de 20 millones de toneladas de CO2. Este valor es comparable con la emisión producida por casi 4,5 millones de vehículos en circulación durante un año.

Ley de Bosques Nativos: ningún freno a la deforestación

La Ley 26.331 de Bosques Nativos (LBN), fuertemente promovida desde la sociedad civil, rige en Argentina desde 2007. Sin embargo, desde ese mismo año el país perdió 3.500.000 hectáreas de bosques nativos. El ritmo promedio ha sido de aproximadamente 300.000 hectáreas deforestadas por año: el equivalente a la superficie de CABA por mes, sostiene Jaramillo.

Según el Análisis comparado de políticas públicas de protección y gestión de los bosques nativos en el Gran Chaco Sudamericano (Parte del Programa EUROCLIMA+ financiado por la Unión Europea), la LBN “tuvo oposición principalmente de actores del norte del país, gobiernos y legisladores de las provincias, y asociaciones de empresarios y productores. Esta ley insta a las provincias, según criterios biofísicos, económicos y socioculturales, a realizar un Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) en tres categorías: roja, donde está prohibido el cambio de uso del suelo; amarilla, donde está permitido el uso sustentable del bosque y; verde, donde se permite deforestar. En todos los casos es requisito la presentación de una propuesta de manejo para el cambio de uso de suelo. Se estableció adicionalmente un fondo compensatorio para la conservación de los bosques.”

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La mayoría de los ordenamientos provinciales de la región del Gran Chaco Sudamericano permitieron excepciones a la ley nacional. “En Salta se permitieron recategorizaciones por vía administrativa hasta 2014, en Chaco y Santiago del Estero se establecieron regulaciones de la categoría amarilla que no coincidían que lo estipulado en la ley nacional, y en esta última coexiste el ordenamiento de bosques con una ley provincial con objetivos contrapuestos. Mientras que en Formosa se optó por zonificar en verde el 75 % de sus bosques independientemente del valor de conservación, lejos del 35 % de Chaco que es la segunda provincia que le asigna mayor proporción de bosques a esta categoría alcanzando el 31 %. Si bien el ordenamiento formoseño eleva las restricciones que se establecen en la nacional para dicha categoría, en la práctica tiene el efecto de habilitar deforestación en bosques nativos que debieran conservarse según la LBN”, sostiene el informe.

Según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), junto a Vida Silvestre (WWF), “en 2018 el 50 % de la deforestación fue en zonas rojas o amarillas. Esto es evidencia de que parte de la pérdida de bosques nativos responde a prácticas ilegales”.

Además de la deforestación ilegal, ambas organizaciones también señalan que algunas jurisdicciones habilitaron “mecanismos de recategorización predial que, en flagrante vulneración de la Ley N° 26.331, permitieron cambios (a través de un formulario web sin mayores requerimientos ni verificación en territorio) en la categorización de los bosques nativos acordada oportunamente de manera participativa al desarrollar los OTBN. Casos como los de las provincias de Salta y Chaco han sido emblemáticos”.

Reglamentada recién en 2009, la Ley de Bosques ha sido desfinanciada desde 2010 hasta la fecha. El Congreso de la Nación aprobó durante 11 años las respectivas leyes de presupuesto nacional enviadas por el Poder Ejecutivo Nacional.

El presupuesto nacional 2021 estipulaba un monto de $1212 millones para proteger los bosques nativos, es decir apenas el 4,8 % de lo que establece la ley. En Argentina hay más de 50 millones de hectáreas de bosque nativo, por lo tanto este monto equivale a $25 anuales a la protección de cada hectárea.

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El país perdió 2,7 millones de hectáreas de bosque nativo en los últimos 10 años por incendios forestales, la expansión de la frontera agrícola, el sobrepastoreo y la sobreexplotación de sus recursos. Una de cada tres hectáreas fue deforestada en zonas prohibidas por la ley, informó La Nación en 2020.

La partida destinada al Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos (FNECBN) no puede ser menor al 0,3 % del presupuesto nacional. Según cálculos de la Fundación Vida Silvestre, para 2021 ese 0,3 % debiera ser de $25.184 millones de pesos, una cifra 20 veces mayor a los $1212 millones que estipulaba Guzmán.

Entre 2010 y 2020 los bosques recibieron 4.073 millones de pesos en vez de los 57.219 millones que le correspondía. Apenas el 7.11 % de lo estipulado por la ley.

Según el sitio Tierra Viva, “el Gobierno nacional modificó el Presupuesto 2021 a través de la decisión administrativa 281/2021, con la que se establecieron incrementos para las tareas de varios ministerios nacionales. En el caso del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, la resolución otorgó una suba presupuestaria de 1978 millones de pesos para cumplir con el ‘Programa de Compensación y Estímulo’ para pequeños productores sojeros. Con ese pequeño incremento de la partida presupuestaria ya se supera lo destinado al Fondo de Bosques Nativos para todo 2021, que representó el 0,015 % del Presupuesto 2021.

Deforestación en Argentina

De acuerdo a un informe de Greenpeace, Argentina se encuentra en emergencia forestal. En 2014 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) advirtió que aquí ocurre el 4,3 % de la deforestación global y que en la última década fue “la principal fuente de emisiones de carbono del norte argentino”.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a la Argentina entre los diez países que más desmontaron entre 1990 y 2015. Según datos oficiales, entre 1998 y 2018 en Argentina se deforestaron 5,8 millones de hectáreas.

Durante 2020 la pérdida de bosques nativos en el norte de Argentina fue de 114.716 hectáreas, al considerar las provincias de Santiago del Estero (32.776 hectáreas), Jujuy (30.071 hectáreas), Salta (20.962 hectáreas), Formosa (17.779 hectáreas) y Chaco (13.128 hectáreas).

Cerca del 80 % de los desmontes se concentran en el norte del país.

Durante 2019 la superficie desmontada había alcanzado 80.938 hectáreas en cuatro provincias: Santiago del Estero (25.513 hectáreas), Formosa (23.521 hectáreas), Chaco (17.240 hectáreas) y Salta (14.664 hectáreas).

El monitoreo de Greepeace 2020 incorporó a la provincia de Jujuy por los importantes incendios forestales que sufrió durante el año.

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El 60 % de los bosques nativos argentinos se encuentran en el Gran Chaco Sudamericano, uno de los 11 lugares más deforestados del planeta. Según Vida Silvestre, Argentina perdió el 30 % de los bosques chaqueños.

Según un reporte de incendios del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la superficie estimada afectada por incendios reportados entre el 1° de enero y el 15 de octubre de 2020, alcanzaba casi las 900 mil hectáreas (898.755,372) en todo el territorio nacional.