El mismo día en que Dilma vetó la enmienda que creaba una Comisión para auditar la deuda pública, la presidenta sancionó el Presupuesto 2016, que prevé el aumento de impuestos y gastos millonarios en beneficio de los detentores de la deuda pública brasilera, remunerada con altísimos intereses.
Sábado 16 de enero de 2016
El texto aprobado por Dilma será publicado en el Diario Oficial. No hay recortes en las partidas destinadas a los partidos políticos ni al pago de la deuda pública, pero sí en áreas como salud y educación. De acuerdo con fuentes del gobierno, los recursos destinados al Fondo Partidario no fueron vetados. El año pasado, fueron destinados en el Presupuesto R$ 867 millones al Fondo Partidario. Para este año el monto es de R$ 819 millones.
El presupuesto aprobado por el Congreso nacional cuenta con la previsión de ingresos provenientes del impuesto “Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros” (CPMF), conocido como impuesto al cheque. El presupuesto de 2016 es de R$ 2,488 billones. De ese total, R$ 654 mil millones son para la deuda pública. Es decir, un cuarto del presupuesto es consumido solo en intereses sin contar el pago “principal” de la deuda. Ni de cerca, la suma de gastos en áreas sociales como salud y educación se aproxima al total destinado al pago a los banqueros y empresarios brasileros e imperialistas
El presupuesto, sin embargo, ya nace desfasado. Fue elaborado con la expectativa de caída de un 1,9 % del PIB en 2016 y una inflación de 6,47 %, mientras que el mercado financiero, en el último informe de Focus del Banco Central, previó un retroceso de 2,67 % en el crecimiento y un Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) de 6,80 % para final del año que viene. Para 2016, el Presupuesto estima un crecimiento de la masa salarial nominal en apenas 2,32 %. El proyecto aprobado prevé gastos totales en personal y cargas sociales de R$ 287,5 mil millones, correspondiendo un incremento de 12,1 % en relación a la ley presupuestaria de 2015, el equivalente a R$ 31 mil millones.
A pesar de estas discrepancias, el gobierno de Dilma no retirará un centavo de la deuda, muy por el contrario, honrará este compromiso “esencial” pero buscará compensarlo con recortes en salud, educación y, especialmente, avanzar en la implementación de la reforma del sistema de seguridad social, aumentando la edad mínima jubilatoria. Por otro lado, queda claro que ni siquiera una medida limitada como una auditoría de la deuda para opinar si debería ser reconocida la totalidad o solo una parte de ella está permitido por el gobierno de Dilma y el PT.
Organizar una movilización para imponer una auditoría no es sin embargo una respuesta a la sangría de los recursos y fortalece, además, la idea de que habría una parte legítima de la misma. En Grecia, el gobierno de Syriza impulsó una auditoría y mientras se debatía, no solo se siguió pagando la misma sino también se continuó sometiendo al pueblo griego a nuevos ataques a pedido de la troika. Basta de sangría de los recursos del país para el enriquecimiento de millonarios. Es necesario pelear por el no pago de la deuda, ¡ni un centavo!
Estos números divulgados muestran cómo existen los recursos para responder a las necesidades de los trabajadores y el pueblo pobre. Es necesario pelear por el no pago de la deuda, implementar impuestos progresivos sobre las grandes fortunas y lograr que los empresarios y políticos, con sus privilegios y fortunas, paguen por la crisis.
Esquerda Diário / Agência Estado