En medio de una profunda crisis política, económica y social sin precedentes inmediatos, acrecentada por la ola de violencia y asesinatos políticos, Ecuador va a elecciones presidenciales de segunda vuelta este domingo 25 de octubre. Quien salga electo o electa solo completará el período de Guillermo Lasso, y en dos años, Ecuador volverá a nuevas elecciones generales, ya que éstas fueron convocadas luego del decreto de “muerte cruzada” del presidente ecuatoriano, cuando buscó evitar su destitución que era inminente.
Sábado 14 de octubre de 2023 17:51
Como recordaremos, luego de las elecciones en primera vuelta, pasaron al balotaje la candidata del correísmo Luisa González (Revolución Ciudadana) con el 33,25% de los votos, seguida por el empresario bananero Daniel Noboa (Acción Democrática Nacional) con 23,73% de los sufragios escrutados, y quien diera la sorpresa, pues de acuerdo a las encuestas lo situaban lejos de los candidatos favoritos. Desde las últimas elecciones regionales el correísmo venía levantando cabeza, devolviéndole el aliento y prefigurándose con un posible retorno al Palacio de Carondelet; pero se le cruzó Daniel Noboa, el candidato de la derecha con grandes expectativas, que buscó ubicarse por fuera de la grieta, pero su política es mantener las medidas de ajuste.
Una clara expresión que estas elecciones se realizan bajo una profunda crisis política y social, es que se realizan bajo el régimen de estado de excepción. Esto implica el despliegue de las Fuerzas Armadas, para apoyar a cerca de 60.000 policías a mantener el orden interno, y la suspensión de algunos derechos fundamentales como la inviolabilidad de domicilio. Guillermo Lasso decretó el domingo 8 de octubre la continuación del estado de excepción por “grave conmoción interna en todo el territorio nacional”, por 30 días más. El 10 de agosto pasado lo había decretado por 60 días, a raíz del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, ocurrido en Quito.
Ecuador vive el proceso de elecciones más violento de la historia aunado a la profunda crisis económica. De manera gráfica se refleja en que se ve a los candidatos en campaña con chalecos antibalas, rodeados de agentes policiales y militares vestidos de traje portando mantas balísticas y caminando a centímetros del presidenciable, vehículos blindados, anillos de seguridad con personal portando armas largas. Por eso, entre los grandes temas que se han cruzado en la discusión nacional, está el tema de la inseguridad y la situación económica.
La política del empresario Daniel Noboa y de la candidata del correísmo Luisa González
Daniel Noboa, quien aspira a cumplir el tan anhelado logró de conseguir la presidencia en la que su padre intentó en reiteradas ocasiones, cuenta con el respaldo de la alianza Acción Democrática Nacional y MOVER (ex Alianza País). En las declaraciones de Noboa salen a relucir sus posturas continuistas del programa neoliberal de Guillermo Lasso, además de desarrollar que el gobierno debe ser limitado y el Estado reducido, en contra de la educación y la salud pública. Se han desempolvado sus opiniones de apoyo a polémicos gobernantes o figuras políticas de extrema derecha, como Donald Trump, Jair Bolsonaro y el partido español Vox. Los Partidos Izquierda Democrática, Partido Social cristiano, Sociedad Patriótica han anunciado apoyo al candidato.
Además de las posturas propias de Noboa, tenemos a su candidata para vicepresidencia, Verónica Abad, con una clara postura de extrema-derecha conservadora, anti-popular y anti-derechos, que se describe como una mujer clásica y provida. Opina que las mujeres con hijos no deben ganar el mismo salario que un hombre que ejecute su mismo cargo o trabajo, pues las madres trabajan menos porque el rol materno exige más tiempo.
En la otra acera, el llamado retorno del correismo viene en clave más aggiornado. Luisa Gonzales, aunque quiere aparecer con un discurso “progresista”, en realidad está bastante distante de los viejos “progresismos” que le antecedieron en el continente. Para muestra, viene de realizar reuniones con el FMI y asegura que fortalecerá la dolarización. Ha manifestado que respetará la decisión de la consulta sobre el Yasuní, sin embargo, en reiteradas ocasiones expuso su postura pro extractivista, así mismo como el antecedente del ex-presidente Rafael correa que reprimió y criminalizó a las comunidades y pueblos indígenas que se oponían al extractivismo. Por otra parte, mantiene una postura anti derechos, en contra del aborto y a favor de la explotación de los bienes comunes naturales en el país.
En su búsqueda de alianzas, la candidata ha expresado que considera tener puntos en común con Leonidas Iza y buscó su acercamiento y con la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE); asimismo González no cierra la puerta a dialogar con todos los partidos. y movimientos, incluyendo a Construye, del ex-candidato Fernando Villavicencio quien fue asesinado a vísperas de las elecciones y fue uno de los principales opositores al movimiento correista. Con este movimiento, expresa que todo vale para la candidata del correismo, en pos de llegar al gobierno.
Una situación que deviene de las políticas de ajuste de la mano del FMI y la dolarización
La profunda crisis económica y social que tienen de telón de fondo de estas elecciones, deviene de las severas medidas de ajuste dictadas por el FMI y el mantenimiento de la dolarización, que se profundizaron de la mano del gobierno de Guillermo Lasso, pero que había anticipado el gobierno de Lenin Moreno que dejara el correismo. Lasso representó el regreso de la derecha al poder estatal y con él radicalizando las políticas de ajuste; todo un coctel explosivo de ataques generalizado a las grandes mayorías trabajadoras y populares. Por eso el descontento y las continuas protestas en el país, directamente relacionados con la adopción de estas políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los grupos económicos más poderosos, no se hicieron esperar.
Si Lasso consiguió mantenerse por más tiempo en el gobierno, fue por el respiro que le dieron las direcciones políticas, sobre todo de aquellas que se arrogaban dirigir las protestas, todo bajo el discurso del diálogo. Pero la crisis se fue profundizando, no solo por el descontento generalizado sino por la descomposición del propio gobierno de Lasso marcado por la corrupción, y el evidente desarrollo de la violencia tras el fortalecimiento de organizaciones del narcotráfico, en las que el propio gobierno se veía salpicado. De allí el decreto de “muerte cruzada” de Guillermo Lasso casi a mitad de mandato, una maniobra autoritaria y antidemocrática que permite la Constitución Nacional, decretando la disolución de la Asamblea Nacional, alegando “grave crisis política y conmoción interna”, y convocando a elecciones generales extraordinarias. Todo para evitar una caída abrupta que incluso podría implicarle, ya fuera del gobierno, cuestiones penales.
Es que las ilusiones que buscaron meter en el pueblo que, de la mano del FMI y la continuación de la dolarización, se saldría de la crisis, se desmoronaron rápidamente. La situación se profundizó, y con ello se fue agudizando la crisis social y la pobreza, con las consecuencias que afectaron y afectan directamente a la clase trabajadora y a los sectores populares. Esta situación es la que ha sido el caldo de cultivo para que proliferen el desarrollo de bandas delictivas, directamente relacionado con el deterioro de las condiciones económicas, que aprovechan la falta de oportunidades de estudio y empleo, especialmente entre la juventud precarizada. Bandas que tampoco podrían crecer sin vínculos con sectores del Estado, como los militares, policías, jueces y personal político de la corrupción.
Las incertezas del resultado electoral y la perspectiva para los trabajadores
Al momento de escribir este artículo, no es muy claro quién podrá ser el candidato o la candidata ganadora, incluso para las propias encuestas. Por eso la jornada del domingo, sobre todo al cierre de las elecciones, mantendrá a la población en vilo. Daniel Noboa representa al sector empresarial y de la derecha, continuador de las políticas de Lasso, que viene con todo un programa de ataque al pueblo. Pero la candidata Luisa González del correismo lejos está de representar una perspectiva para los trabajadores, trabajadoras, las mujeres, los pueblos originarios, los pobladores del campo, la juventud y la comunidad lgbti+, como ya se ha expresado con sus planteamientos políticos, económicos y sociales.
Lo que sí es claro es que el panorama político en Ecuador para la segunda vuelta electoral refleja el descontento imperante del pueblo que viene de sufrir severos ataques de ajuste. Las grandes mayorías trabajadoras, populares y explotadas del país aún tienen la agenda planteada y que pusieron sobre el tapete en los continuos levantamientos como el de octubre del 2019 y junio del 2022, entre otros. Por eso, deben exigir a las direcciones de los sindicatos, a las direcciones de los movimientos como de la CONAIE y otras direcciones de los sectores de masas, que dejen el conciliacionismo. Los trabajadores, los pueblos originarios y los sectores deben dar un basta a que la crisis caiga sobre sus hombros, y plantarse para que de una vez por todas la paguen los capitalistas. La clave está en organizarse de manera independiente confiando únicamente en sus propias fuerzas y levantar un programa de lucha desde abajo.