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Red Internacional
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¿LA VICTORIA DE LA EDUCACIÓN? Docentes bonaerenses denuncian las mentiras de Scioli

Con una movilización a la cartera de Educación y un escrache previo a la campaña electoral del Frente para la Victoria, SUTEBA La Plata denunció la crisis estructural de la educación pública.

María Díaz Reck

María Díaz Reck Docente y congresal de Suteba La Plata

Viernes 28 de agosto de 2015 12:10

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La jornada de lucha del 27 de agosto empezó temprano. Como había sido votado en los días previos en las reuniones de delegados de SUTEBA la Plata, las y los docentes fueron a denunciar las mentiras del gobernador Scioli. Lo hicieron escrachando un enorme cartel ubicado sobre el camino Centenario (a la altura de 498), en el norte de la ciudad de La Plata.

Durante semanas y hasta horas antes de la manifestación docente, ese cartel publicitario (muy costoso, por cierto) lucía con el grandilocuente y mentiroso texto "La Victoria de la educación", con la fotografía de una niña escribiendo en un pizarrón y la leyenda “Scioli Zannini para la victoria”.

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"Curiosamente" en la madrugada del jueves el texto del cartel había sido retirado y los manifestantes se encontraron con una superficie pintada de naranja y un teléfono para quien quiera hacer publicidad. Más allá de la maniobra del sciolismo, las y los docentes decidieron realizar la tarea que se habían propuesto y dijeron su verdad.

Colocaron un cartel propio sobre esa superficie, donde denunciaron que Scioli impulsa “la destrucción de la escuela pública, la victoria de la educación privada, 60.000 docentes sin cobrar”. Así dejaron constancia frente a miles de automovilistas que pasaron esa mañana por el Centenario de que las escuelas se caen a pedazos, que la comida es totalmente insuficiente en los comedores escolares y que se mantiene los subsidios millonarios a la educación privada.

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Falsas promesas

Antes del mediodía, la jornada de lucha continuó con la concentración de docentes de La Plata, Berisso y Ensenada, estudiantes y padres en la Plaza Moreno de la capital bonaerense para movilizar a la Dirección General de Escuelas. En este caso la exigencia es por infraestructura. Más de veinte escuelas de la ciudad de La Plata están en condiciones deplorables, no tienen edificio propio o están sin aulas suficientes para albergar a los alumnos.

Scioli gastó millones en su campaña electoral. Cuando ésta estaba por arrancar, el 30 de junio, en el marco de una importante movilización, el subsecretario de educación de la provincia, Néstor Rivet, esparció promesas por doquier, prometió aulas, arreglos varios, comienzos de obras. Cosas que no sucedieron.

Lo que sí sucedió es que, por ejemplo, en el Normal 1 de la Plata se siguieron lloviendo los techos y se clausuraron varias aulas. En la secundaria 37 de Arana sigue faltando comida en el comedor, ya que no incrementaron los cupos como habían prometido, y ni noticias hay de la concreción del edificio nuevo para la escuela. En la secundaria 54 no se pudo dar clases durante varios días ya que no hubo luz ni agua, tampoco tienen teléfono ni se cumplió con lo pautado con respecto a los arreglos de infraestructura y mobiliario. La lista es larga.

Docentes y estudiantes denuncian la desidia y desinversión en materia de infraestructura educativa. Pero también denuncian que cuando finalmente se realiza algún tipo de arreglo, lo tercerizan, entregan las obras a empresas y mantienen ociosa la capacidad de trabajo de los compañeros de Mantenimiento de la Dirección General de Escuelas.

En el marco de la movilización de ayer se desarrolló una nueva entrevista con las autoridades. Y se escucharon, obviamente, nuevas promesas.

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Los trabajadores de la educación no se quedan quietos ni callados. Pelean en las calles, en las aulas, con creatividad, defendiendo la escuela pública y teniendo la certeza de que todo lo que se consiga va a ser a fuerza de lucha y de organización para defender la educación pública.

Y con estas manifestaciones alertan sobre la política educativa de Daniel Scioli, quien hoy se perfila como posible presidente, con lo cuál esa política amenaza con extenderse a todo el país, profundizada por el ajuste que planifican tanto él como Macri y Massa.