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“Dios, patria y familia”: ideario del peronismo en tiempos de Milei

Maximiliano Olivera

Ilustración: @marcoprile

“Dios, patria y familia”: ideario del peronismo en tiempos de Milei

Maximiliano Olivera

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Sergio Berni bailando con Rebord, Guillermo Moreno adoctrinando a Rosemblat, Ofelia Fernández leyendo la biblia con Juan Grabois. Postales de figuras e influencers de un peronismo que apuesta a una vuelta electoral mientras asume parte de la agenda planteada por Milei, los grandes empresarios y el FMI.

Que la llegada al poder de Milei fue un parteaguas en el tablero político no es una novedad. El inicio del experimento libertariano demandó diversos análisis para entender cómo llegamos hasta aquí y si la sociedad, no solo la rebeldía, se volvió de derecha. Desde ese diciembre candente comenzaron las primeras respuestas a los ataques del “plan motosierra”, donde además de las peleas parciales hubo puntos como el paro general de la CGT del 24 de enero, las movilizaciones que terminaron en la caída de la primera versión de la Ley Ómnibus y la reciente marcha federal en defensa de la universidad pública, que marcó un salto con la movilización de un millón de personas.

Así, en estos meses, varias lecturas sobre el gobierno de Milei se entrelazan con el debate sobre cómo enfrentar a Milei. Trazado este marco, vamos a polemizar con ideas y planteos de figuras e influencers peronistas que circulan en las aulas, los laburos y las redes. Este ideario es presentado como una “batalla cultural” del peronismo que gira a derecha en una “vuelta a sus orígenes” y que encuentra como referentes desde Guillermo Moreno —ex secretario de Comercio del kirchnerismo, impulsor de patotas contra los trabajadores del Indec y la izquierda— a Santiago Cúneo —un menemista, socio del carapintada Aldo Rico—, pasando también por un Juan Grabois, quien profundizó su prédica religiosa y contra la izquierda. También hay lugar para que Sergio Berni, que confiesa que admira “los huevos” de Milei y se “identifica” con Villarruel, tenga en Blender su lavado de imagen como represor y quemador de casillas de Guernica. [1]

Apunten contra el progresismo

“Si le seguimos diciendo elle a un gato va a ganar Milei”. La frase de la humorista Noelia Custodio en una entrevista con Tomás Rebord en octubre de 2021 volvió a circular en las redes tras el triunfo de La Libertad Avanza en el ballotage. Su viralización fue expresión de aquellas explicaciones que buscaron en causas progresivas el chivo expiatorio de la derrota del peronismo. Esta explicación omite que el peronismo vino uniéndose en torno a candidatos derechistas como Daniel Scioli, actual empleado de Milei, y Sergio Massa, actual empleado de un “fondo buitre”. Tampoco hay lugar para analizar la gestión desastrosa de Alberto Fernández, con un aumento de la precarización, la pobreza y el ajuste bajo el mandato del FMI.

Desglosando esta conclusión respecto a la juventud, el envalentonamiento de los varones libertarianos —núcleo duro de los votantes de LLA— sería una consecuencia de los años de movilización de las mujeres, con la conquista del derecho al aborto legal, y de las diversidades. La premisa toma parcialmente un fenómeno internacional en la juventud, donde las mujeres tienen una mayor adhesión a las ideas progresivas e igualitaristas, mientras que los varones adhieren más a las ideas conservadoras, pero el remedio propuesto termina siendo peor que la enfermedad.

Si desde Milei para abajo, los libertarianos hablan de “estar ganando la batalla cultural”, diferentes sectores del peronismo han anunciado la propia. Esta variante de la “batalla cultural” estaría centrada en recuperar un “ser nacional”, una “argentinidad” que remite, en última instancia, a la doctrina esbozada por Perón. Ante cualquier posible identificación del peronismo con el progresismo, se trata de “volver a las fuentes, la doctrina” y recuperar la versión justicialista del “Dios, patria y familia”. Este juego de espejos está acompañado de una sobreactuación de diferentes tira-postas basados, con Rebord como arquetipo, que en la calle digital enfrentan a los “nenazos” y “virgos libertarios”.

Seduciendo al capital

Con una presencia casi permanente, desde C5N a streamings con Pedro Rosemblat, Guillermo Moreno postula al peronismo como el hecho bendito del país burgués, donde tras “los días más felices” está la conciliación entre el capital y el trabajo. Pero ahora esta conciliación de clases tendría que darse en tiempos de ajuste, donde Moreno vuelve a hablar de “hacer costos”, “competitividad” y “equilibrio fiscal” para camuflar esa perspectiva. En una entrevista con Rebord, el ex funcionario plantea un camino de beneficios y “reducción de costos” para aumentar los ingresos de la “oligarquía”, con un plan de retenciones para conseguir los dólares y pagarle al FMI. Esa “reducción de costos” viene por “mejorar la competitividad aumentando la productividad”, donde Moreno recurre al segundo gobierno de Perón y los Congresos de la Productividad:

Del 52 al 55 hay un Perón extraordinario que los peronistas nos hicimos bastante los boludos también, que es cuando Perón comienza a decir ‘cada uno tiene que producir lo que consume’. Extraordinaria la frase. No me vengas a consumir lo que no producís, no me vengas a reclamar la felicidad que no hiciste el esfuerzo para tenerla. No es ‘te doy’, hacé el esfuerzo y reclamala, pero primero hacé el esfuerzo”, plantea Moreno. “Entonces no es ajuste, es ‘laburá más, agarrá la pala’”, celebra Rebord.

Lo cierto de este camino de ajuste implementado por Perón a la salida de la posguerra fue un intento de sostener al capital con un aumento de la productividad por la vía de aumentar la tasa de explotación de la fuerza laboral (con más trabajo por el mismo salario, o más horas de trabajo mientras crece la desocupación); implicando también el congelamiento de los salarios por dos años, el avance sobre las conquistas obreras, la represión a cualquier huelga, y una mayor injerencia de capitales norteamericanos en el país. En el momento actual, donde uno de cada tres trabajadores está sobreocupado y donde el pluriempleo aumentó un 25%, desde el 2018 hasta la actualidad, la apelación meritocrática de “trabajá más, hacé el esfuerzo” es una broma de mal gusto. Puesto a competir con los liberales en la seducción al capital, del apotegma de Moreno “el peronismo capitalista en la producción, justicialista en la distribución” solo queda la primera parte. Este planteo no es sólo una evocación a la doctrina sino que es parte del “consenso del ajuste” del que el peronismo forma parte. Bajo esta óptica, que asume que el país debe permanecer bajo la bota del FMI, el ajuste es inevitable. Y por lo tanto se trata de mantener lo más unido posible al peronismo, incluyendo a los sectores “dialoguistas” con Milei, bajo la hipótesis de un retorno electoral tras los destrozos de la motosierra y la licuadora. Esto se complementa, en el terreno de las direcciones sindicales y sociales, con peleas por separado ante cada ataque, diluyendo la fuerza de la clase trabajadora en alianza con otros sectores.

Esta adaptación a la agenda de Milei tiene otros ejemplos, como ocurre con la reforma laboral. Además de sindicatos como el SMATA, que ya han sido parte de acuerdos de flexibilización laboral en algunos sectores, la CGT estudia su propia versión de una reforma laboral bajo la lógica derrotista de ‘si la van a hacer, mejor que estemos nosotros’. La propia Cristina Kirchner, en su última carta, se mostró a favor de que Unión por la Patria sea parte de la discusión y negociación con LLA por una “modernización laboral” (y otros puntos como privatizaciones de empresas estatales). Esta asunción de parte de la agenda del gran empresariado, a tono con los sectores colaboracionistas del peronismo, también va acompañada de argumentos —algunos más espirituales, otros más terrenales— para la pasividad.

“A Dios rogando…” (pero yéndose al mazo)

En este cuadro hay mayor espacio para la prédica de Juan Grabois, quien hace años viene apoyando varios de sus planteos teóricos-políticos en sus creencias católicas. Como una importante metáfora, en la previa del Jueves Santo y mientras llegaban miles de mails despidiendo a estatales, Grabois le hacía leer la Biblia a Ofelia Fernández. El admirador del Papa le encomendó a su compañera de Patria Grande la lectura de las bienaventuranzas:

Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán. Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.

Sin faltar a la autorreferencialidad —él sería uno de los profetas colmado de insultos por La Nación y otros—, Grabois redobla su prédica de la resignación para los pobres que serán bienaventurados en un supuesto más allá. “Cargado de citas a Bergoglio, Jesús y con metáforas religiosas, Grabois hace una romantización de la pobreza, dónde invita a poner la otra mejilla, aceptando la miseria con felicidad”, señalan Ana Florín y Tomás Giusti en la reseña del último libro del referente de Patria Grande.

Este “poner la otra mejilla” de Grabois está ligado a su ubicación política como parte del peronismo. Tras la apuesta de “Juan XXIII” que lo llevó a ser una colectora de Massa, ya anunció su candidatura a diputado nacional para 2025 y también para las presidenciales del 2027. Ocupado en la interna peronista, donde todos apuestan a esperar mientras se destruyen las condiciones de vida del pueblo trabajador, Grabois está prácticamente borrado de las luchas contra el ajuste. Sin ir más lejos, en la última represión a las organizaciones sociales, atinó a tuitear compungido que acompañaba “pero desde otro lado”... como candidato.

Las fuerzas de la calle

Con la discusión sobre el desfinanciamiento de las universidades en el centro de la discusión política, algunos influencers han dirigido su crítica a ¡quienes prepararon la masiva movilización del 23! Frente a una campaña en redes para publicar fotos en la universidad, Mayra Arenas tuiteó: “Hay una épica mártir de resistencia llena plazas que a mí me da mucha paja pero que también es individualismo champán”. La noche previa a la movilización, Rebord ridiculizaba la propuesta de algunos de marchar llevando un libro, en un cosplay deslucido de “alpargatas sí, libros no”. Por supuesto, tampoco faltó el ataque a “los troskos”. La movilización en todo el país de más de un millón de personas marcó un parteaguas para el gobierno de Milei, mostrando una energía y voluntad de pelear contra su plan, siendo un fuerte revés para estas lecturas. Quiénes hablan de disputar la calle online con los liberales, terminan haciendo aguas cuando la verdadera calle irrumpe.

Estos razonamientos impostan una sobrelectura de “lo popular” o pretenden ser análisis sesudos —donde quienes los cuestionan son solemnes o triggereados [2]—, llegando al colmo de hacer hilos para justificar por qué la CGT no debe llamar al paro general. Esta realpolitik condimentada con “incorrección política” [3] es otra vía para justificar la pasividad y e impulsar un armado por la “unidad del peronismo”, postuladose una vez más para administrar el régimen moldeado por el FMI.

¿Enfrentar las ideas liberales sin enfrentar el plan de guerra de Milei?

Analizando los años del ascenso de la ultraderecha en Francia, Philippe Corcuff señalaba que uno de los mecanismos por los cuales la extrema derecha estaba ganando la batalla de ideas era por el “confusionismo”, producto de borrar la frontera entre derecha e izquierda como conceptos históricos-políticos. Corcuff concluye que el confusionismo beneficia principalmente a la extrema derecha, porque contribuye a la “legitimación blanda de las posturas y los temas procedentes de la extrema derecha”. [4]

En una entrevista reciente con Pedro Rosemblat, el artista plástico Daniel Santoro (proveniente de Guardia de Hierro, una organización peronista ortodoxa ligada al nacionalismo católico en los 60 y 70) insistía en que la distinción “derecha e izquierda no va más”, no era propia del peronismo y que había que buscar “heterogeneidad” y “ensuciarse”. Un planteo que Cristina Kirchner retomó en su última aparición. Esta discusión tuvo diferentes expresiones a lo largo de la historia del peronismo [5] pero siempre con el punto en común de ser una brújula que orienta siempre hacia la derecha.

Los llamados a volver a la doctrina y a la “batalla cultural”, con figuras derechistas y streamers que los suavizan para sus audiencias, se asienta en una explicación de “cómo llegamos hasta Milei” que deja de lado el propio derrotero del peronismo. El kirchnerismo emergió sobre la base de un ajuste previo, tomando algunas demandas progresivas como modo de recomponer al régimen impugnado en diciembre de 2001 y desvíar el proceso de movilización popular. Los años de asentarse sobre una base electoral que incluyó a sectores medios fueron agotándose al compás de los ajustes, por lo que el peronismo fue reordenándose para apoyarse en el poder territorial de los gobernadores y barones del conurbano, como así también de los sindicatos. Afectando cada vez más las condiciones de vida, el peronismo apostó a una épica de “derechos conquistados” que poco a poco perdieron una significación concreta para millones. De un “Estado presente” se pasó al “Estado que hace presencias”, como planteó Alejandro Galliano. Desde la “sintonía fina” de Cristina Kirchner hasta la gestión subsumida al FMI de Alberto Fernández y Massa como ministro, el peronismo se ofreció siempre como un administrador del ajuste y garante de una paz social a través del control burocrático de las organizaciones sindicales. Postulado desde hace una década como el “mal menor”, fue abriendo las puertas para el “mal mayor”.

Por eso, la actual “batalla cultural” corrida a derecha tiene el fin de marcar que la experiencia kirchnerista fue la excepción a la norma, que “el progresismo” es cosa de un pasado que no volverá y que son tiempos de ajustes. Este reordenamiento apunta a un presunto regreso electoral, con una unidad que incluya tanto a los “dialoguistas” con Milei como a los que dan discursos opositores y a las direcciones sindicales que limitan y atomizan las luchas. En simultáneo se asumen puntos de la agenda presentada por Milei y se comparte la necesidad de un ajuste sin alternativa al plan impuesto por el FMI.

Desde nuestro punto de vista, la pelea contra Milei debe combinar las redes y las calles, pero sabiendo que la resolución definitiva de las fuerzas se da en este segundo terreno. En los primeros meses de Milei, sectores de trabajadores comenzaron a enfrentar los despidos, cierres y el ajuste en los salarios, también durante el verano surgieron asambleas barriales, y ahora el movimiento estudiantil entró en escena con una masiva marcha federal. En cada uno de esos procesos la izquierda está en la primera fila, apostando a su desarrollo y coordinación. Además el Frente de Izquierda, que integramos desde el PTS, lleva adelante una constante lucha política contra el plan de Milei, lo que implica también una denuncia del rol de cómplices que asumen diferentes sectores de la oposición, incluyendo a los sectores del peronismo que parcializan las luchas y solo quieren que sean parte del desgaste del gobierno para poder recuperar base electoral. Estas peleas también están sustentadas por una lucha en el terreno de las ideas, defendiendo las perspectivas del socialismo frente a los ideas liberales que aplica Milei y también para superar la conciliación entre explotadores y explotados que plantea el peronismo desde sus orígenes.


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NOTAS AL PIE

[1En una columna de La Nación (26/04), la periodista Florencia Donovan afirmó que los dueños de Blender lanzarán otro canal de streaming de corte mileísta. “En las próximas semanas debutará un nuevo canal de streaming, ’Carajo’, diseñado a la usanza del público libertario, y tendrá entre sus figuras alguno de los tuiteros más reconocidos de la biósfera mileísta. Curiosamente, es de los mismos dueños de Blender, el canal que tiene entre sus estrellas a Tomás Rebord y en el que esta semana hizo su debut como bailarín de boliche el inefable Sergio Berni. En los negocios no hay grieta.”

[2Término inventado por seguidores de Donald Trump para calificar de una reacción “desmedida” a las críticas por el contenido que “políticamente incorrecto”.

[3Esta incorrección tiene un puntual sesgo contra el feminismo. Por ejemplo, en el último 8 de Marzo Rebord invitó a su programa al tuitero “Gordo Dan”, jefe de los trolls liberales y de reconocida misoginia, con la idea de “tender puentes”... hablando de Dragon Ball Z.

[4Ver Philippe Corcuff, La grande confusion. Comment l’extrême-droite gagne la bataille des idées, Paris, éditions Textuel, 2021.

[5Para profundizar en estos procesos recomendamos Cien años de historia obrera en la Argentina 1870-1969 de Alicia Rojo, Josefina Luzuriaga, Walter Moreti y Diego Lotito, junto con Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976 de Ruth Werner y Facundo Aguirre.
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Maximiliano Olivera

@maxiolivera77
Nació en Mosconi, Salta en 1989. Militante del Partido de los Trabajadores por el Socialismo (PTS). Miembro del comité editorial del suplemento Armas de la Crítica.