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Red Internacional
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Alerta Spoiler. Dicen que tuve un bebé: entrevista con Natalia Saralegui Ferrante

El libro “Dicen que tuve un bebé. Siete historias en las que el sistema judicial encarcela mujeres y a casi nadie le importa”, publicado por Siglo XXI. Es la construcción de las abogadas María Lina Carrera, Gloria Orrego Hoyos y Natalia Saralegui Ferrante. ¿Cómo fue la investigación? ¿Por qué eligieron esos relatos? ¿Cómo se sigue con la pelea por el derecho al aborto?

Lunes 9 de noviembre de 2020 11:30

💚 "DICEN QUE TUVE UN BEBÉ": Conversamos con Natalia Saralegui, una de las autoras del libro - YouTube

“Dicen que tuve un bebé. Siete historias en las que el sistema judicial encarcela mujeres ya casi nadie le importa”, fue publicado recientemente por SigloXXI Editoriales, y es la construcción de las abogadas María Lina Carrera, Gloria Orrego Hoyos y Natalia Saralegui Ferrante. Siete crudos relatos en primera persona de mujeres criminalizadas, judicializadas, privadas de su libertad.

¿De qué trata “Dicen que tuve un bebé” y que las motivó a escribirlo?

Este libro genuinamente empezó desde el enojo. Desde aquel 2018 en el que senadores como Pinedo, que no pasaba nada si no se aprobaba la ley, porque en realidad “nadie estaba presa por este delito”.
Nosotras a partir del caso de Belén intuíamos que no podía ser que Belén haya sido la única que en nuestro país tenga una causa con la carátula de “homicidio” cuando lo que había vivido era un evento obstétrico. Así fue que nos dimos los métodos de investigación en bases abiertas para poder empezar a buscar cuantas más como Belén había. Y nos encontramos que eran un montón, y no sólo en provincias feudales. Patricia Solorza fue la primer mujer que entrevistamos. Ella estaba presa en San Martín, provincia de Buenos Aires, a un ratito nomás de la Capital Federal.

¿Por qué eligieron estos siete relatos?

Cuando empezamos el relevamiento, lo que hicimos fue cruzar una carátula como “homicidio agravado por el vínculo” o “abandono de persona”, que son carátulas que claramente no tienen nada que ver con un aborto o con un evento obstétrico, con cuestiones propias de un embarazo. Y nos encontramos que había un montón de casos. Cuando digo un montón, digo decenas de casos, prácticamente en todas las provincias del país, incluso en capital federal. Decidimos contar estas siete historias porque creímos que eran con las cuales podíamos reconstruir de la mejor manera posible esos expedientes, esos momentos en la vida de esas mujeres, y a través de entrevistas. Porque pensamos que el derecho es una trampa, el mostrarse hostil con un lenguaje difícil para que la gente no pueda entender. Quisimos destrabar esa ficción interpelando directamente a los actores judiciales que habían intervenido en esos procesos y entrevistando a las propias mujeres.

Quisiera nombrarlas, son los relatos de Yamila, Paloma, Jimena, Eliana, Inés, Rosalía y Patricia. El libro muestra un sistema judicial que se entrelaza con rutinas políticas, mediáticas, culturales. ¿Cómo son y cómo se manifiestan esos engranajes de culpabilización y judicialización?

Encontramos que hay factores muy fuertes de control formal, como por ejemplo la “violación del secreto profesional” como en el caso de Yamila de Santa Fe. Ella va a una guardia con una hemorragia y el médico le dice al papá categoría que tenía que ir a la comisaría a denunciar el caso, y el padre la hace pensando que era un trámite administrativo. Y ahí arranca una situación tremenda para Yamila y toda su familia. Ahí tenemos un primer engranaje que excede al universo propiamente judicial e involucra también a redes antiderechos que están presentes en la corporación médica. Por otra parte hay cuestiones que tienen que ver con los medios -por eso me parece muy importante este espacio y los espacios los medios alternativos- porque estigmatizan a estas mujeres y presentándolas como “malas madres” o “monstruos” y eso contribuye a construir una sensibilidad de que esas mujeres se merecen lo peor por haber infringido normas penales pero sobre todo de género, como el estereotipo de “mala madre” desde estas construcciones de poder. También agentes judiciales, con “allanamientos sin orden judicial”, “extracciones de ADN en comisaría”, “estereotipos de género” y por lo tanto una administración de justicia discriminatoria. Cuestiones que hacen expedientes que, dentro del grupo que nosotros elegimos, hay algunos que siguen activos y deberían desactivarse. Consideramos que es urgente que esas esas chicas estén en libertad y estén absueltas.

Reseña: Dicen que tuve un bebé: el afán punitivo del Estado

¿Identifican particularmente un corte por la clase social a la que pertenecen?

Sí, definitivamente. Yo creo que en primer lugar hay una romantización de la maternidad que construye un relato sobre cómo deberían sentir las mujeres y las personas gestantes un embarazo; y es un mandato que es imposible de cumplir para cualquier mujer trabajadora. Por ejemplo, Rosalía es una mujer que trabajaba en precarizada en un frigorífico, que entraba a las cinco de la mañana, salía a las diez de la noche, y le exigían no desmayarse después de haber tenido un parto natural. Un mandato de clase que es imposible de cumplir porque claramente esos fiscales y jueces jamás en sus vidas trabajaron tantas horas y nunca lo van a hacer. Rosalía incluso era la única que tenía un trabajo en relación dependencia, a pesar de que estaba absolutamente irregular. Estamos hablando de mujeres como Jimena, una chica de salta que está presa, el único ingreso era la AUH, y tenía tareas de cuidado que claramente no eran remuneradas.

¿Cómo se cruza este libro, sus conclusiones, con la lucha por la legalización del aborto?

Hay un problema muy grave, y es que se está posponiendo el tratamiento de esta ley, que para nosotras es clave para poder destrabar estas historias. Sabemos que muchas empezaron en el hospital; si el aborto fuese legal, estas chicas hubiesen ingresado al hospital y no terminado en una comisaría. En primer lugar vemos que es urgente y tiene que tratarse este año; y que puede efectivamente cambiarles la suerte a las mujeres que no terminen dentro del sistema punitivo. Y también pensamos que tiene que haber una importante discusión en distintos espacios: nosotras seguimos investigando lo que tiene que ver con la “violación del secreto médico profesional”, es decir el deber de “confidencialidad” que tienen médicas, médicos, enfermeras y enfermeros que creemos también tienen que tener un debate en el marco de la interrupción voluntaria del embarazo.

Seguimos luchando para #QueSeaLey #EsUrgente #AbortoLegal2020, y para que no haya más mujeres muertas por abortos clandestinos, ni judicializadas, ni violentadas por el sistema punitivo.