La clase trabajadora de los barrios, donde la precarización es lo normal, ve una realidad diferente a la que muestran los grandes medios.
Viernes 16 de septiembre de 2016 19:15
En las últimas semanas un joven murió a manos de un médico, cuando a éste le intentaron robar el auto. Este hecho genero gran revuelo mediático. Un sector de la sociedad tomó posicionamiento rápidamente, pidiendo la libertad del médico entendiendo que fue en defensa propia.
Esta semana un carnicero persiguió a otro joven que le robó dinero, quien terminó muerto producto de que el carnicero lo chocó con su propio auto y algunos vecinos lo golpearan luego de ser atropellado.
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Este tipo de “justicia por mano propia” no hace más que recordar a otro momento histórico, en el cual eso era propio de una sociedad donde las leyes no estaban claras. En el feudalismo el campesino no tenía muchos mecanismos de defensa ni muchas maneras de hacer justicia en caso de tener algún problema con otro campesino. En todo caso quien decidía y quedaba sujeto a una cuestión personal y subjetiva era el señor feudal, o sea el dueño de la tierra. Por lo tanto era común hacer “justicia por mano propia” ya fuera por no estar conforme con la resolución del problema o porque nunca se había tratado el tema.
Desde ya en una sociedad piramidal como la feudal el campesino estaba abajo y no era importante qué pasara, sólo importaba que produjera lo que el señor necesitaba.
Mil años después, y con medios de comunicación mediante, los problemas de seguridad que sufren los trabajadores son tratados de una manera imparcial, como mínimo, y como máximo se estigmatiza profundamente a quienes viven en barrios precarios donde la necesidad es moneda corriente.
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Lo que se ve, pero no se entiende, es que los barrios donde los trabajadores sufren la mayor explotación y donde las necesidades básicas no están cubiertas, la realidad es dura. Barrios donde muchas personas no tienen trabajo, donde la oferta educativa es nula o casi nula por parte del Estado, donde la connivencia de la policía con el narcotráfico está a la vista de todos, donde se utilizan estas necesidades por parte de los punteros de los barrios para intereses políticos.
Todas estas realidades que arremeten contra los barrios precarios no son tomadas por los medios y quienes salen a juzgar rápidamente a cada hecho que sucede.
El problema de la “inseguridad”, como lo plantean los medios, es proporcional al nivel de pobreza que se vive en los barrios y el nivel de precariedad a los cuales los somete el Estado. En este sentido se puede decir que la “inseguridad” es inherente al propio sistema, al propio capitalismo, donde la pobreza, la explotación y la precariedad son ejes centrales de su funcionamiento.
No se hace apología de la delincuencia. Se reflexiona sobre las problemáticas de los jóvenes para quienes la única realidad que viven es delinquir, la violencia, etc. Problemas que hay que tener presentes a la hora de preguntar por qué pasan estos hechos, ya que la problemática está a la vista de todos.
Pero la solución planteada por los medios y algunos sectores es la muerte, como si de esta manera se pudieran solucionar los grandes problemas que se sufren en los barrios.
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La única salida para terminar con la pobreza, la violencia, la complicidad de la policía con el crimen organizado y todas las miserias de este sistema es cambiarlo de raíz por una sociedad sin explotación.
Ya se vio que repartir la riqueza o hacer un capitalismo más “humanitario” no es posible. Por lo tanto no es una vía para solucionar las problemáticas de los trabajadores y el pueblo pobre que viven la decidia del sistema y un aparato mediático y represivo que busca el enfrentamiento.