Asumirá como Juez de Cámara Nacional de Apelaciones de La Plata el martes próximo. La misma deberá definir acerca de la concesión de la prisión domiciliaria para el genocida Etchecolatz.
Domingo 14 de agosto de 2016 15:38
La Cámara Nacional de Apelaciones de La Plata, a cargo de definir la concesión de la prisión domiciliaria a Miguel Osvaldo Etchecolatz, terminará de conformarse la semana próxima cuando Alejandro Esmoris asuma como juez.
En sus antecedentes, se encuentra su actuación en 2009 como juez en la causa por las torturas y posterior desaparición de Carlos “Chiche” Labolita, en el marco de la última dictadura militar. En este caso, el tribunal, con el voto positivo de Esmoris, decidió la absolución del represor Alejandro Duret. Más tarde, la Sala 4 de la Cámara Nacional de Casación Penal revocó el fallo y lo condenó a 15 años de prisión. Sin embargo, en abril de este año decidieron su liberación justificándola con la aplicación de la derogada “ley del 2x1” que prevé garantías constitucionales para aquellos que se encuentran con prisión preventiva pero sin una condena. Como muestra del nivel de impunidad otorgado por Esmoris, dicha ley no se encontraba vigente durante la comisión del delito, el proceso o el tiempo que estuvo preso. Consciente de esto, mientras Duret iba a firmar su liberación, un fotógrafo marplatense quiso retratarlo y el represor contestó haciendo "fuck you".
Además, intervino en la megacausa contra los genocidas que actuaron en la Base Naval, la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina y la delegación Prefectura de Mar del Plata. El juicio se desarrolló en diferentes etapas y en el fallo dictado en febrero de este año donde se condenaba a nueve militares a prisión perpetua y otros tres a 8, 10 y 12 años, finalmente la mayoría salió beneficiado con el arresto domiciliario.
Desde el gobierno de Macri se viene impulsando una política de impunidad y reconciliación con los genocidas, un Gobierno que cuenta con un personal político y funcionarios adecuados para llevarla adelante. Claras expresiones de esto son las declaraciones escandalosas y provocadoras de sus colaboradores como el ex secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, o incluso él mismo refiriéndose a la dictadura genocida como “guerra sucia”.
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Si bien la concesión del beneficio de prisión domiciliaria a los genocidas se dio bajo el gobierno anterior, bajo el Macrismo esta política ha pegado un salto con las mas de 50 domiciliarias que en pocos meses han recibido varios genocidas, expresando en los hechos una avanzada hacia la impunidad. El hecho de que puedan andar libres y paseando a sus mascotas como recientemente se conoció con Luis Trillo, es una burla descarada y muestra los privilegios de los que siguen gozando.
En esta sintonía, la intervención del juez Alejandro Esmoris sobre la decisión de otorgarle el beneficio de la domiciliaria a Etchecolatz queda más que clara con su prontuario y resulta una pieza muy importante para concretarla.