El periodista declaró en el juicio por los crímenes cometidos en las brigadas de Quilmes, Banfield y Lanús. El rescate de la vida militante de su familia y una fuerte denuncia sobre el rol protagónico del poder económico y las consecuencias sociales y económicas que, a 45 años del genocidio, persisten sobre el pueblo.
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Sábado 19 de febrero de 2022 13:48
Foto: captura imagen transmisión Youtube
El periodista Diego Genoud declaró como testigo en la causa que lleva adelante el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata contra 17 represores por los crímenes cometidos en las Brigadas de Quilmes, Banfield y Lanús.
Es la primera vez que testimonió en un juicio de lesa humanidad. Y lo hizo por su madre, Manuela Elmina Santucho, secuestrada en CABA el 13 de julio de 1976 junto a su cuñada Cristina Navajas y Alicia D´Ambra, todas militantes del PRT-ERP. Por este hecho en junio pasado también declaró su primo Miguel Santucho.
Genoud no solo relató los pormenores del secuestro de su madre y su calvario por los distintos campos de concentración por los que pudo saber que estuvo (Automotores Orletti, Protobanco, Pozo Güemes, Banfield donde fue vista por última vez en abril de 1977). Con su testimonio buscó reivindicar la vida y la lucha de su madre de la cual siente un gran orgullo.
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“Ella y el resto de los 30 mil antes que víctimas fueron militantes, asumieron un compromiso, un riesgo. Actuaron detrás de una convicción, pusieron el cuerpo en función de lo que pensaban. Participaron de una experiencia muy intensa y yo reivindico esa lucha, la militancia revolucionaria de mi viejo, de mi vieja, de la familia”, apuntó.
Manuela era la segunda mujer entre diez hermanos de una familia comprometida con la vida militante. Dio clases en la ciudad de Gramilla, en Santiago del Estero. Como abogada, participó de la Asociación Gremial de Abogados en la defensa de presos políticos junto a Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. Luego de la fuga de Trelew viajó a Cuba con los hijos de Robi Santucho pero a los pocos meses regresó. Fue parte del diario El Mundo, periódico de la organización. Luego del secuestro de su compañero, en septiembre de 1974, tuvo la oportunidad de exiliarse pero decidió quedarse. "Consideró que era su deber como compañera, militante revolucionaria".
En este camino de reconstrucción sobre la historia de su madre y que definió como "un cráter en la historia personal y colectiva", Genoud resaltó la fortaleza de su madre durante su cautiverio y la preocupación por los demás, reivindicada en el testimonio de Adriana Calvo sobre el nacimiento de su hija Teresa en el Pozo de Banfield y la rebelión de las mujeres contra los torturadores para evitar que se llevaran a su hija haciendo un cordón humano alrededor de Adriana.
"Nenita", como la conocían en Santiago del Estero; "Mariana" su nombre de guerra y como era reconocida en la casa paterna en Baradero, donde Diego creció junto a sus abuelos Chocho y Adela hasta llegar en 1996 a Buenos Aires para estudiar Periodismo e incorporarse a la agrupación Hijos. La semblanza de una mujer llena de dulzura, ternura y firme en sus convicciones militantes, "curvas de la vida" que a Diego le costó entender pero que permanecen muy presentes y se sintetizan en una fecha muy significativa para él: 23 de septiembre, día del nacimiento de su madre Manuela y de su hijo Vicente.
En los últimos minutos de su declaración, Genoud denunció el rol protagónico que tuvo el poder económico en la gesta del genocidio y que mantiene continuidad hasta nuestros días con millones de personas en la marginalidad, endeudamiento externo y violencia institucional.
"No se puede entender todo lo que cuento simplemente como una historia que me pasó a mi o al que viene a dar testimonio personal, si no se comprende los marcos en que se dio esa confrontación, esa lucha. Hablo del poder económico, la jerarquía eclesiástica y el rol de Estados Unidos que jugó un papel determinante en los golpes de América Latina. Cincuenta años después es como que estamos en la misma trampa. El plan de Martínez de Hoz tuvo granes puntos de coincidencia con el de Cavallo y el de Macri. Muchas leyes de la dictadura, como la ley de entidades financieras, siguen vigentes. Ningún gobierno decidió suprimirlas"