El 23 de noviembre fueron las votaciones para escoger directivas comunales, regionales y nacionales del Colegio de Profesores (CdP), que aglutina a más de 60 mil profesores.
Viernes 2 de diciembre de 2016
Cambio de ciclo político en profesores
Con cerca de 40 mil habilitados para votar, concurrieron más de 24 mil, cifra histórica que habla de una participación superior al 60%, muy por encima de las dos últimas elecciones. Estas son particulares ya que en 2014 y 2015 el movimiento docente salió a las calles instalando la agenda corta de 5 puntos (proceso conocido como “rebelión de las bases”) y rechazando la Carrera Docente del gobierno por medio de un paro que duró dos meses.
Ambas experiencias pusieron en cuestión la dirección de Gajardo y la Nueva Mayoría, pues su ubicación fue a favor del gobierno y de confianza en los parlamentarios. Hoy, cínicamente dicen que obtuvimos derechos cuando en realidad tenemos más agobio laboral, pues se reforzó la vapuleada “evaluación docente”. Muchos concurrieron a las urnas para rechazar una reelección del gajardismo.
La llamada “disidencia”, compuesta por antiguos dirigentes como Aguilar y Vásquez, más nuevas organizaciones docentes como el Movimiento por la Unidad Docente (MUD), Izquierda Libertaria e Izquierda Autonomista, capitalizaron el voto “anti-gajardo” bajo la promesa de cambios a la interna (en relación a la democracia del Colegio) y a la externa (en relación al gobierno): dos puntos críticos de la administración del Partido Comunista y la NM. Obtuvo más de 17 mil votos, ganando 7 cupos en el directorio nacional de 11 miembros.
Las demandas de los profesores y nuevos dirigentes
El triunfo de la “disidencia” es expresión de un nuevo ciclo político en profesores. Un gremio crítico de los últimos gobiernos, en especial de Bachelet, por el rechazo de todas sus demandas. Hoy por hoy, los profesores pelean por mejores condiciones laborales para una educación pública y gratuita de calidad como: 50/50 horas lectivas (en aula) y no lectivas (planificación), la reducción a 20 alumnos por sala, el fin de la inestabilidad (profesor “honorario”), ninguna evaluación punitiva, perfeccionamiento en horario laboral y financiado por el Estado, derogación y fiscalización de decretos que regulan la Educación diferencial, la jubilación por años de servicio, el pago de la deuda histórica, apoyo a la maternidad con jardines y salas cunas de calidad, extensión del post-natal, permiso para conformar comisiones de mujeres y comisiones éticas para desterrar el acoso.
Estas demandas fueron parte del programa que levantó la Lista D “Recuperemos el Colegio de Profesores”, única lista que no tenía algún dirigente de continuidad. A nivel nacional su único candidato Raúl Núñez Browton obtuvo 538 votos, una cifra que lo colocó como el onceavo dirigente más votado entre todas las listas.
A pesar de ser aún una joven, pero consecuente organización, la agrupación Nuestra Clase (principal organización de la Lista D) con Patricia Romo obtuvo la presidencia del Comunal Antofagasta (conocido sector de profesores “indignados”), y con María Isabel Martínez avanzó a tener 2 cargos en el directorio comunal de Lo Espejo. Ambas son dirigentas de Nuestra Clase, una organización que se propone unir a profesores tras las banderas de las demandas docentes, una educación al servicio de los trabajadores y la recuperación de los sindicatos y el Colegio, todo esto, como una pelea por conformar una izquierda de trabajadores a nivel nacional.
La “disidencia” a la cabeza del gremio: ¿qué hacer?
Ahora con Gajardo en minoría en el directorio y con nuevas organizaciones docentes haciéndose cargo de comunales y regionales, no hay excusas para evitar o detener los cambios. A nivel de política nacional se necesita recuperar una postura independiente ante los gobiernos empresariales de la derecha y la Nueva Mayoría, y precisamente se necesita crear desde ya un plan de trabajo nacional para desmontar la Carrera Docente de Bachelet; a su vez este plan debe proponerse detener la falsa desmunicipalización.
Este plan de trabajo debe contemplar la movilización, pues el gobierno y su parlamento no cederán tan fácilmente. Al interior del CdP se necesita un Congreso de Estatutos con centro en la participación de los profesores de base para una reforma que instale el mandato y la revocabilidad de todos los dirigentes, que los dirigentes nacionales no ganen más millones, sino el sueldo de un profesor de aula; una auditoría externa a la administración de Gajardo es necesaria, pero este Congreso debería resolver una comisión permanente de finanzas con apoyo técnico y control de profesores escogidos desde cada comunal. Ahora más que nunca se hace necesario romper con la tradición gajardista iniciando la Recuperación del Colegio de Profesores para los profesores de base. Nuestra Clase está por estos objetivos y está dispuesta a unir esfuerzos para conseguirlos.