La ministra estalló de alegría con el cierre de la causa por parte del juez, quien confesó que lo hizo presionado. Ahora construye un relato plagado de mentiras.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 8 de diciembre de 2018 00:13
Si algo hay que reconocerle a la ministra de “Seguridad” Patricia Bullrich es su vocación constante de intentar superarse a sí misma. A veces lo logra.
Con el “exitosísimo” G20 a cuestas y en medio de su resolución ministerial que habilita le gatillo fácil policial y la ejecución sumaria, ella se paseó como nunca por casi todos los canales de televisión, dio muchas entrevistas radiales y sus declaraciones se replicaron en todos los portales.
Además de los elogios recibidos por haber transformado la Ciudad de Buenos Aires en una prisión a cielo abierto durante todo el fin de semana, su ego se vio anabolizado aún más por otro “éxito”, que tal vez pasó un poco desapercibido pero que, al menos en su fuero íntimo, la hizo muy feliz.
Se trata de la decisión del juez federal de Rawson Gustavo Lleral de dar por cerrada, el jueves 29 de noviembre (un día antes del G20) la causa por desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, sin culpables imputados y sin haber investigado prácticamente nada sustancial para descubrir la verdad del caso.
Entre las muchas entrevistas dadas por Bullrich esta semana, se destaca una en la que desplegó un catálogo de falacias concentradas alrededor del caso Maldonado. Nada nuevo en cuanto al sostenido relato oficial sobre el tema a lo largo de un año y cuatro meses. Pero sí una superación en el nivel de cinismo y de impunidad verbal. En el programa “Odisea Argentina” del canal LN+ (conducido habitualmente por Carlos Pagni), Bullrich conversó 40 minutos con el periodista Pancho Olivera. Diez de esos minutos fueron dedicados al balance oficial sobre el caso Maldonado.
De las muchas mentiras desplegadas en su relato, se seleccionan aquí las diez más crueles, sofisticadas y criminales.
1- “Igual que los hijos de Noble”
Bullrich arrancó diciendo que con el caso Maldonado el Gobierno y el Poder Judicial pudieron “desenmascarar un aparato que en la Argentina venía construyendo relatos permanentes, como el relato de los hijos de Noble, que llegó a que los insultaban, es igual”.
La comparación no fue azarosa, sobre todo cuando le permite rendirle pleitesía una vez más al Grupo Clarín. Pero no no solo ambos casos no tienen nada que ver sino que, además, aún se desconoce el origen biológico de Marcela y Felipe Noble Herrera, hijos “adoptados” por Ernestina Herrera de Noble en 1977 (y a quienes les puso el apellido de su difunto esposo para asegurarse la herencia).
Aunque sus ADN no hayan coincidido con las muestras (limitadas) existentes en el Banco Nacional de Datos Genéticos, aún no está dicho que ambos no son hijos de desaparecidos, toda vez que sus “adopciones” fueron en plena dictadura, con papeles precarios y aún se desconocen sus familias biológicas.
2- Inventos
La ministra prosiguió. “Querer llevar a la Gendarmería a una desaparición forzada, a una figura de la dictadura… A los inventos... Era todos los días como un capítulo nuevo de una serie... Una persona con binoculares, la Procuvin que se metía con testimonios falsos, el CELS que se metía a mentir todos los días, el invento de las camionetas, el invento de la sangre, el invento del otro diciendo que los teléfonos estaban sonando y que escuchaba voces de caverna...”
Que la Gendarmería Nacional tiene la capacidad total para hacer desaparecer a una persona no es algo que Bullrich desconozca. Tanto como la tienen el resto de las fuerzas federales y provinciales. De hecho en este país, señora ministra, hay cientos de personas desaparecidas en tiempos postdictatoriales, en un gran número a manos de esas fuerzas represivas estatales y en otro tanto con el aval o la complicidad de ellas. Y usted lo sabe.
Pero lo peor es que la funcionaria transforme en su relato los testimonios, los indicios probatorios y otras instancias del expediente en ingredientes de una supuesta conspiración de las víctimas por sobre los victimarios.
Fue el Estado por ella representado el que desató una infinidad de versiones (surgidas desde las cloacas de los servicios de inteligencia y propaladas por periodistas y empresas periodísticas aliadas) con el objetivo de justificar y sostener, precisamente, un crimen de Estado.
Ningún organismo de derechos humanos interviniente en la causa mintió respecto a nada. Todo lo aportado al expediente fue debidamente fundamentado y si no se avanzó en la verdad fue por la acción del nada imparcial juez Guido Otranto, de la nada neutral fiscal Silvina Ávila y del nada tonto juez Gustavo Lleral, quienes aceptaron sin chistar la intervención directa del Ministerio de Seguridad en la causa, aprobando o no líneas de acción y demás detalles procesales.
Leé también Ningún relato: así fue la cacería en que desapareció Santiago
Leé también Ningún relato: así fue la cacería en que desapareció Santiago
3- Las camionetas
Bullrich dice “el invento de las camionetas”. Lo dice rápido y al pasar, como para que nadie pregunte. Pero consta en el expediente, y nadie pudo desmentirlo, que los móviles utilizados por la Gendarmería en el ingreso ilegal a la Pu Lof de Cushamen el mediodía del 1° de agosto de 2017 fueron inmediatamente guardados en los destacamentos y lavados por completo.
También consta en el expediente que al momento de los peritajes, días después del hecho, esas camionetas tenían las fajas de seguridad rotas. Y, según una escucha volcada a la causa, fue el propio Pablo Nocetti (secretario de Seguridad del Ministerio) quien llamaba a los jefes de Gendarmería para avisarles cuándo se realizarían esas pesquisas.
Bullrich puede inventar lo que quiera, pero es lógico que esos hechos, en medio de la desaparición de Maldonado, resultaban más que sospechosos y debían ser denunciados como tales. Como esos, son muchos más los puntos no resueltos sobre el accionar de Gendarmería durante aquella jornada represiva que las supuestas imprecisiones de alguna declaración testimonial, tomada bajo presión y con amenazas de revictimización.
4- La sociedad
“Creo que la construcción de una estrategia nuestra, que fue defensiva, porque el 90 % de las opiniones eran contrarias a lo que nosotros decíamos, no así en la sociedad que había mucho apoyo, fue un ejercicio de deconstrucción, de destrucción de un relato mentiroso que se hubiera convertido en verdad si nosotros hubiéramos sido cobardes”, dice la represora.
¿No será al revés? ¿No será que el 90 % de la sociedad no la apoyaba en lo más mínimo mientras que las “opiniones”, al menos las más escuchadas y leídas en los grandes medios, le hacían el aguante aún en sus momentos de lagunas argumentativas y crisis de nervios?
¿Hay que recordar, una vez más, que mientras cientos de miles de personas se movilizaban en todo el país pidiendo la aparición con vida de Santiago grupos como Clarín, La Nación o América demonizaban a quienes se manifestaban y mostraban acríticamente las brutales represiones en Buenos Aires y otras ciudades, con detenciones ilegales y gran despliegue de servicios de inteligencia?
5- El puestero puesto
En un momento de la entrevista Olivera le pregunta a Bullrich si se acuerda de la teoría según la cuál Santiago podría haber sido asesinado diez antes de los hechos de Cushamen por un puestero de Benetton. “Muchos periodistas lo comentamos y está en la causa, ¿no fue un relato eso también?”, lanzó el entrevistador.
“Bueno, lo que pasa es que en ese momento había como dos cosas que nos daban un cierto grado de verosimilitud. Nosotros tampoco nunca lo comprobamos, dijimos ’hay una persona que dice que le metió un cuchillazo a otro y hay alguien que no está’. Nosotros ni sabíamos si Maldonado había estado ahí, porque todas las personas estaban encapuchadas”, se justificó la ministra.
Miente Bullrich. Y miente por dos. Por un lado, que Santiago estuvo en Cushamen ese 1° de agosto ya lo habían dicho muchos allegados a él. Solo que Bullrich, Otranto y Ávila nunca los quisieron escuchar. Pero por otro lado, que el puestero nunca lo podría haber asesinado lo confirmó la propia madre de Santiago, quien habló con su hijo el 25 de julio, es decir cuatro días después de esa conversación telefónica. De las pocas cosas que no dejó dudas el hallazgo de su cuerpo 78 días después en el Río Chubut es de que, precisamente, que Santiago estuvo ahí pese a la negación oficial.
Mirá también Crimen de Estado y desaparición forzada: lo que Lleral niega en el caso Maldonado
Mirá también Crimen de Estado y desaparición forzada: lo que Lleral niega en el caso Maldonado
6- “No se pudo”
La funcionaria dice que a Santiago no lo encontraron de forma inmediata por culpa de la comunidad mapuche. “No podíamos entrar al lugar. Lo que se descubrió 78 días después se podría haber descubierto 75 días antes. En tres días, con un buen trabajo de la Prefectura, se hubiera podido descubrir lo que se descubrió. Lo que pasa es que nunca lo pudo hacer”.
Caradura es poco. Pero además toma a todo el mundo de estúpido. Antes de encontrar el cuerpo de Santiago, el 17 de octubre de 2017, sus funcionarios del ministerio organizaron no menos de ocho rastrillajes, de que participaron más de medio millar de policías, prefectos y miembros de la PSA. En todos ellos “entraron al lugar” e hicieron todo lo que quisieron. En varios de esos operativos quien dirigía no era ni el juez ni la fiscal, sino Gonzalo Cané, segunda línea del Ministerio de Seguridad e interventor de facto en la causa.
7- Mucho odio de clase
7- Bullrich dice en la entrevista que no se arrepiente de nada pero sí les pide arrepentimiento a otros. Ella dice que quienes deberían pedir perdón son “los maestros que salieron a insultar a los hijos de los gendarmes, a decirles asesinos. No se puede ser maestro e insultar a un chico por ser hijo de un gendarme al que acusaban, falsamente, se asesino”.
Eso es totalmente falso, ya que no hubo un solo caso conocido en que alguien medianamente creíble denunciara esa supuesta conducta de docentes de Esquel, El Bolsón o de cualquier escuela del país. De haber ocurrido algo así, quienes primero hubieran salido a repudiarlo son las y los miles de docentes que, alzando bien alto la imagen de Santiago, no se confunden quiénes son y dónde están los perros guardianes del Estado que reprimen y asesinan.
Pero además, fue la misma fuerza represiva la que cerró filas en un verdadero pacto de impunidad, amparando a los efectivos que ingresaron ilegalmente al Pu Lof, que apedrearon y dispararon contra el grupo de jóvenes mapuches, que sitiaron la comunidad durante horas, quemaron las pertenencias de esas familias y se robaron otras, y que desde entonces se llamaron a silencio. ¿Con qué cara miran a sus hijos hoy esos gendarmes?
8- Las cosas como son
Bullrich le dijo a Olivera que “hay gente que hubiera querido que las cosas fueran de otra manera. Le cabía esa idea de que en nuestro gobierno más que democracia había dictadura y que éramos capaces de hacer desaparecer, como en la dictadura, una persona, cortarla en pedacitos como describían en varios artículos”.
El cinismo hecho ministra. Que su gobierno sea más que una democracia una dictadura y que son capaces de atrocidades de este tipo, no es algo que dependa de alguna “idea”. Sucede o no sucede.
No es de la familia de Santiago, de su entorno íntimo y de quienes marchamos junto a ellos por cientos de miles en todo el país de donde vaya a salir el regocijo por que el joven pudiera haber sufrido a causa de esa represión brutal a una lucha tan legítima como humana por tierra y libertad. Solo una mente retorcida como la de represora puede pensar en ese tipo de especulaciones decadentes.
9- La violencia invertida
“La familia desde el primer día fue muy violenta con nosotros”, lanza Bullrich y se le ensancha la comisura derecha. “Nos acercamos los primeros días a darles el apoyo y nos gritaban ‘desaparición forzada, asesinos’”, completa.
Pero es la misma Bullrich que por esos primeros días empezaba a inventar la teoría del puestero, había dado entrevistas acusando a los mapuches de ser terroristas financiados por el Isis y las FARC y dijo públicamente, con una investigación judicial recién iniciada, que ella bancaba a muerte a sus gendarmes.
Además ella es quien tiene a su cargo tanto a la fuerza actuante en Cushamen el 1° de agosto de 2017 (Gendarmería), como a las fuerzas encargadas de “producir las pruebas” para la investigación judicial (Policía Federal, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria). Si eso no es violencia deliberada contra las víctimas de un crimen de semejante talla, ¿qué lo es?
Leé también Fopea premió al operador del Gobierno Claudio Andrade por “investigar” el caso Maldonado
Leé también Fopea premió al operador del Gobierno Claudio Andrade por “investigar” el caso Maldonado
10- Clarín no miente
“La familia dice que hubo presión sobre el juez”, preguntó Pancho Olivera. “Bueno, eso ya lo respondió el juez, ¿no?”, retrucó Bullrich. Esta es, quizás, la mentira más miserables de la ministra.
Por un lado, la represora insiste en querer demostrar que si en esta historia hay culpables son Stella Maris, la madre de Santiago, el hermano Sergio y su compañera Andrea, la abogada y los organismos de derechos humanos. Y que por el contrario el Gobierno fue algo así como una víctima inocente de una campaña despiadada orquestada por múltiples actores.
Pero por otro lado, en este caso, le dice a la madre de Maldonado que es una mentirosa. Como se recordará, apenas cerrada la causa el 29 de noviembre la familia de Santiago denunció que el juez Lleral llamó a la casa y entre otras cosas le dijo a Stella Maris que estaba presionado para cerrar la causa cuanto antes.
La “desmentida” de Lleral a esa acusación la hizo a través del pseudoperiodista Claudio Andrade de Clarín, uno de los máximos exponentes del servilismo canalla que presta su pluma para operar a pedido del poder. ¿A tanto aceptó arrastrarse también el juez? Hasta ahora no salió a desmentir a Andrade. Parece que esa nota de Clarín fue una excepción a la regla: es cierta. Creerle a Lleral en base a esa nota sería un acto de ignorancia supina.
Bonus track
En esas diez mentiras lanzadas en diez minutos de entrevista se concentra casi todo el plan del Gobierno y el Poder Judicial alrededor del caso Maldonado, pensado para defender incondicionalmente los intereses de los poderosos terratenientes de la Patagonia, muchos de ellos amigos del mismo Mauricio Macri.
Quizás la única verdad dicha por Bullrich sea la que, paradójicamente, justifica todas y cada una de las criminales falacias que anteceden. Según sus propia palabras, fue el presidente de la Nación quien, ante la crisis abierta por el caso, le dijo “convencete de la verdad, convencete, y cuando estés convencida defendé esa verdad”. Y así fue. “Si, y así fue”, le dice Bullrich al periodista de LN+ que la mira con una sospechosa seriedad.
El último jueves la familia de Santiago Maldonado junto al resto de las querellas de la causa anunciaron que apelarán la resolución de Lleral. Consideran que este crimen de Estado debe ser investigado a fondo, dar con todos los culpables y sus cómplices y castigarlos como corresponde.
Eso a Bullrich ni le importa. Pero debe saber, señora ministra, que con la lucha consecuente de las víctimas en este país se han logrado muchas condenas a genocidas de la peor calaña, aún luego de décadas de impunidad. Lo suyo, al lado de los crímenes de Videla, Astiz y Etchecolatz puede parecer menor. Pero a usted le queda bastante por recorrer y enfrente tiene a familiares y organizaciones decididas.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc