El jueves, el jefe de Gobierno porteño y la Ministra Soledad Acuña visitaron la escuela 12 del barrio de Colegiales. Reproducimos la crónica que relata una maestra de grado a propósito de la “visita” en el día de su cumpleaños.
Viernes 21 de septiembre de 2018 09:53
Ayer mientras me preparaba para ir a dormir, pensaba en cómo iba a hacer para llegar a fin de mes con los quinientos pesos que me quedaban en el cajero.
Me afligía la idea de no poder llevar a la escuela una torta para compartir con los chicos que siempre esperan entusiasmados mí cumple. Pero los quinientos no alcanzaban
El despertador sonó a las 6 como todos los días. Me levante, me bañe y me fui al cole. La sube que ayer le había cargado cien pesos ya estaba en cincuenta. Y yo seguía teniendo solo los quinientos.
Llegue al cole, tenía turno, alcancé a preparar mi mate, tomar algunos y a las ocho menos diez estaba abriendo la puerta para recibir a los chicos. ¡Feliz cumpleaños! dice mi compañera que estaba en la puerta, los chicos que pasan después con una hermosa sonrisa replican el saludo.
En la formación no faltó el canto del cumpleaños feliz. Al subir al aula, la clase empezó, los chicos como gran regalo se portaron mejor de lo normal. En una hora libre quise probar suerte y fui al cajero a ver si podía sacar un adelanto de sueldo, me cobran intereses pero quería tener algo de plata, no lo pude hacer. Yo seguía teniendo los quinientos.
De vuelta en el cole, toco el recreo y en el patio las cartitas no tardaron en llegar. Los chicos me preguntan si había torta, tuve que decirles que no.
Al medio día salí a las corridas para llegar con tiempo al otro cole. Mientras almorzaba en los diez minutos que tenemos, la directora nos cuenta que vendría el Jefe de Gobierno Horacio Larreta y la ministra de educación Soledad Acuña. Había mucho para decir: presupuesto, paritarias, comedores, viandas, unicaba. Los maestros y maestras estuvimos muy atentos y decididos: algo había que decir. Ellos no son bienvenidos en nuestras escuelas. Las horas pasaron y en la cuarta hora el timbre de la calle sonó. Entraron los señores del diálogo, a la dirección. Con varios compañeros y compañeras nos organizamos para esperar la oportunidad de hacerles saber nuestro descontento. Los señores del diálogo estaban ahí frente a nosotros y de mi boca no pararon de salir las palabras que formaban las ideas que habíamos pensado eran importante decir:
“Señora ministra, los docentes queremos que tenga en cuenta nuestros reclamos, queremos paritarias”
Ella respondió “Nosotros dimos aumento pero ustedes hacen paro”
“Nosotros tenemos derecho a hacer paro y a que ustedes nos escuchen igual”
La ministra dijo “si por su puesto” y atino a irse...
Le dije “aparte de eso también es importante que repare en las condiciones que hay en muchas escuelas públicas, la comida no es de calidad, a veces los chicos se quedan sin comer”
La ministra Acuña dijo “Pero estas hablando de otros colegios, porque acá no hay comedor”
“sí, acá hay comedor señora” respondí
Soledad Acuña 0 docentes 1.
Siguió completando la vuelta para salir por la puerta, Larreta la estaba esperando. Paseando por el patio Anita me mira y se anima a hablar “Señora ministra, reabran la mesa salarial que hay docentes que están por debajo de la línea de la pobreza”
la directora la frenó “ya está” dijo.
La visitas se fueron, los docentes intercambiamos sobre lo sucedido. Ana y yo nos abrazamos sabíamos que no había sido gran cosa pero algo había quedado en claro, que nosotros seguimos firmes, que no vamos a dejar que nos usen para la foto, para hacer demagogia. Que no nos olvidamos de que votan presupuestos bajísimos para educación, mientras cobran diez veces más que nosotros y no mandan sus hijos a la escuela pública. Yo seguía teniendo quinientos pesos en el bolsillo pero el corazón lleno de orgullo de saber que los docentes estamos dispuestos a seguir peleando para enfrentar el ajuste y los ataques a la educación pública.