El vicejefe de Gobierno porteño fue interpelado por docentes acerca de la calidad de la comida de los comedores escolares.
Jueves 24 de noviembre de 2016
Este martes Diego Santilli, vicejefe de gobierno, participó de un acto en el Jardín N° 1 de Bajo Flores. Una vez finalizada la actividad se acercaron a él docentes de la escuela primaria número 12, quienes comparten predio con dicho jardín.
Lo llamaron con la intención de invitarlo a comer "medallón de pescado" con puré, que era el plato del día en el comedor de la escuela. Primero probó el puré, pero le insistieron que el problema era el medallón de supuesto pescado. Luego de insistir, partió un pequeño pedazo y lo ingirió. Según afirman docentes de la escuela puso cara de asco y comentó "no tiene gusto a pescado, pero si olor".
Santilli, quien cobra más de 5 veces el salario de un docente, fue a vender globos de colores al Bajo Flores y las maestras le hicieron probar una cucharada de su propia medicina.
Pero los cuestionamientos no terminaron ahí. Las docentes también denunciaron que hace 6 años empezó una obra de refacción y aún la cocina no está en funcionamiento, por lo que la comida se trae desde el concencionario, llegando pasada o fría según el clima. Además señalaron que continúan los problemas edificios, con cloacas en mal estado y goteras en varias partes de la escuela.
A todo esto respondió que no estaba al tanto, más alla de que los reclamos formales ya llevan más de 4 años. Otro docente lo interpelo por el cambio inconsulto del sistema de puntaje establecido en el estatuto. A esto respondió con una evasiva diciendo que "no se tiene por que valorar los cursos de cerámica para un profesor de matemáticas".
Luego del mal trago, el funcionario se retiró a la tranquilidad de sus oficinas, pero en los comedores escolares la comida sigue siendo deplorable.
Empresas negreras, la realidad
Son alrededor de 30 las empresas que figuran como encargadas de realizar la tarea de asistencia alimentaria en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. Como nos cuenta Rosa, una trabajadora de comedor, algunas pocas empresas manejan varios contratos, y la terciarización es de larga data, “trabajo desde el año 94, hasta ahora trabajé con tres empresas diferentes, la última tiene muchisimos comedores en las escuelas, pisan fuerte y hacen lo que quieren. Se llama Compañía Alimentaria Nacional. Las licitaciones son cada dos años. Y esta nunca pierde, todo lo contrario, gana cada vez más escuelas con cada licitación”.
Estas empresas se aprovechan de la necesidad y urgencia de los trabajadores, la mayoría mujeres, muchas solteras y sostenes de familia. Es común que les hagan firmar un contrato inicial por un mes y luego se lo vayan renovando mes a mes.
Pero eso no es todo, otra trabajadora agrega, “nosotros cuando son las vacaciones de invierno y de verano no nos pagan. Tenés que rebuscarte esos meses para tener algo".
La precarización laboral de las empresas contratistas y las irregularidades en las condiciones de los alimentos, no son una problemática que se reduce al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Donde quiera ponerse la lupa para analizar el manejo de dicho servicio, se encuentra con un negocio donde la precarización y la mala calidad de los alimentos es la regla.
El servicio de comedor en las escuelas se presenta como paliativo esencial de cara a los ingresos por debajo de los índices de pobreza que muchas familias trabajadoras reciben. Sin embargo, la comida de los chicos termina siendo un negocio millonario para algunos con la complicidad de los gobiernos.