Este 22 de junio se llamó a una nueva marcha por el Día del Orgullo, en el que se conmemora por los 50 años de la revuelta de Stonewall Inn, en la ciudad de New York, Estados Unidos, una lucha violenta contra la policía y las leyes que perseguían y condenaban a la comunidad LGTB.
Sábado 1ro de junio de 2019
La discriminación y los crímenes de odio vienen en aumento, solamente en 2018 se contabilizaron 698 casos entre despidos, golpizas o asesinatos, a esto le agregamos las decenas de denuncias que van en este 2019. La situación de las diversidades sexuales deja en evidencia la necesidad de que el día del orgullo sea algo más que una marcha testimonial o “marcha hito”, como ha venido siendo año tras año.
El gobierno mantiene su crisis teniendo menos de un 37% de aprobación y la iglesia católica viene con menos de un 14% de respaldo donde todavía no puede salir de su aprieto por los casos de abusos. La diversidad sexual tiene posibilidad de convertirse en un opositor al régimen pero para eso será necesario comprender su naturaleza pluriclasista y trazar una estrategia anticapitalista en el movimiento LGBT y buscar la alianza con los trabajadores, mujeres y la juventud.
Las conducciones del Movilh y de Fundación Iguales, a la vez que impulsan esta política de marchas testimoniales, han depositado plenamente su confianza en la derecha y en sectores de la ex Nueva Mayoría, dejando de lado la enorme fuerza que pueden desarrollar las diversidades sexuales en las calles y reemplazándola por conquistas parciales junto con el lobby con los gobiernos de turno, sin tomar en cuenta las necesidades que vive la comunidad LGTB.
En este marco, los discursos de odio contra el movimiento de mujeres y LGTB han venido en alza, consolidándose en fuerzas políticas como Acción Republicana o el Partido Social Patriota, sin embargo, las organizaciones oficialistas se niegan a dar pronunciamientos concretos frente a esta situación.
Por otro lado, el gobierno de la derecha, que tiene en sus filas a personajes como Eduardo Durán (RN – “Bancada Evangélica”) o Jaqueline Van Rysselberge (UDI), quien fue una de las primeras en felicitar al misógino Bolsonaro por su llegada al gobierno de Brasil, viene profundamente debilitado desde la crisis por el brutal asesinato de Camilo Catrillanca. Por otra parte, las instituciones religiosas también vienen en crisis, pues la Iglesia Católica se hundió debido a la enorme cantidad de casos de pedofilia, mientras la Iglesia Evangélica no ha logrado cerrar su crisis por corrupción.
El movimiento de diversidad sexual se ha mantenido alejada de la escena nacional, a pesar que los casos de odio han venido en aumento, al igual que la discriminación en lugares de trabajos y estudio, pero hoy pueden existir elementos comunes para que el movimiento LGBT pueda salir a escena, por un lado Piñera queriendo criminalizar al movimiento estudiantil con aula segura por el otro quiere golpear a los trabajadores precarizando a los sectores más pobres con su reforma laboral. Estos dos ataques afectan de forma sustantiva a la diversidad sexual entendiendo que las personas gays, lesbianas y trans son parte de esos estudiantes que salen a luchar contra la represión y también son parte de la clase trabajadora y es mas, muchas veces mantienen trabajos con bajos salarios.
Es necesario que, junto con el movimiento de mujeres y el movimiento estudiantil, salgamos con fuerza a las calles, contra las reformas precarizadoras del gobierno, contra la criminalización a la juventud, por sacar a toda influencia religiosa de la educación y del poder legislativo y por no más homolesbotransfobia.
Recuperemos en las calles el legado de Stonewall, sin ninguna confianza en la derecha ni en la ex Nueva Mayoría, que han demostrado sistemáticamente ser nuestros enemigos.

Cristóbal Espinoza
Estudiante de Periodismo