La Izquierda Diario conversó con Juan Valerdi, economista de la Universidad Nacional de la Plata sobre las perspectivas de la economía.
Sábado 16 de junio de 2018
Las contradicciones del modelo económico de Cambiemos se expresaron fuertemente durante estas últimas semanas, la corrida cambiaria con la consiguiente devaluación es consecuencia de ello. La izquierda Diario conversó con Juan Valerdi, economista docente de la Universidad Nacional de La Plata, ¿Qué opina sobre la situación económica actual?¿Cómo afecta al Gobierno?
La situación económica actual y la esperable para el futuro en la argentina no puede ni debe analizarse sin incorporar la situación política y social. Aunque esto parece evidente muchos economistas no piensan así y tratan de explicar la economía y su evolución desde planillas excel en una computadora de su cómoda oficina aislada de la realidad. Tratare de no caer en esa simplificación o miopía en este breve bosquejo de lo que esta pasando y podría pasar en argentina, en las variables macroeconómicas fundamentales, en sus implicancias sociales y políticas.
Algunos de los eventos más trascendentes de estos días son: el cambio de las autoridades del Banco Central (BCRA) y la publicación del texto del acuerdo que la argentina propone al FMI para obtener U$S 50.000 millones de asistencia. Al leer el texto del acuerdo se observa que esta lleno de obviedades y publicidad de buenas intenciones relacionados con cuidar a los pobres, a los niños, a los ancianos, a los jóvenes, cuidar de los derechos a la igualdad de las mujeres, así como tener una justa distribución de cargas tributarias y lucha contra la corrupción, narcotrafico y demas. Las metas en las variables macroeconómicas que se postulan en el texto son cumplibles sin embargo, sólo en base al restablecimiento de la confianza local e internacional, lo cual no se explica de modo convincente por qué deberían ocurrir. No obstante, esto es lo menos inconsistente del plan económico sujeto a control del FMI. Lo más inverosímil es el cumplimiento de las condiciones políticas para imponer las reformas y leyes comprometidas en ese plan. Pensar que en función del balance de fuerzas actual del congreso es posible aprobar una reforma de la carta orgánica del BCRA, que daría una supuesta mayor independencia, así como estabilidad a sus autoridades, mientras quienes asumen son los más claros representantes de los grandes bancos y fondos de inversión extranjeros; esto, junto con la prohibición de financiar al tesoro, establecer metas centradas en la lucha contra la inflación, no promover el empleo y crecimiento económico, es decir, volver al BCRA autista de la convertibilidad, pensar que esa reforma es posible en un año preelectoral, es un acto de inocencia inmenso o una farsa destinada a culpar a la oposición de la debacle por poner “palos en la rueda”. Si además, observamos que la parte central de los recortes prometidos tiene que ver con disminuir las transferencias a provincias y las inversiones en obras públicas que se realizan en esas provincias y sostienen la actividad en las mismas, con especial impacto numérico además en el año electoral, las perspectivas refuerzan lo dicho anteriormente.
A su vez, la actividad económica argentina tratando de lograr una salida de la recesión y depresión de los negocios a través de las exportaciones va a contramano del mundo que comienza a levantar barreras. Actualmente los países más importantes están atravesando guerras comerciales, esta estrategia es exactamente lo que el mundo esta diciendo que no va más. Todo esto sucede mientras el gobierno argentino trata de vender sus productos al exterior para compensar la destrucción de su mercado interno por la concentración de ingresos y deterioro del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones, la retracción de toda inversión productiva por la suba de tasas de interés desbocada y la incertidumbre absoluta sobre inflación, el tipo de cambio y factores políticos. Sinceramente, para un macroeconomista esta combinación de medidas y la “planilla excel” que presenta el gobierno argentino ante el FMI parece un acto de esquizofrenia, o el armado de una bomba de tiempo con un contador de tiempo que parece apuntar a cero a fines de 2019, momento en que asumiria el proximo gobierno y recibiria una pesada herencia, tan mencionada en el texto enviado al FMI.
En síntesis las variables políticas, sociales y económicas que dan marco al acuerdo que pretende firmar el gobierno con el FMI definen un escenario económico cuyo deterioro sera acelerado, grave y que difícilmente llegue a las elecciones del 2019 sin desembocar en crisis cambiarias que pueden trasladarse a crisis bancarias y un entorno de conflicto social, sindical y político que ahondara la imposibilidad de acompañar las reformas y medidas comprometidas ante el FMI y que, por lo tanto podría determinar que los desembolsos no alcancen los U$S 50.000 millones máximos teóricos, ni siquiera en caso de necesitarlos.
Podremos asistir a operaciones de suba y baja artificial del dólar como la suba de bajo volumen de estos días y la probable baja desde la semana que viene para mostrar a Caputo (Luis Caputo, nuevo presidente del BCRA, NdR) como exitoso. Incluso para que los dueños del fondo Templeton internacional, socios del nuevo vicepresidente del BCRA en sus fondos de inversión locales como SBS, puedan suscribir nuevos bonos y lograr ganancias no solo de intereses sino de cotización a la que recompran sus dólares aprovechado el diferencial de las cotizaciones.
La parábola que se me ocurre para los cambios del BCRA y el plan FMI bosquejado en el texto publicado es que una pyme incendia una parte de sus galpones para cobrar un jugoso seguro que podría darle margen para salir a flote y tener mejoras en su balance, la confianza en los bomberos, pronósticos de lluvia y la suerte son parte clave de ese plan y estos factores parecen peligrosos como definitorios para jugarse una empresa, imaginense jugarse el bienestar de la mayoria de la población de un país en ese incendio controlado.