En el Día Internacional de la Mujer, decenas de vecinas se encontraron con una excusa insólita para no recibir comida: “No hay sistema”. En un contexto de crisis alimentaria, el Municipio de Tres de Febrero suspende la entrega de alimentos, burlándose de los sectores más necesitados.
El intendente de Juntos por el Cambio, Diego Valenzuela, somete a la angustia y a la bronca a las mujeres del Barrio Libertador, claramente las mas afectadas por el ajuste del gobierno nacional, provincial y en este caso el municipal. Está vez el comunicado fue a través de una burla insólita propia de un devoto de Milei: “No hay sistema”, dice el cartel con el que se anuncia que no entregarán alimentos. Mientras, a escasos dos metros, el Centro de Atencion al Vecino (CAV) del Barrio Libertador funciona con el sistema en total normalidad.
El cinismo, los comedores no utilizan sistema para el otorgamiento de los alimentos. Esta vil excusa busca tapar que el plan que ya viene implementando el gobierno nacional en complicidad con los intendentes del color político que sean y el gobernador Axel Kicillof es hambrear a las familias más vulnerables de las barriadas del conurbano bonaerense.
En el Municipio de Tres de Febrero, desde la Dirección de Protección Social y Gestión Comunitaria se hace una entrega de alimentos secos cada 15 días a familias que se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad social. Esta es una política que, desde hace tiempo viene recibiendo cuestionamientos por la cantidad y, sobre todo, por la calidad de los alimentos que componen esa bolsa. Una hipocresía cada vez menos solapada, desbocada a partir de su alineamiento con Javier Milei.
En el día de la Mujer el municipio de Tres de Febrero liderado x el macrista de Milei @dievalen deja sin comida a mujeres y niñxs más vulnerados con un cartel de desprecio #8M Ni un ajuste más Ni un derecho menos junto al Mov. de Mujeres y Diversidades en las calles pic.twitter.com/C2VMB7XgAz
— Raquel Lezcano (@raymi326) March 8, 2024
Según el Observatorio Social de la Universidad Católica (UCA), el 57,4% de los argentinos estuvo por debajo de la línea de pobreza en enero de 2024, mientras que la canasta de pobreza en el AMBA para una persona adulta fue de $193.146 y para una familia tipo de $ 596.823, sin considerar el alquiler.
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Con estos datos, claramente lo que entrega el municipio no solo es insuficiente - cada 15 días para una familia con 3 o 4 niñes- sino que es totalmente ofensivo. Ni el intendente, ni alguno de sus secretarios, podría comer con la miseria que proponen como “asistencia alimentaria”.
Lo peor de la casta, empleados municipales al servicio de la política
En el barrio están acostumbradas a la farsa del municipio, donde se despliegan las más variadas mentiras que esconden la precariedad absoluta de los dispositivos sociales. Quienes sostienen estos espacios son trabajadoras con contrataciones en diversas modalidades, menos la del empleo formal, algo que ha sido bandera de Diego Valenzuela durante su campaña electoral.
Becas a jóvenes que cobran miserables $69.750 por trabajar a la par de cualquier municipal de planta permanente, monotributistas, planes sociales que sostienen por $90.000 por mes gran parte de las tareas de los dispositivos sociales -lo que el municipio denomina “Economía popular”-, mientras que el Intendente se pasea por la televisión despotricando contra esos mismos planes sociales.
Una fuerza de trabajo totalmente empobrecida, atada a las maniobras de un estado que utiliza a las y los municipales para realizar campaña electoral. Sin ir más lejos, hace unos días, se pasearon por los barrios más humildes del distrito con una campaña de vuelta a clases, en un municipio que no solo deja de dar comida, sino que tampoco tiene a disposición recursos para las y los pibes que empezaron las clases: no hay guardapolvos, cuadernos, lápices ni nada que garantice la escolaridad de los más pobres.
¿Cómo enfrentar esta política de ajuste sobre los que menos tienen?
La pelea por las condiciones de la vida de miles de familias en los barrios más golpeados por el ajuste, precisa de lazos de solidaridad ante las políticas de los gobiernos municipales, provinciales y nacional, ya que si bien Milei habla de que el ajuste recae sobre la casta, los unicos que estan ajustados son los trabajadores y las familias.
Las asambleas que se organizan en los barrios del conurbano bonaerense, compuestas por trabajadores, jóvenes y vecinos, son quienes enfrentan este plan a medida del FMI, ganando las calles, juntando donaciones, denunciando las miserias de este sistema y a sus responsables políticos.
Esa pelea no termina ahí, sino que allí comienza, tejiendo redes entre las asambleas, las necesidades de cada barrio, un entretejido de solidaridad que excede la denuncia y sienta las bases para la auto organización en coordinación con las universidades, las fábricas, las escuelas, los hospitales y las instituciones barriales.
Enfrentar este ajuste, requiere de la exigencia para que las conducciones de las centrales sindicales, CGT y CTA, llamen al Paro General y se discuta un plan de lucha, para que la crisis no se descargue sobre las espaldas de los más empobrecidos.