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Red Internacional
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Chile

Chile. Documentos de lucha y represión

Las dictaduras del Cono Sur de América Latina tuvieron como objetivo derrotar la oleada revolucionaria de los años ’70. Los distintos movimientos tuvieron características particulares según cada país, pero también hubo denominadores comunes que atravesaron las fronteras.

Elizabeth Yang

Elizabeth Yang @Elizabeth_Yang_

Jueves 11 de septiembre de 2014

Un fenómeno muy importante se desarrolló en las formas de organización que alcanzó el movimiento obrero. En un mismo ámbito se unía la vanguardia de trabajadores con sectores importantes de las masas, obreras y populares. Fueron los cordones industriales en Chile y las coordinadoras en Argentina que representaban el nivel al que pudo llegar la autoorganización de los trabajadores en lucha.

Para enfrentar las tendencias revolucionarias, la burguesía y su aparato estatal, las Fuerzas Armadas, tuvieron que pensar y organizar un plan de represión efectivo, que también fuera más allá de las fronteras a pesar de las particularidades de cada país. Con este objetivo se creó el Plan Cóndor.

Con motivo del 11 de septiembre, fecha del golpe militar en Chile (1973), publicamos un fragmento de la carta pública que los obreros organizados en los cordones industriales le enviaron a su presidente Allende.

Compañero Salvador Allende:

Ha llegado el momento en que la clase obrera organizada en la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales, el Comando Provincial de Abastecimiento Directo y el Frente Único de Trabajadores en conflicto ha considerado de urgencia dirigirse a usted, alarmados por el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que creemos nos llevará no sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno, sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable y criminal.
Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democráticoburgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación. Pero ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése, ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará inevitablemente al fascismo. Por eso procedemos a enumerarle las medidas que, como representantes de la clase trabajadora, consideramos imprescindibles tomar. En primer término, compañero, exigimos que se cumpla con el programa de la Unidad Popular, nosotros en 1970, no votamos por un hombre, votamos por un Programa.
[...]
Le advertimos compañero, que con el respeto y la confianza que aún le tenemos, si no se cumple con el programa de la Unidad Popular, si no confía en las masas, perderá el único apoyo real que tiene como persona y gobernante y que será responsable de llevar el país, no a una guerra civil, que ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la clase obrera más consciente y organizada de Latino América. Y que será responsabilidad histórica de este Gobierno, llevado al poder y mantenido con tanto sacrificio por los trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales, a la destrucción y descabezamiento, quizás a qué plazo, y 5 de septiembre de 1973 a qué costa sangriento, de no sólo el proceso revolucionario chileno, sino también el de todos los pueblos latinoamericanos que están luchando por el Socialismo.
Le hacemos este llamado urgente, compañero Presidente, porque creemos que ésta es la última posibilidad de evitar en conjunto, la pérdida de las vidas de miles y miles de lo mejor de la clase obrera chilena y latinoamericana.

Sabemos que Allende no escucho este llamamiento, y sabemos del genocidio que padecieron los pueblos de América del Sur.

Los años que siguieron mostraron con ejemplos concretos la forma en que la represión empezaba a organizarse a nivel latinoamericano, los contactos entre los presidentes de Chile y Argentina, mostraron que nada fue improvisado. Los hechos históricos registrados en textos y fotografías, muy poco difundidos hasta el momento, son también documentos de esta historia.

En mayo de 1974 en la Base Aérea de Morón, el presidente Perón se reunió con el dictador chileno Pinochet, una clara demostración de apoyo a la dictadura. Para algunos historiadores como Eduardo Luis Duhalde este encuentro no fue protocolar, sino uno de los antecedentes del Plan Cóndor, que coordinaba las acciones de represión en ambos países.

Una muestra de esto fue el 30 de septiembre de 1974, cuando asesinaron al ex jefe del ejército bajo el gobierno de Allende, el General Carlos Prats, exiliado en Argentina luego del golpe, por una bomba colocada en su auto por agentes de la DINA chilena y que contó con colaboración de la CIA, la Triple A y las fuerzas represivas de nuestro país.

Al poco tiempo del encuentro de Pinochet y Perón, éste fallece. Pero siguiendo su política, Isabelita de Perón recibe al dictador chileno ahora para condecorarlo con la Gran Cruz de la Orden de Mayo al Mérito Militar. Un premio a un dictador sólo puede tener como objetivo fortalecer la represión.

Corría el año 1975 y Argentina se encaminaba hacia el Rodrigazo, nombre que se le dió a la caída del ministro de economía por una huelga general. La clase obrera argentina era el centro de la escena y tomaba en sus manos las riendas de la política. Ya la burguesía y el imperialismo yanqui empezaban a preparar el golpe con la represión sistemática de la Triple A.


Elizabeth Yang

Profesora de Lengua y Cultura portuguesa. Fundadora del PTS y columnista de la sección Cultura de La Izquierda Diario.

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