Compartimos una carta que nos hizo llegar una docente, que trabaja en establecimientos de Agronomía, Devoto y Villa Crespo, con reflexiones sobre cómo se están discutiendo los paros en las escuelas.
Jueves 1ro de septiembre de 2016 12:30
Las medidas de la docencia van tomando fuerza y generan debates cada vez más profundos entre docentes y también con las familias. Un tema recurrente es el balance de las marchas divididas del último paro nacional, 24 de agosto, como así también el debate acerca de los descuentos y cómo hacer para que el reclamo por el salario que no alcanza no termine agravando la situación.
Pese a la adversidad, la organización dentro de la docencia, lejos de amenguar la lucha, comienza a hacerse cada vez más tangible y visible, con el apoyo de las familias. Así lo refleja Ludmila Pillado en la carta que nos envió a La Izquierda Diario.
"Dos días antes del Paro Nacional Docente del miércoles 24 de agosto, un compañero me sugirió redactar una nota para LID, socializando testimoniales de distintos colegas, de cara a la movilización de los educadores contra el ajuste, contra los tarifazos, y por la reapertura de las paritarias docentes -congeladas y devaluadas frente a una inflación en incremento constante-. Sin siquiera darme cuenta, el artículo tuvo repercusión, llegando a distintos ámbitos.
En la escuela de mi hija, dos madres (una de ellas, también docente) me indagaron acerca de la autoría de dicha nota, y estuvimos intercambiando ideas bastante empáticas en torno a los reclamos que los docentes venimos llevando adelante; demostrando esto que nuestras voces no sólo comienzan a ser escuchadas, sino también comprendidas por las familias de nuestros alumnos.
El 24 de agosto, en la puerta del Ministerio de Educación del GCBA, socialicé frente a muchos colegas, mi balance, personal e individual, sobre la situación de desorganización y fragmentación entre sindicatos. Considero que el colectivo de educadores no podemos permitir que los gremios y sindicatos nos dividan en la lucha, respondiendo a intereses políticos "de los de arriba".
Más allá de cualquier ideología o pertenencia partidaria de cada colega, frente al avasallamiento que lleva adelante tanto el gobierno de la Ciudad, como el Nacional, y el de las provincias (con el congelamiento de nuestras paritarias, con la precarización de fondos estatales destinados a la educación pública, con la edad jubilatoria, con los recortes de personal docente, con el no otorgamiento de licencias y con los descuentos frente a nuestro derecho a huelga); es indispensable que la totalidad de los educadores llevemos adelante un plan de lucha colectivo, y por ende masivo y sin las divisiones que desde las cúpulas de los gremios nos imponen, siendo éstos así funcionales al gobierno, y no a sus trabajadores, teóricamente "representados".
Todos los docentes debemos coincidir en nuestra lucha y llevarla adelante, ya que como vengo diciendo estos días, el despotismo del gobierno de turno, nos afecta a todos los educadores por igual, sin distinción de pertenencia ideológica.
Si bien sabemos que también es imprescindible que se respete nuestro derecho a huelga, -sin descontarnos presentismo, ni día laboral-, no podemos permitir que ese avasallamiento frene nuestra lucha; ya que, si cedemos frente a esta amenaza de descuentos, la no-reapertura de las paritarias terminará afectando nuestro bolsillo mucho más que cualquier descuento por día de paro. Vale aclarar que además de docente, soy madre de tres niños, "jefa" de hogar, con un ingreso docente de $9800 netos mensuales; sé lo que implica estar obligada a "arriesgar" mi presentismo y mi día laboral.
El plan de lucha que se comienza a visibilizar en las escuelas, incluye asambleas distritales, organizaciones de base desde las escuelas, y la intención de incluir a las familias de nuestros alumnos, como parte de la comunidad educativa activa en la lucha.
Tampoco podemos permitir que se demonice al docente que para y se moviliza, y se victimice a nuestros alumnos por "el día perdido de clases", ya que nuestros pibes son víctimas del Estado, que desprotege y minusvalora la educación pública.
Nosotros peleamos por ellos, llevamos adelante una lucha política. Le respondo, de paso, al Ministro Bullrich que sí, que efectivamente nuestra lucha es política; porque la educación sin lucha política que defienda nuestros derechos y los de nuestros alumnos no educa.
Esta semana, fui realizando "relevos" entre mis distintos colegas, asombrándome el incremento de adhesión para este próximo 2 de septiembre: muchas escuelas que no pararon ni el 11 de agosto ni el 24 de agosto, pararán; muchas escuelas que pararon en escasos porcentajes durante agosto, adherirán casi en su totalidad.
Esta tarde, mientras empapelaba con nuestras consignas la fachada de una de mis escuelas, algunas familias -que aguardaban la pronta salida de sus hijos-, luego de leer los carteles, se aproximaron y comenzaron a preguntarme acerca de la situación; y pude ver la empatía para con lo que yo explicitaba como docente, y la indignación frente a los atropellos que se están llevando adelante contra la educación pública.
Esto no sólo suma fuerza colectiva y organización, sino también explota el pecho de orgullo por ser docente, y por llevar adelante con compromiso, una lucha irrevocable.
Seguiremos parando, seguiremos movilizándonos, seguiremos manifestándonos, y seguiremos luchando".