La absoluta indiferencia de la sociedad uruguaya ante los asesinatos, entre 2012 y 2013, de seis mujeres trans tiene que ver no solo con que eran travestis, sino también con que eran pobres. Esos asesinatos motivaron al director y al dramaturgo de la obra a investigar sobre el caso, sobre las familias de las asesinadas, y sobre otras situaciones de discriminación hacia los homosexuales.
Viernes 19 de junio de 2015
“En el documental de Santiago Loza Rosa Patria, que gira sobre la vida del poeta y activista argentino del Frente de Liberación Homosexual Néstor Perlongher, comenta Roberto Fogwill: “En esa época (década del 70 en Argentina) mis amigos homosexuales, junto a Perlongher, decían ‘somos putos, somos culastrones, ¡somos putas!’, pero no gays (...) Los primeros que compraron la palabra gay eran gente que unos años antes se hubieran llamado mod, gente que vivía para la indumentaria, el peinado, el arreglo personal. Y esa gente iba a una serie de boliches, uno era el Experiment, y otro era Patos, que era de un tal Patricio al que le decían Pato, que era un coronel del ejército, retirado. Esto para contarte que la noche gay de Buenos Aires estaba en un mundo de mucha tolerancia bajo la dictadura, no era el caso del mundo del homosexual de calle, que era el de Perlongher”.
Lo interesante de las palabras de Fogwill es que queda expuesto como incluso en una situación de dictadura fascista la mayor dificultad para las personas homosexuales no es su orientación sexual, sino la extracción social. La discriminación cambia según el homosexual dirija una compañía oficial de ballet o tenga que prostituirse a escondidas en un parque. En la obra que se acaba de reestrenar en el teatro El Galpón Seis-Todos somos culpables, Federico Roca y Fernando Rodríguez Compare se acercan a la realidad de homosexuales que se tienen que prostituir para sobrevivir, y la discriminación es doble, como es más intensa la soledad. La absoluta indiferencia de la sociedad uruguaya ante los asesinatos, entre 2012 y 2013, de seis mujeres trans tiene que ver no solo con que eran travestis, sino también con que eran pobres. Esos asesinatos motivaron al director y al dramaturgo de la obra a investigar sobre el caso, sobre las familias de las asesinadas, y sobre otras situaciones de discriminación hacia los homosexuales.
Pero también la “cultura de la impunidad” sobrevuela en la obra, solo uno de los seis casos ha sido resuelto, y no parece que a nadie le interese seguir investigando, por eso el actor que representa al padre de una de las asesinadas en una escena que simula un juicio oral mira al público y le dice: “yo no olvido, y no perdono”. Pero más allá de las situaciones que disparan al espectáculo, y de la clara intención por momentos de incomodar al público, de cuestionarle el lugar que ocupa en esa doble situación de discriminación e impunidad, la obra se sobrepone a prejuicios y dolor, y cual película de John Waters o de Pedro Almodóvar, se convierte en una fiesta, una fiesta con coreografías, parodias a programas religiosos y guiños cinematográficos, una fiesta que hace que el espectador transite por emociones encontradas, siempre intensas, y que salga de la sala siendo una persona distinta.
6Seis. Todos somos culpables. Autor: Federico Roca. Dirección: Fernando Rodríguez Compare. Elenco: Fernando Amaral, Giovanni Gianinno, Alicia Digliotti, Lucía García, Anselmo Hernández y Nino Márquez.
Funciones: miércoles 21:00. Sala Cero del Teatro El Galpón. Entradas $280