El matrimonio usa muy pocos artefactos eléctricos pero en abril recibió una boleta de $12 mil y en mayo de $ 19 mil. La respuesta de Edesur fue que “pague como pueda y luego reclame”.
Martes 12 de junio de 2018
Simple y sin vueltas discursivas. La mujer saca de su pequeña bolsita la boleta por casi $ 19 mil y confiesa, como si hubiera cometido un crimen atroz: “no puedo pagar la luz”.
La señora cobra una jubilación mínima y tiene a cargo en la obra social a su esposo , quien no pudo jubilarse por ser un trabajador no registrado y quedó desocupado por haberse lastimado los huesos.
Ella relata una odisea que, en los últimos tiempos se ha vuelto moneda corriente, entre empresas de servicios públicos y entes reguladores o defensorías para obtener, siempre, la misma respuesta brutal: “pague lo que pueda, señora, en cuotas”.
El matrimonio tiene y usa pocos artefactos eléctricos. Entre ellos una heladera vieja para mantener la insulina que debe usar el hombre. Es la confesión que hace la jubilada, intentando entender el monto de la boleta y evitar el maldito corte del servicio.
Miles de adultos mayores sufren de forma catastrófica el mezquino haber jubilatorio con el que deben elegir, al mejor postor, todos los días: comer, tener salud o pagar los servicios.
Las empresas fagocitan ganancias a través de los años y de los gobiernos, mientras los servicios son deficientes y los embaucadores de la “revolución de la alegría” junto a la guadaña del FMI festejan el feroz ajuste que cae sobre el pueblo trabajador. Como aquella diputada del PRO que festejaba por Twitter que una anciana de 93 años siguiera trabajando.
Todo no se puede. Quienes nos gobiernan han decidido que la mayoría no puede tener siquiera lo indispensable para vivir.
Quizás sea hora de que hagamos girar la rueda de este maldito sistema y decidamos que la crisis la paguen ellos.