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Red Internacional
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Memoria, Verdad y Justicia. ESMA: Repudiable acto de exmarinos egresados en 1978 que reviven el Terrorismo de Estado

Los egresados de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), promoción 1978, se encontraron en el Centro Clandestino de Detención, pisoteando así la memoria de nuestros 30.000 desaparecidos. Una provocación que debe ser ampliamente repudiada.

Miércoles 22 de mayo de 2024 10:44

A vivo grito de la marcha de la Armada, "Valiente muchachada de la Armada./ Que lejos de amor y hogar./ Guardan la extensión del patrio mar;/ La furia de los vientos desatada./ No doblegará jamás a su corazón viril y audaz", recorrieron lo que fue el mayor Centro Clandestino de Detención, tortura y muerte de la genocida dictadura cívico-militar-eclesiástica. Se mofaron de los más de 5000 compañeros que allí sufrieron torturas, violaciones, vejaciones y muerte en la clandestinidad, amparados por la impunidad que les brinda el gobierno de Milei y la progenocida Victoria Villarruel. La apropiación de los bebés nacidos en cautiverio fue una de las prácticas habituales en este centro del horror. En la ESMA funcionó una de las maternidades ilegales más importantes de la última dictadura militar, la "pequeña Sardá", como irónicamente la bautizó el director de la escuela de mecánica Rubén Chamorro. Aún hoy, más de 400 jóvenes no conocen su identidad.

Los vuelos de la muerte fueron otro de los métodos organizados desde la ESMA, donde miles de personas fueron arrojadas vivas al Río de la Plata, semidesnudas y en estado de somnolencia producto de la inyección de Pentotal, para así borrar todo rastro de los cuerpos y los crímenes. Esta "Valiente muchachada" que volvió por estos días a la ESMA, hoy museo de la memoria, posó para las fotos junto al avión recientemente repatriado Short Skyvan PA-51 de la Prefectura Naval Argentina, utilizado para esos crímenes y, entre otros, para desaparecer a tres madres de Plaza de Mayo: su fundadora, Azucena Villaflor, y Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco. También se utilizó con las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet. Se sabe que el periodista, escritor y militante Rodolfo Walsh fue visto en la ESMA luego del operativo de la Armada que lo asesinó el 25 de marzo de 1977, pero no se han hallado sus restos.

A mediados de 2023, durante el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, y con el aval de la Secretaría de Derechos Humanos, se realizó un convenio entre el club River Plate y la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) para entregar parte de los terrenos de la ESMA a dicho club. Este convenio fue repudiado por una enorme cantidad de sobrevivientes, familiares de desaparecidos y organismos de derechos humanos independientes del estado, ya que en esos terrenos se realizaban los llamados “asaditos” en los que los genocidas incineraban los cuerpos de desaparecidos, y podrían allí estar los restos de Rodolfo Walsh.

Añorando los años del terrorismo de estado y el genocidio, respaldados por un gobierno abiertamente negacionista y reivindicador de aquella sangrienta época, pretenden pisotear la memoria de los 30 mil desaparecidos. El gobierno de Javier Milei, Victoria Villarruel y el responsable del Ministerio de Defensa, Luis Petri, deben dar explicaciones sobre por qué se permitió este evento, ya que desde que se declararon Sitios de la Memoria a “los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio", quedó prohibido todo evento que tienda a la reivindicación del terrorismo de estado.

Una vez más, las provocaciones del gobierno, que consideran que la memoria de nuestros 30 mil compañeros está a la venta, no hace más que fortalecer la lucha por enjuiciar a todos los genocidas y sus cómplices, exigir que se abran los archivos de la dictadura, que ningún gobierno quiso tocar, para saber dónde están los desaparecidos y qué hicieron con los 400 bebés apropiados que aún están siendo despojados de su identidad. Debemos exigir no solo explicaciones sino el repudio total y absoluto a estos hechos, y que nunca más un milico vuelva a pisar la ESMA ni ningún sitio de memoria o centro clandestino de detención. ¡Su único lugar es la cárcel!

Son 30.000. Fue genocidio.