Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (BM) y funcionario del Fondo Monetario Internacional, reconoció por fin los problemas de la economía mexicana.
Viernes 8 de mayo de 2015
Esta semana el gobernador del BM anunció durante la 25 Convención de Aseguradores de México que la economía mexicana ha presentado dificultades para alcanzar el crecimiento previsto para este año. Y aseguró: “la economía mexicana sigue creciendo, quizá a un ritmo menor del que teníamos esperado; la producción industrial no ha crecido tan fuertemente como nos hubiera gustado”
Desde hace varios meses los funcionarios dedicados a desarrollar y controlar la economía han querido hacerse de oídos sordos ante las múltiples advertencias sobre la debilidad de la economía nacional y sus repercusiones en la vida diaria de todas y todos los mexicanos. La baja en los precios del petróleo, la volatilidad de la moneda y la implementación de las reformas estructurales no parecen incentivos que propicien mejoras en la economía familiar.
Sin embargo, la economía familiar parece no preocupar mucho a los altos mandos de la economía nacional; el gobernador del BM nada dijo sobre las subidas de los precios en la canasta básica que ascienden al 30%, nada dijo de los recortes al presupuesto que se hicieron principalmente en gasto social, y nada dijo de cómo la clase política asumirá los costos de la política implementada.
Para el gobierno de Enrique Peña Nieto la reforma energética y la reforma hacendaria serían un gran incentivo para el crecimiento de la economía nacional, la inversión crecería y con esto los números mejorarían alcanzando un crecimiento de más del 3%. Esto no ha sucedido, la nueva perspectiva de crecimiento alcanza un 1.7% y definitivamente no llegarán beneficios para la población.
El sector clave para este gobierno y que han venido incentivando con la reforma hacendaria es el sector automotriz; las facilidades que dan a los inversores del sector para la instalación de plantas y para la puesta en marcha de las mismas ha generado crecimiento de la inversión pero sólo en detrimento de los derechos de los trabajadores y con bajísimos salarios.
Siguen siendo los más pobres los que pagan por las decisiones unilaterales del gobierno federal. Se impulsa la inversión extranjera y la apertura de sectores estratégicos para el crecimiento de la economía de México. Sin embargo, se ha puesto como garantía la calidad de vida de los trabajadores, sus condiciones laborales, sus derechos y hasta el propio territorio nacional.