“En discapacidad hay ajuste, aunque lo quieren negar”, es la consigna de uno de los tantos carteles de las movilizaciones que vimos estos días. Tres semanas de marchas y organización en distintos puntos del país que ya están dejando huellas. Desde La Izquierda Diario acompañamos las convocatorias y publicamos algunas historias. Mamás de niñas y niños con discapacidad unidas a trabajadoras precarizadas.
Celeste Vazquez @celvazquez1
Martes 27 de septiembre de 2022 12:37
Fotos: Enfoque Rojo
Hace 10 años que Laura se pregunta cada tanto cómo sería vivir en un mundo donde las personas con discapacidad no tuvieran que vivir todo el tiempo de rodilllas, suplicando a obras sociales y prepagas lo que les corresponde. Ni más ni menos.
Sus respuestas varían según el estado de ánimo que tenga ese día y con lo que haya tenido que lidiar. A veces, conseguir un turno con dos meses de demora es suficiente para que se alegre un poco. “Hace un año y un mes que mi hijo, Ulises, que tiene parálisis cerebral espera la autorización de una cirugía para sus piernas. Le hicieron dos veces el pre-quirúrgico y dejaron vencer los exámenes. Dicen que tengo que seguir esperando porque hay muchos pacientes en lista de espera”. Anécdotas como esas, “tengo de a miles en estos 10 años”, me dice.
Una amiga, que atraviesa una situación similar, se lo vaticinó. “Mirá que un montón de veces te vas a preguntar ¿por qué a nosotros? Pero lo importante es que siempre sigas adelante".
Seguir adelante, es lo que hace Laura, todos los días. Lo que pasa es que muchos se la hacen muy difícil. Como dijo Nicolás del Caño, diputado del PTS en el Frente de Izquierda Unidad (FITU), en el Congreso nacional, “parece que a muchos no les interesa lo que les sucede a las personas con discapacidad”. Sus palabras corresponden a una sesión en la que su bloque presentó un proyecto de ley para declarar la Emergencia en Discapacidad, que tanto el oficialismo como Juntos por el Cambio se negaron a tratar. ¿Será por que ambos llevaron adelante un ajuste en ese sector? Antes el macrismo y ahora el Frente de Todos.
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Ulises tiene 10 años, cursa 5° grado en una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires a la que va contento porque ahí están sus amigas y amigos desde el jardín. Todos los días tiene la compañía de Natalia, su APND (Acompañante Personal no Docente) dentro del aula. Natalia entra un ratito más tarde adrede: “Llego a la escuela a las 8:30, cuando ya están en el aula. Lo hago a propósito, para que vaya adquiriendo cada vez más autonomía. Así está obligado a entrar solo, sacar los útiles, el cuaderno de comunicados y ordenar su mesa antes de empezar el día”.
Ulises depende mucho de Natalia. Trabaja con un contenido diferente al del resto de sus compañeros y sin ella en el aula se sentiría bastante perdido. “Lo ayudo a leer, porque lo hace con dificultad, a escribir, porque también lo hace con dificultad, y poder seguir el hilo de la clase que por lo general va a un ritmo que es muy rápido para él.”
Natalia tiene tres trabajos para poder vivir. “A la mañana integro a Ulises, a la tarde a otra nena y la nochecita atiendo algunos pacientes ya que soy psicóloga. Es la única manera de llegar a fin de mes” dice. A pesar de trabajar hace 6 años para un Centro de Integración, es monotributista. “Este laburo es así, tengo 30 años, nunca trabajé en blanco y siempre cobré meses después de facturar. Lo que pasa es que ahora ya es inaguantable la situación. Jamás tuve sueldo en enero por ejemplo. Me cargo de pacientes en la última mitad del año para poder vivir durante las vacaciones”.
Laura y Natalia se conocen desde hace 4 años y durante ese tiempo pelearon muchas veces juntas contra la burocracia del sistema educativo y de salud. “Muchas veces nos pusimos de acuerdo las dos para reclamar lo mismo y en el mismo momento. Así descubrimos que teníamos más respuesta”, dice Laura. Ahora fueron más allá. Siguen juntas con mucha preocupación la situación, se comparten noticias, novedades y hasta se movilizaron juntas en estos días.
"Escuché a una mamá de una nena con discapacidad que en una marcha de antorchas dijo al borde las lágrimas ‘Pensé que estaba sola, pero descubrí que somos miles y que la unidad hace la fuerza’. Y es así. Nuestra fuerza es la unidad entre todos. Por eso pienso seguir”, dice Laura.
En la última marcha, Laura se enteró de que ya hay niños que no están teniendo la compañía de su APND en el aula. Ni bien llegó, se puso a hablar Paula, mamá de un nene de 3 años con autismo. “Sancor Salud no le está pagando a la integradora de mi nene, que con todo el dolor del mundo tuvo que renunciar. Con la crisis que hay con el pago de las prestaciones no consigo una nueva”, le contó ni bien se saludaron y presentaron.
Esta situación empieza a repetirse. Y hay mamás a las que no les queda otra que ser ellas mismas las que acompañen a sus hijos en el aula.
"’Este año no hay acompañamiento y terapias porque el Gobierno no envía los fondos’. Esta es la denuncia de una de mis estudiantes de Fines mientra nos comentaba con mucha incertidumbre la situación que está atravesando con su hijo en el jardín 938 de Ferrari, Merlo. Ahora ella misma se tiene que quedar en las clases acompañándolo, preocupada porque esta situación afecta su integración y educación. Esto sucede mientras el gobierno de Massa-Alberto-Cristina y con el aval de la derecha, aplica duros recortes en discapacidad”, contó el concejal de ese municipio por el Frente de Izquierda, David Maidana.
Ahora ella misma se tiene que quedar en las clases acompañandolo, preocupaba porque esta situación afecta su integración y educación. Esto sucede mientras el gobierno de Massa, Alberto-Cristina y con el aval de la derecha vienen aplicando duros recortes en discapacidad.
— David Ezequiel Maidana ❤💚✊ (@DavidEzMaidana) September 22, 2022
Hay otros niños y niñas que si bien todavía no están en esa situación tan crítica, sí pueden estarlo el año que viene, ya que muchos centros de integración escolar están notificando a las familias que no renovarán las prestaciones con determinadas obras sociales y prepagas por la falta de pago. “El sistema educativo debería incluirlos e integrarlos de verdad. La escolaridad de un niño no puede depender de la obra social que tenga", le dice Paula a Laura mientras empiezan a marchar.
“En discapacidad hay ajuste, aunque lo quieren negar”
“En discapacidad hay ajuste, aunque lo quieren negar”, es la consigna de uno de los tantos carteles de las movilizaciones que vimos estos días. La palabra ajuste cobra valores más que concretos en ese caso. Y no hay muchos adjetivos que pueda encontrar esta cronista que ilustren mejor el terrible impacto de este ajuste que las historias de los y las protagonistas.
La movilización, unidad y organización desplegada en esos días es un aliciente. Una señal de que lo que se naturaliza desde hace años, no se naturaliza más. Lo que se aguantaba desde hace años, no se aguanta más. Algo está empezando a cambiar. Laura, Natalia, Paula, y muchísimos más, ya lo saben. De eso no hay vuelta atrás.