El presidente Fernández se manifiesta preocupado. Sin embargo el Gobierno insiste en que el problema está en el “relajamiento social” y no en que millones deban elegir entre trabajar para sobrevivir o exponerse al riesgo sanitario. La realidad desmiente al discurso oficial.
Daniel Satur @saturnetroc
Jueves 15 de abril de 2021 11:20
Foto EFE
“Yo no tengo idea de cómo me enfermé y además estaba vacunado”, dijo Alberto Fernández este jueves en una entrevista por Radio 10. Y agregó que para él no es nada “grato ver el Hospital Durand con tres cuadras de chicos que van a hisoparse porque no saben si se contagiaron, cuándo se contagiaron y quién los contagió”.
Nadie podría decir que en esas definiciones el Presidente está mintiendo. Sin embargo nadie de quienes lo entrevistan le preguntan cómo se conjugan esas reflexiones con otras que tanto él como muchos de sus ministros vienen lanzando en los últimos días: que las fábricas y las escuelas no son lugares donde se produzca una importante cantidad de contagios de covid-19.
La primera desmentida se la dio el mismo Fernández con el decreto anunciado el miércoles a la noche, suspendiendo por quince días la presencialidad en las escuelas del AMBA. Así, desautorizó de un plumazo a su propio ministro de Educación, Nicolás Trotta, quien quedó pedaleando en el aire horas después de afirmar que las escuelas no iban a cerrarse porque ahí no se producen contagios.
Pero aún no hay ninguna medida en serio que ayude a minimizar los contagios que se suceden en fábricas y empresas a las que concurren diariamente miles y miles de obreras, obreros, empleadas y empleados.
Al igual que lo dejó en claro en su discurso por cadena nacional del jueves, el mismo Fernández dijo en los últimos días, por radio y en reuniones varias, que “hay que evitar toda reunión social porque es donde ocurren los contagios; no en las fábricas ni en las escuelas sino en el transporte público y las reuniones sociales”. Expresiones similares a las de Trotta, a las de la ministra de Salud Carla Vizzotti y las de su par de Trabajo Claudio Moroni.
Es más, el propio Presidente tomó la peligrosa decisión hace pocos días de habilitar que las patronales convoquen a volver al trabajo a personas de riesgo que hayan recibido al menos una dosis de la vacuna. Y, como se viene denunciando en este diario, en muchísimas empresas los protocolos mínimos para evitar la circulación del coronavirus brillan por su ausencia.
Al Presidente lo desmiente la realidad. La Izquierda Diario te viene contando día a día cómo en muchas empresas los contagios se cuentan por decenas y hasta cientos.
Estos son solo algunos de los muchos ejemplos que este diario sigue recibiendo y que desmienten palmariamente el discurso oficial. Donde hay contagios masivos, las patronales toman medidas espasmódicas que no resguardan al resto del personal. Donde no son tantos, los ocultan o tergiversan para mantener a raya al resto y no dejar de “producir”. Y en la enorme mayoría, los protocolos brillan por su ausencia mientras las burocracias sindicales miran para otro lado y las autoridades políticas aseguran que no pasa nada porque el problema está en el “relajamiento social”, en las “fiestas” e incluso en el “relajamiento” del personal de salud.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).