Jueves 12 de febrero de 2015
La posibilidad de realizar un impeachment a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, generó un debate nacional en medio de una situación crítica que incluye la baja en la popularidad de la presidenta, los escándalos de corrupción en Petrobras, las dificultades económicas, y las sequías y falta de agua en toda una región del país. Diez claves para entender los argumentos de la derecha, la respuesta del PT y la necesidad de una política independiente.
1. Trabajadores y jóvenes que sienten un enorme descontento en relación al gobierno pero que no son tucanos (miembros del partido opositor neoliberal PSDB) y mucho menos derechistas, comenzaron a ver con simpatía el debate sobre el impeachment de Dilma, que viene ganando peso en las redes sociales y en la prensa. Esto es así porque correctamente asocian al gobierno petista la responsabilidad por la creciente inflación, el aumento de la desocupación, el riesgo de apagones, la fiesta de corrupción en las empresas del estado, etc. Conocen un PT que no revirtió ninguna de las privatizaciones hechas por los tucanos, sino que encontró varias vías de seguir privatizando en forma velada, disfrazada, tomando de manos de los tucanos el control de la corrupción en los organismos federales. Están además presenciando un verdadero fraude electoral, con un gobierno que implementa un duro paquete de ajustes, incluyendo la quita de derechos laborales, cuando lo que había prometido en las elecciones fue exactamente lo contrario.
2. Sin embargo, el acto convocado para el 15 de febrero, por más que se esfuerce por aparecer como algo espontaneo, tienen por detrás a tucanos y derechistas de toda estirpe. Está lleno de sectores favorables a la dictadura militar, y su propuesta de impeachment pretende llevar el país hacia la derecha, en un sentido contrario al de la justa indignación de los sectores más explotados y oprimidos de la población.
3. Muchos trabajadores jóvenes no tienen claridad de lo que significaron los gobiernos tucanos para el país en la década de los ’90. Si Los tucanos estuviesen en el gobierno, implementarían un paquete de ajustes y ataques aún más duros que los que está implementando Dilma. Por más que Aécio Neves también haya dicho en campaña electoral que no implementaría ajustes o quita de derechos, mentía al igual que Dilma. Es lo que vemos en San Pablo, donde Alckmin, tucano de primera línea, despide a profesores y mete a más de 60 alumnos en una misma aula.
4. Estos pajarracos de plumaje azul y amarillo (símbolo tucano) están utilizando los escándalos de Petrobrás para defender una privatización más descarada y profunda del petróleo, retomando su viejo proyecto, la Petrobrax (con “X” para hacerla más vendible a los extranjeros), que había sido derrotado por la gran huelga de 1995.
5. La falta de agua y el riesgo de corte de electricidad son el resultado de las privatizaciones hechas por el PSDB en la década del ‘90, cuyos capitalistas beneficiados fueron elegidos con métodos que les quita toda autoridad para criticar los grandes escándalos de corrupción petistas: el mensalão de 2005 y el actual petrolão.
6. Como respuesta al debate sobre el impeachment impulsado por la oposición burguesa, los formadores de opinión del PT (blogueros, intelectuales, periodistas, dirigentes sindicales y de los movimientos sociales) agitan el fantasma del “golpe de la derecha”. Esta es una operación ideológica que tiene por objetivo intimidar todo y cualquier cuestionamiento al gobierno Dilma por izquierda, afirmando que por más justo que sea, si moviliza fuerzas que debiliten al gobierno, terminará haciéndole el juego a la derecha. De acuerdo con esta teoría, nunca el gobierno del PT podrá ser cuestionado por una movilización independiente de los trabajadores, de la juventud y del pueblo pobre, porque siempre el PSDB estará al acecho para capitalizar, como ocurrió en las elecciones del año pasado. Por más increíble que pueda parecer, incluso sectores de la izquierda han entrado en este juego del PT, como es el caso del Partido de la Causa Operaria (PCO).
7. En la actual coyuntura política y económica, es muy difícil llevar a cabo cualquier intento serio de impeachment contra Dilma. No solo porque aún no existe ningún indicio concreto de corrupción que alcance a la presidenta, sino también porque los sectores más altos de la burguesía y la misma cúpula del PSDB temen que una mayor polarización política nacional abra espacio para un nuevo Junio de 2013 o algo incluso más profundo. Por eso, para alimentar el fantasma del “golpe de la derecha”, los petistas conscientemente confunden la simpatía por la dictadura militar de buena parte de los manifestantes que integran los actos por el impeachment y los trámites jurídicos hechos por el PSDB para justificar un eventual proceso de impeachment en el futuro, lo que ellos llaman “tercer turno”.
8. Aun cuando surja algún indicio de corrupción que involucre directamente a la presidenta, el impeachment es un mecanismo constitucional que delega al Congreso Nacional -que también está completamente enlodado de corrupción- la atribución de decidir sobre quién debe o no seguir gobernando al país. En el caso de una decisión favorable a la salida de la presidente, asumiría el vicepresidente Michel Temer o Renan Calheiros, ambos del PMDB, partido que también está hundido en el lodo hasta el cuello. Si saliese a luz cualquier relación de Temer con la corrupción, asumiría el cargo el Presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, un derechista de primera línea, destacado enemigo de la lucha democrática por los derechos de las mujeres y la diversidad sexual. Es decir, por la vía del impeachment, siempre se va a cambiar seis por media docena. Así ocurrió con el Fora Collor, el impeachment que en 1992 destituyó al presidente Fernando Collor de Mello luego de masivas manifestaciones populares, proceso que no pudo parar el avance del neoliberalismo.
9. ¿Entonces qué hacer? Ante la polarización entre la derecha y el PT que genera el debate sobre el Impeachment, se pueden encontrar otras voces. Marcelo “Pablito” Santos, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo, se expresa al respecto planteando la necesidad de tener una política independiente.
Frente al acto convocado para el día 15 de febrero plantea: “En lugar de ir a los actos por el impeachment de Dilma convocados por la derecha, los trabajadores y jóvenes que quieren expresar su indignación contra el gobierno del PT deben unirse a las manifestaciones que están siendo convocadas contra los ataques a los derechos laborales, contra la falta de agua y el aumento de los boletos. La izquierda tiene que luchar por unir todas estas demandas en una sola lucha, organizando asambleas de base que preparen actos y paros unificados. Los sectores más conscientes de la izquierda clasista y opositora tienen que exigir que los sindicatos, centrales sindicales y movimientos sociales rompan con el gobierno petista para impulsar una movilización consecuente. No estamos obligados a elegir entre el “fantasma del golpe de la derecha” agitado por el PT y que alimenta la pasividad mientras su gobierno implementa el paquete de ataques y ajustes, o los “actos por el impeachment” convocados por la derecha, que buscan debilitar al PT para fortalecer un proyecto aún más de derecha para el país. Tenemos que batallar por una alternativa independiente, basada en la fuerza de la movilización de los trabajadores, la juventud y el pueblo pobre”.
10. Indagado sobre qué sería esa alternativa independiente, Santos concluyó: “Una fuerte movilización independiente, que retome el espíritu de las jornadas de junio de 2013 y de las huelgas que sacudieron al país en los últimos años sería capaz de luchar por respuestas de fondo para las demandas más sentidas por la población.
Cárcel y confiscación de bienes de todos los corruptos. Petrobrás 100% estatal y bajo control democrático de los trabajadores que la hacen funcionar en alianza con la población. Que todo juez, parlamentario, político o funcionario de alto escalafón gane el mismo salario que un profesor. Estatización de todo el sistema de abastecimiento de agua y luz bajo control de los trabajadores y usuarios. Revocación de los aumentos de tarifas de agua, luz combustibles y transporte contra el pueblo, y en contrapartida, aumento de los impuestos a los grandes capitalistas y no pago de las deudas del Estado con los banqueros para viabilizar los recursos necesarios. Derogación de las leyes que quitan derechos a los trabajadores. Aumento automático de los salarios según el aumento del costo de vida. Reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salarios para que nadie se quede sin empleo. Fin del factor jubilatorio para que todos se jubilen según el salario que reciben en actividad.
Ese sería un programa capaz de unificar la actual indignación de distintos sectores explotados y oprimidos en un plan común de lucha. Son medidas que para ser realmente implementadas, apuntan claramente a una perspectiva revolucionaria, de un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre basado en la democracia de las asambleas de base de sus organizaciones de lucha”.
Daniel Matos
Nacido en Montes Claros, Minas Gerais, Brasil. Dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil, reside desde 2015 en Argentina colaborando con la dirección del PTS. Miembro del consejo editorial de Esquerda Diário y de la revista Estrategia Internacional. Coautor del libro Questao negra. Marxismo e classe operaria no Brasil, Ediciones Iskra, 2013.